Capítulo 33

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Ginji

El agua del río fluye de manera fuerte, hay varios troncos flotando allí, todo es muy extraño. Con Talk que continúa en su forma de chica, alzamos la vista, viendo que de la catedral de la secta sale como un rayo negro, disparado hacia el cielo y llenándolo de oscuridad.

—Pienso que Odyssey no sabe que estás fuera de su mausoleo —opina la pelirroja y luego observa al río—. Y tampoco sabe que buscas la personalidad de Rouge en el agua.

—¿Crees que pueda encontrarlo?

—No sé, pero si es cierto que hay un portal aquí para encontrarlo, será mejor que te des prisa.

—¿Y qué hago? —consulto nervioso.

—Ni idea, es tu amorcito, yo tengo que ocuparme de esa nube negra. —Mira al cielo—. Se supone que es mi deber.

—¿Entonces? —Enarco una ceja.

—Tú tírate al agua, yo iré a avisar por los medios de comunicación, si todo sale bien, nos veremos en la estación de tren.

Asiento, entonces veo como se va corriendo y cambia de forma a una masculina, incluyendo la ropa. Wow, yo también hubiera deseado que mi padrino me deje cambiar cuando quiera. Maldita Selenia. Como sea, hora de rescatar a Rouge.

Me tiro al agua.

Raissa

Tarareo mientras limpio los platos en el fregadero y a su vez se escucha el sonido de la televisión de fondo. Me sorprendo viendo a Talk entrando al programa que están trasmitiendo ahora en vivo, así que presto atención.

—¡Escuchen! —le grita a los televidentes—. ¡Esa nube negra que está en el cielo, no es una típica tormenta, viene de la secta del cambio de género y todos serán consumidos por la oscuridad, quieran cambiar o no! —confiesa y algunos hasta se ríen.

Me quedo aturdida un poco por eso, luego reacciono cuando todos gritan, él acaba de convertirse en chica delante de las cámaras. Los que ven el televisor pensarán que es algún truco de magia, pero yo no. Se me cae el plato de las manos y se rompe en mil pedazos. Termino cayendo de rodillas al suelo, así que me las lastimo, pero no me importa.

¡¿Me enamoré de una chica?! ¡¡No puedo creer lo que estoy viendo!!

Se escucha una explosión y todo el que no le creyó, comienza a hacerlo. La gente empieza a cambiar de género, sentirse mal e incluso asustarse. Todo es un caos, las calles, en el programa, todo.

Rouge

El ambiente es por completo oscuro y solo navego en este río que no tiene ningún camino concluyente. Me sorprendo cuando veo a Ginji salir debajo del agua, me apresuro a agarrarlo y sacarlo de allí. Sonrío, entonces lo abrazo.

—¡¿Estás bien?! —grito preocupado.

—Sí, me tragué un poco de agua. —Se ríe, luego me mira fijamente, entrecierra los ojos y es algo incómodo de esta manera, pero luego vuelve a sonreír, así que me abraza—. ¡Sí, eres tú!

—¿Eh? Sí.

—¡Vamos, hay que irnos! —Se quiere tirar al agua, pero lo detengo.

—¡¿Estás loco?! No sabes qué hay ahí debajo.

Enarca una ceja.

—Vengo de ahí.

—¿A dónde vas? —consulto.

—Debo encontrarme con Talk —aclara y frunzo el ceño—. ¡Ya vámonos! —insiste.

—Pero aquí estoy bien —opino.

—Te dio fiebre, ¿o qué? —Pone su mano en mi frente, está tan cerca que lo besaría, entonces su mirada se cruza con la mía—. Hay que irnos —vuelve a insistir.

—¿Dónde es este lugar? —cambio de tema.

—Por lo que entendí, es donde Odyssey guarda tu personalidad ¡Si te saco, despertarás! —exclama emocionado.

—¿En dónde?

—Creo que él está en todas partes ahora, así que no importa dónde. O sea que saldremos del agua y yo supongo que pasarás conmigo, con cuerpo y todo. Él cambia de forma, pero ya te tengo —bromea.

—Va a volver —le aclaro—. Mejor me quedo aquí.

—¡Es lo que él quiere!

—¿Por qué viniste? —Lo miro extrañado.

—Obvio, me preocupo por ti.

Suspiro.

—No me digas eso.

Frunce el ceño.

—¿Por qué? ¿Por tus sentimientos? Olvídalos, tenemos cosas que hacer.

Me río.

—¿Qué te pasa?

—¡No sé! —Alza las manos—. ¡No tengo personalidad!

Vuelvo a reír.

—Claro que la tienes, nada más no la valoras.

Entrecierra los ojos y me mira fijo.

—¿Eres Rouge? —pregunta por las dudas.

—Claro que sí, solo que este lugar me trae calma y estar contigo más. —Acaricio su mejilla—. Así que espero trasmitirte algo de esa paz.

Sus mejillas se sonrojan.

—Sí que este sitio te hace florecer los pensamientos.

—Concuerdo, es extraño —opino—. Te sientes liberado.

—Exacto, parece el paraíso. —Se ríe, me abraza y se duerme.

Apoyo mi espalda en el tronco, entonces mantengo mi mirada en el cielo ¿Qué estoy haciendo? No nos podemos quedar aquí, eso sería muy egoísta y fantasioso. Cierro los ojos, entonces percibo el viento, el viento de la verdadera vida, hay que volver. Guío el camino hasta nuestro regreso. 

La secta del cambio de géneroDonde viven las historias. Descúbrelo ahora