Ginji
Un viento cálido, el dolor en mi cuello no existe. Toco la zona afectada, pero no hay ningún solo signo de aquello. Todo es blanco ¿Dónde estoy? ¿He muerto por la asfixia de Deon? ¿Será el cielo? No creo, sigo siendo chica. Me observo en el reflejo de la cristalina agua que aparece en frente de mí. Tengo un vestido blanco que también se mueve por la leve brisa y a pesar de la molestia de ver que no es mi género, siento la calma en el lugar.
Alzo la vista, entonces veo a Across, así que corro hasta él. Cruzo el enorme charco, chapoteando con cada pisada. El dios se mantiene sentado en su trono incluso aunque lo alcance.
—¿He muerto? —consulto con preocupación.
—No —niega moviendo la cabeza—. Todavía tienes oportunidad.
—¡¿Cómo?!
—¿Aún la quieres?
—¡¡Claro!! —Alzo más la voz.
—Entonces contéstame algo.
—¡Sí! —digo determinado.
—¿Vas a dejar que todos siempre decidan por ti?
Su pregunta me descoloca.
—¿Qué? Es lo que menos quiero —expreso en shock.
—¿Y entonces por qué lo permites?
Bajo la vista, triste.
—No me dejan.
—¿Quién dice que para tener una personalidad necesitas pedir permiso? Es tuya después de todo, tú tienes el control.
Vuelvo a mirarlo.
—Yo...
—Ginniska. —Me sobresalto cuando menciona mi nombre artístico—. Tú puedes ser quien desees, porque esa persona eres tú.
—Solo es una máscara.
—Entonces tienes muchas máscaras y todas son tú.
—Pero...
—Te lo voy a repetir —expresa severo—. Haz lo que quieras, cumple tu maldito deseo y solo hazlo, tú tienes el control.
Mi corazón se acelera de la emoción.
—Yo tengo el control —repito.
—Exacto. —Sonríe—. Ve y demuéstrale a Deon que su deseo no tiene validez, no puede hacerte desaparecer.
Reacciono.
"Deseo que tú desaparezcas", son las palabras de Deon, y los deseos de otros no tienen validez sobre mí si yo no lo permito, eso incluye mi identidad.
Comienzo a brillar y aparezco de nuevo colgando en la mano del dios del deseo. Sigue asfixiándome, pero la luz lo ciega mientras vuelvo a ser chico, entonces caigo al suelo cuando me suelta.
Me levanto rápido así que declaro:
—¡Yo voy a cumplir mis propios deseos, tu poder no me controla!
Deon retrocede sorprendido, su magia ya no funciona sobre mí. Grita furioso, por consiguiente elige cambiar de objetivo. El problema para él es que en la distracción de mi cambio, Raissa pierde contra Talk y este lanza el medallón al fuego, donde están todas las otras criaturas, llevándose así a Odyssey. Por lo tanto, Deon furioso y sin razón para quedarse, decide irse. Los padrinos también se retiran, pues no pueden hacer nada contra la inhibición de su poder que les trae la presencia de la guerrera.
—Hay que destruir este lugar —le aclaro a Talk mientras ayudo a Rouge a levantarse.
—Para nada, eso déjaselo a Isidor, ya no pueden hacer mucho sin su dios —declara mi amigo en su forma de chica, acto seguido cambia de forma, volviendo a ser hombre—. Ya era hora. —Mueve la mano y alza la vista viendo a su padrino, el cual sí conserva su poder, supongo que por ser su aliado.
Rouge suspira y declara:
—Nunca me he sentido tan libre de la oscuridad, pero creo que tú lo estás mucho más —explica por el gesto agradable que llevo en el rostro.
—Así es —contesto—. Me siento muy liberado.
A la mañana siguiente, todo ha vuelto a la normalidad. Con más confianza que nunca, regreso a la agencia, pero siendo Ginji, porque eso es en realidad lo que deseo ser.
Veo a Rouge sentado en la vereda, entonces camino hasta él y me siento a su lado.
—Hola. —Sonrío—. ¿Qué loco, no? Nadie recuerda lo que pasó estos últimos días, solo los involucrados.
—Parece que Isidor hizo las cosas bien, ¿y dónde crees que esté Talk?
—Se fue de gira, a vivir sus propias aventuras. —Me río.
—Genial. —Hace una pausa—. Qué triste que el amor te traicione.
—Es Talk, estará bien —opino—. Qué loco que te preocupes por él.
—Ya no tengo un ser monstruoso controlando mi cerebro. —Se ríe.
—Sobre eso... —Miro a la calle—. De algún modo sigues siendo él, solo una parte, pero lo más curioso es que tú sí conseguiste lo que él nunca logró.
Me observa, extrañado.
—¿Qué quieres decir?
Giro mi vista para mirarlo fijo, entonces me preparo para declarar algo que nunca pensé que diría, mientras mis mejillas arden y mi corazón bombea como loco.
—Ahora que me siento libre puedo admitirlo de manera clara, tú sí me gustas, Rouge, sí estoy enamorado de ti.
Fin.
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La secta del cambio de género
ParanormalEn el pasado cuatro vidas fueron condenadas por el destino, lo que perjudicó por completo a sus reencarnaciones. Ginji, la puerta de todo, quien para entrar en el mundo del espectáculo se disfrazó de chica y fue descubierto, haciendo que el mal t...