Rouge
Sentado en la silla de mi escritorio, abro todos los cajones, buscando mi medicamento. Suspiro cuando al fin lo encuentro. Agarro mi botellita descartable, lleno un poco de agua en un vaso y me tomo la píldora. Miro el reloj, esperando que haga efecto.
Estoy muy estresado, las sombras que me persiguen no desaparecen, susurran, molestándome. Recuerda, no son reales, te lo dijo tu psiquiatra, son alucinaciones de tu mente, pronto se irán.
Vuelvo a mirar el reloj, los minutos me parecen eternos. Me sobresalto cuando oigo golpes en la puerta. Cuando reacciono al darme cuenta de que es algo de la realidad, me levanto de mi silla y me dirijo a abrir.
—¿Qué pasa? —le digo a Gini cuando la visualizo en el pasillo.
Me duele la cabeza, esas pastillas solo me traen punzadas, no arreglan mis problemas psicológicos.
Gini solo balbucea, así que miro las entradas en su mano.
—¿Me estás invitando a ir al cine? —consulto.
¿En serio cree que iré? Sé que desvaríe con lo del flechazo, pero esto es absurdo, mis sentimientos solo le pertenecen a Ginji.
Sigue balbuceando y chilla cuando se corta la luz. De un momento a otro me abraza, otra vez siento esa extraña sensación cuando estoy cerca de ella.
La necesito lejos.
—¿Podrías soltarme? —pido y me concentro en la oscuridad.
Es potente y maligna.
Necesito dejar de desvariar.
Gini se disculpa y hablamos un poco de Ginji antes de encaminarnos a resolver el problema de la luz.
Ojalá fuera algo normal, pero para mí no lo es, no desde hace mucho tiempo.
Ginji
Me entristece pensar que Rouge ya no se comporta como antes conmigo ¿Será egoísta querer tenerlo enamorado de mí para que me sonría? Creo que sí, pues yo no tengo sentimientos por él. Bueno, no es que sepa cómo es tener sentimientos por alguien, nunca he estado enamorado, solo he pensado en mi carrera. Tampoco es que tenga amigos, menos ahora, así que no tengo a nadie a quien preguntarle.
Me siento solo.
—No encuentro el problema, lo siento —se disculpa el técnico y cierra el tablero eléctrico—. Habrá que esperar a la central.
—Pero es problema del edificio —se queja Rouge—. Los demás sí tienen luz.
—Lo lamento, no puedo hacer nada. —Se levanta de la silla y se retira, llevándose su caja de herramientas.
—No estés triste, se arreglará —dice Rouge y me sobresalto—. Un día sin grabar no es para tanto —refiriéndose a la actuación.
—No, yo...
No estoy triste por eso.
—Volveré a mi casa ¿Te llevo? —Levanta las llaves de su coche.
—No puedo soportarlo. —Suspiro.
—¿Qué cosa? ¿No te gustan los autos? Aunque claramente sería extraño, viniste en el de Talk la otra vez.
—Eh, no es eso. —Siento que mis ojos van a humedecerse, voy a llorar y antes de que salga un sonido de mi boca, me la cubro con mi mano—. Yo...
—Este lugar es asfixiante. —Deja de mirarme, observando la oscuridad.
Con sinceridad no sé lo que está visualizando porque no veo nada, sin embargo mis emociones están tan desbordantes que no las logro parar, así que no presto mucha atención a nuestro alrededor. Es como si el ambiente provocara y multiplicara mis sensaciones. Me afecta de una manera indescriptible, crece sin control. No me siento para nada bien.
—Yo... yo sí soy Ginji —confieso, insistiendo otra vez—. Ayúdame, Rouge. —Me agacho y lloro en cuclillas sin poderme detener.
—¿Les ayudo? —Escucho la voz de Selenia y me paralizo—. Puede tener un trastorno, hay que llamar a un profesional.
Mierda, quiere cumplir su amenaza de enviarme a un manicomio. Le respondería, pero mis labios no se mueven, nada de hecho en mí lo hace ¿Es mi miedo o es algún tipo de magia? Siento tanta impotencia.
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La secta del cambio de género
ParanormalEn el pasado cuatro vidas fueron condenadas por el destino, lo que perjudicó por completo a sus reencarnaciones. Ginji, la puerta de todo, quien para entrar en el mundo del espectáculo se disfrazó de chica y fue descubierto, haciendo que el mal t...