11.- Empatía

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El inmenso cuerpo de la serpiente yacía en el suelo ardiendo, cuando La Décima Sombra contestó, —Por supuesto, no olvides retirar también el núcleo de mana de la bestia. —

Varasloth se acercó a la bestia y pudo apreciar de entre los restos una piedra preciosa de brillante color azul que poseía una forma anormal pero emitía una gran concentración de mana, —"¿Esté debe ser el núcleo?"—, se dijo asimismo. Era la primera vez que veía uno, en su antiguo plano menor, había escuchado de dichos núcleos, más nunca se le había permitido absorber alguno. El águila antes cazada, no había presentado un núcleo como la serpiente, al parecer solo determinado tipo de bestias poseían este tipo de núcleo, muy probablemente aquellas afines a la magia.

Varasloth guardo el núcleo para estudiarlo más adelante y procedió a mirar a Kolacris y La Décima Sombra, para preguntar secamente, —¿Y ahora?—

Varasloth nunca había aceptado ayudar a Kolacris ni a La Décima Sombra, de hecho, todas las confabulaciones y manipulaciones reveladas tenían poco que ver con él. El agradecimiento de la dragona era aceptable, más Varasloth nunca había tenido intenciones solidarias con ella, era la intervención y hostil intención por parte de Kai, las que desembocaron en el curioso desenlace que se presentaba en su delante. Asimismo, el poder y la voluntad de La Décima Sombra jugaban un gran papel en la toma decisión de Varasloth en el presente momento.

Amar los misterios del mundo y adorar los nuevos conocimientos que este ofrecía era parte de la naturaleza de Varasloth, más la anormal cantidad de variables presentadas en esta situación, lo introducían en una situación complicada. Parte de él, deseaba partir inmediatamente de ese lugar, estudiar y asimilar los nuevos conocimientos u objetos adquiridos hasta saciar su hambre de información para comenzar ordenadamente de nuevo, pero la toma de dicha decisión y acción ya no solo dependía de él.

La Sombra pareció entender lo que surcaba por la mente de Varasloth y mirando a Kolacris dijo, —Hija de La Primera Luz y La Última Luz, mi parte ha sido cumplida, la oportunidad se te ha presentado. Los términos y condiciones de tu rescate no son de mi incumbencia ni pertinencia. Me retiraré.—, luego volteó a ver a Varasloth y dijo,—Muchacho, antes de mi partir debes saber dos cosas que observó en ti, en primer lugar, nuestros caminos se volverán a encontrar y mi ayuda te será fundamental, dejaré con Ruth una forma de comunicación para cuando el destinado momento se presente, y en segundo lugar, trata de no asesinar a los demás candidatos si puedes—sonrió incómodamente—, cada uno de ellos mantiene cierto tipo de vínculo con La Sombra que los presentó y acabar con sus vidas, significaría ganarte una enemistad innecesaria con ellas.—

Varasloth asintió respetuosamente, agradeciendo las palabras de La Sombra, si bien en su naturaleza la arrogancia abundaba, sabía reconocer un consejo y aceptar ayuda si la situación lo ameritaba.

Kolacris miró a Varasloth nuevamente de manera complicada, mientras Ruth caía al suelo y una sombra desaparecía de ella. Sus tiernos y grandes ojos habían regresado a la normalidad y se veía confundida. Merua, se acercó a ella para explicarle lo ocurrido.

—Descendiente de mi raza...—, empezó Kolacris, más se detuvo incómodamente al darse cuenta que desde el inicio de su encuentro se había referido a su salvador denominándolo como, "descendiente de mi raza o linaje", lo que implicaba que nadie en el salón conocía su real nombre. Para La Décima Sombra, no existía problema alguno, dado que, en comparación con su nivel de señoría y estatus, Varasloth era técnicamente un niño. No había razón real para aprender el nombre de un niño, pero Kolacris estaba a punto de pedir un enorme favor y básicamente su futuro dependía de que Varasloth aceptara ayudarla.

La denominación de descendiente de mi raza, para cualquier otro híbrido o ser con sangre draconiana, significaba un enorme orgullo y honor, demostraba que el linaje primigenio reconocía la sangre que portaba y sus capacidades. Más Kolacris tuvo que ceder ante la complicada situación, y lentamente preguntó, —¿Puedo saber cómo te llamas, descendiente de mi raza? —

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