Toco el timbre de Rou, pero no contesta. Talk espera apoyado en el capó de su coche y cruzando los brazos. Quisiera que ya se fuera. Me giro a mirarlo, lo voy a echar ahora mismo.
—Ya me trajiste, te puedes ir —le aclaro sin expresión en el rostro.
—Me iré en cuanto te atienda.
Bufo.
—Bien.
Oigo la puerta abrirse y me doy la vuelta, Rouge se da cuenta de nuestra presencia.
—Perdón, el timbre está averiado, escuché hablar —me aclara y luego alza la vista hacia Talk—. ¿Qué te trae por aquí?
—A Gini no le interesa el mundo del espectáculo —le contesta—. Pero te viene a visitar a ti, me parece tan raro —opina—. ¿De qué se conocen?
—No la conozco.
No puedo hablar con Talk presente, mierda.
—Necesito tu ayuda —le aclaro a Rou—. Aunque me gustaría hablar a solas.
—En este momento no estoy buscando artistas.
—No es sobre eso. —Frunzo el ceño y luego miro a Talk—. ¿Te puedes ir? Gracias.
—Como quieras. —Alza las manos de mala manera y se sube a su coche, para retirarse.
Una vez que oigo el ruido del motor y veo que se aleja, ya puedo sentir el alivio para continuar.
Los ojos grises de Rouge me observan de forma detenida, entonces decide aclarar:
—Señorita, si va a decir algo, dígalo ahora, mi estrella principal se encuentra desaparecida desde ayer y estoy muy ocupado con ese tema.
Trago saliva.
—Rou, yo... yo soy tu estrella desaparecida, soy Ginniska.
—Qué buen chiste —dice fríamente.
—¡Soy Ginji, lo juro!
Se ríe sin humor.
—El Ginji que conozco es demasiado sereno para que me ande gritando.
—Cualquiera puede alterarse cuando le cambiaron el cuerpo. —Bufo.
—Esta historia va de mal en peor. Llamaré a la policía, tal vez tengas que ver con su desaparición. —Se gira para adentrarse en su departamento y lo detengo, agarrando el chaleco de su traje—. ¿Qué pretendes? —Me mira.
—Te diré algo que sé que nadie más conoce. Estás enamorado de mí, pero te mantienes al margen, porque te aclaré que no me interesa relacionarme con nadie. Ahora solo te dedicas a mi carrera artística, ¿recuerdas? Soy tu mayor estrella, ayúdame.
—Estás demente, yo no soy gay, mi relación con Ginji es estrictamente profesional, no inventes —expresa algo nervioso y se afloja la corbata—. Ya lárgate de mi casa.
—Sé que pocos conocen ese dato de ti, así que es imposible que una extraña te lo diga. De verdad, créeme, una mujer loca me secuestró y me hizo esto. No sé cómo, pero juro que no estoy mintiendo.
—La loca eres tú. —Me empuja, para cerrar la puerta en frente de mi cara—. ¡Lárgate si no quieres que llame a la policía! —grita furioso.
Bufo.
—Mierda.
No lo convencí, aunque estoy seguro de que lo hice pensar, ya que decidió no llamar a las autoridades en este mismo instante, así que es cuestión de tiempo para que me busque.
Anoto la dirección y número de la tarjeta que tengo en la cartera, entonces dejo el papel debajo de la puerta, luego me dirijo al sitio que acabo de escribir. Aunque todavía no encuentro explicación sobre el nombre inventado que apareció en esa identificación.
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La secta del cambio de género
ParanormalEn el pasado cuatro vidas fueron condenadas por el destino, lo que perjudicó por completo a sus reencarnaciones. Ginji, la puerta de todo, quien para entrar en el mundo del espectáculo se disfrazó de chica y fue descubierto, haciendo que el mal t...