8.- Soledad, tristeza y agonía

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La noche era oscura y dos lunas se alzaban en el firmamento, en una pequeña cueva oculta tras un intenso matorral, Varasloth observaba detalladamente unas runas inscritas finamente en la pared de la reservada cueva, en su hombro un inconsciente Kai yacía desplomado.

Tras varias horas de inspección, Varasloth logró encontrar una pequeña runa que presentaba ciertas incongruencias con el estilo lógico y léxico del resto, al presionarla, está simplemente se introdujo automáticamente dentro de la pared para dejar un espacio vacío.

—¿Un cerrojo? — se preguntó.

Todo en la creación mantenía una correlación con el dualismo, todo tiene su contra parte, cielo y tierra, luz y oscuridad, bien y mal. Incluso en objetos tan básicos como estos la cuestión se manifestaba, un cerrojo implicaba una llave. Por eso, con su otra mano levantó a Kai y empezó a rebuscar en sus pertenencias, no obstante, a parte de su katana principal, sus diez anillos, sus ropas y algunos bolsillos para aperitivos, no había algún otro artefacto que se asemejase al de una llave o similar.

Varasloth miró al inconsciente Kai y recurrió a su gallina de los huevos de oro.

Su colase dividió nuevamente en tres filosas extremidades y una de ellas se clavó en el hombro de Kai profiriéndole un increíble dolor que lo hizo despertar de su forzada inconciencia.

Kai gritó de dolor, pero al advertir el lugar donde se encontraba cerró su boca y palideció al entender lo que estaba ocurriendo.

—La llave o muere—, dijo simplemente Varasloth, mientras que con una de sus poderosas manos le tapaba la boca y las otras dos secciones de su filosa cola apuntaba a su cuello y abdomen, rozando su piel levemente, generando el brote de un ligero y fino hilo de sangre.

Kai entró en pánico, con su boca tapada le era imposible si quiera intentar negociar con el hibrido. Y mientras intentaba con todas sus fuerzas evaluar su situación y posibilidades, otra de las secciones de la cola de Varasloth sin previo aviso se clavó ferozmente en una de sus costillas. Esta vez Kai ni siquiera pudo gritar y asimilar el dolor. Sudor frío recorría su frente y entendió que no tenía escapatoria, no obstante, solo él conocía el funcionamiento y lugar del escondite de la llave, por más que fuera torturado no sería asesinado. Debía resistir.

Pero todas sus esperanzas fueron destruidas al ver que Varasloth pareció haber leído su mente y sonriendo tranquilamente le comentó —También soy moderadamente versado en la necromancia y la lectura de almas, desconozco si funcionaran en un dragón, pero valdría la pena intentarlo. —

—"Imposible!, ¿No solo posee afinidad con el fuego sino también con las afinidades aberrantes de mente y muerte? ¿Qué clase de monstruo es este? ¿Habrá Las Sombras escuchado esto? ¡Este ser es un peligró, no debería existir! Sí gana más poder el orden sobre el caos perecerá, ¡las Sombras deben detenerlo!"—, pensó horrorizado Kai por lo que una existencia como Varasloth significaba para el orden natural del balance de poderes existenciales.

Y, lamentablemente para el destino de incontables seres, desde el momento en que Varasloth y Kai entraron a la cueva, la visión de Las Doce Sombras fue bloqueada. Ninguna de ellas había escuchado las palabras de Varasloth y hasta entonces, solo conocían su curiosa habilidad de imitar la invisibilidad de una bestia menor y la posibilidad de usar magia original afín al elemento fuego.

Durante muchos años en el futuro, miles de existencias supremas divagarían y encontrarían locura en una simple pregunta, ¿Qué hubiese ocurrido si en dicha prueba, el real potencial de Varasloth hubiese sido advertido a tiempo?

Más ahora, Kai podía sentir como su sangré corría hacía el suelo y se debilitaba más y más. A diferencia de su primer encuentro con el híbrido, su condición era deplorable, esas heridas y la pérdida de sangre continua podrían ser en dicha situación letales. No obstante, aun así, perder su única carta de juego probablemente significaría la muerte, no tenía otra opción que resistir.

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