Rose se echó hacia atrás en el asiento.
—¿Te has vuelto loca? -Sí, bueno, podía haber sido un poquito más amable.
—Escúchame...
—Bueno, yo ya sabía que estabas un poco loca. Eso de meterte en edificios en llamas y tal, pero esto... -Sí, seguía siendo muy amable. —¿O estás de broma? Porque esto no tiene ninguna gracia.
—No estoy de broma. Y si dejas que te explique...
Pero antes de que pudiera explicar nada, se acercó la camarera con su cena.
Rose se mantuvo en silencio mientras distribuía los platos, mirándolo como si quisiera acusarlo de desacato.
—Muy bien, habla —le espetó cuando se alejaba la camarera—. Pero no voy a creer que albergas el secreto deseo de atender a una embarazada.
Lisa la miraba, muy seria, estudiándola.
Con su complexión de porcelana y el largo pelo negro tendría que estar muerta para no darse cuenta de lo guapa que era. No se parecía a las mujeres con las que ella solía salir pero, por alguna razón, despertaba su interés. Inteligente, sexy, fieramente independiente... Era un reto, una mujer que siempre resultaría interesante sin ser exigente emocionalmente.
Aunque ni se le ocurriría intentar ligar con ella en aquel momento.
—No tendríamos que vivir juntos, pero podría ayudarte. Jisoo y Jennie están preocupadas por ti.
Rosé levantó los ojos al cielo. —Jisoo y Jennie siempre están preocupadas por mí. Si no fuera por esto sería por otra cosa... el barrio en el que vivo, las horas que trabajo. Jisoo siempre se preocupa por todo.
—Pero esta vez se siente responsable. Te guste o no, tu vida va a cambiar y yo puedo ayudarte. - dictamino Lisa
—¿Y en qué sentido crees que necesito ayuda? - Cuestiono
—En lo que sea. Puedo ayudarte en las compras, hacerte la colada, cocinar. No tienes que hacerlo todo sola por cabezonería.
—No estoy siendo cabezota, es que puedo cuidar de mí misma. No soy problema tuyo y... nada de esto tiene que ver contigo.
—Venga, por favor. Hasta tú tienes que admitir que esto tiene algo que ver conmigo.
La menor hizo un gesto con la mano. —Sí, sí, tú has colaborado, naturalmente. No quiero desdeñar tu contribución, que consistió en encerrarte en una habitación durante veinte minutos, con un vaso de plástico en una mano y en la otra... —Rosé no terminó la frase—. Pero yo diría que has hecho más que suficiente. Esto es responsabilidad mía.
—En serio, Rose, no tienes que hacerlo sola.
—Tengo que hacerlo. -Ella se aclaró la garganta.
—Pero...
—Mira, aunque tus intenciones sean buenas, estamos hablando de seis meses de tu vida. Te aburrirías de jugar a las casitas. - le interumpio
—No...
—No lo decía como un insulto —le aseguró —. Estamos hablando de medio año. Medio año dejando de hacer las cosas que haces normalmente para atender a una mujer embarazada. Tendrías que ser una monja y, seamos serias, no lo eres.
—No tienes ni idea —murmuró Lisa, incapaz de quitarse de la cabeza las cosas que le haría a aquella charlatana.
—Precisamente. ¿De verdad crees que podrías pasar tus horas libres haciendo mi colada en lugar de salir por ahí con tus amigos? Ahora mismo, esto del embarazo te parece muy interesante, pero te aseguro que la novedad pasa pronto.
—Y crees que cuando haya pasado la novedad, no cumpliré con mi palabra.
—Mira, no me apetece depender de nadie que luego me deje colgada.
Lisa se echó hacia atrás en el asiento. —No tienes una buena opinión de mí, ¿eh?
—No te lo tomes como algo personal. No tengo una buena opinión de casi nadie.
—Ésa es una actitud muy cínica. - Lisa levanta una ceja
—Cínica no, realista. Veo lo peor todos los días en el Juzgado. Sé de lo que son capaces los seres humanos, cómo se hacen daño, cómo se traicionan, se matan... incluso entre personas que dicen quererse. Si he aprendido algo después de cuatro años como juez es que la única persona en la que realmente puedes confiar es en ti mismo.
—¿Y Jisoo y Jennie?
—Claro que confío en ellas. Pero no espero que cuiden de mí. Especialmente ahora que van a tener un hijo propio. No te preocupes, yo sé cuidarme, lo he hecho siempre.
Y, después de decir eso, sacó un billete de veinte dólares del bolso, lo dejó sobre la mesa y se levantó sin decir una palabra más.
Lisa miró el billete, percatándose de la ironía. Aquélla era la primera vez que intentaba comprometerse con una mujer y ella ni siquiera le dejaba invitarla a cenar.
Sonriendo, sacó el móvil del bolsillo y llamó a Kim.
—Tenías razón.
—Ya te dije que no iba a aceptar.
—Yo creo que se ha sentido insultada.
Jennie soltó una risita. —Pues claro. Básicamente, le has dicho a una mujer adulta, una juez para menos, que no puede cuidar de sí misma.
—No exactamente. Pero yo creo que no le caigo bien.
—No, seguramente no.
Genial. De todas las mujeres que había conocido en su vida la única a la que no caía bien era precisamente la que esperaba un hijo suyo.
Cuando se conocieron, ocho años atrás, ella era mucho más joven y mucho más tonta. Demasiado joven como para saber que a algunas mujeres la simpatía y la caballerosidad les parecía una mezcla sospechosa.
Lisa se llevó una mala impresión entonces y nunca había hecho ningún esfuerzo para demostrarle que no era una completa estupida.
—¿Y qué vas a hacer ahora? —preguntó Jennie.
—No puedo hacer nada. La pelota está en su tejado. ¿Por qué no es como Jisoo?
Jisoohabría aceptado mi oferta.
—Jisoo es una mujer de una sola cara.
Rose también, pensó Lisa, mientras volvía al coche.
Rosé Park no se parecía a ninguna mujer que hubiera conocido. Dura, cínica, cabezota. Madre mía, qué cabezota era.
Ella sabía que necesitaría ayuda durante los últimos meses de embarazo, pero no tenía ni idea de cómo convencerla. Aun así, la admiraba por su independencia. Era una mujer compleja e interesante. Muy interesante.
En aquellas circunstancias, seguramente debería darle las gracias al cielo porque hubiera rechazado su oferta. Lo había intentado, al menos. Jennie no podía echárselo en cara.
Entonces, ¿por qué no podía quitarse de encima la impresión de que algo se le había escapado de las manos?
No podía explicarlo. No podía explicar por qué quería estar con ella durante el embarazo.
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Madre de Alquiler - Chaelisa
FanficRESUBIDO ____________________________________________ Era la madre de su hijo, era su esposa... pero era algo mucho más complicado que eso. Lisa se había casado con Rosé, pero sólo para salvar su carrera profesional de mentiras inventadas por motivo...