No hablemos de eso.

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No tenía tiempo para fantasear con Rose. Además, ahora que había conseguido que ella se relajara un poco, no quería estropearlo. Quería hacer las cosas bien. Quería ayudarla, maldita sea.

—Tiene que haber algo... Cuando yo volvía de algún incendio tampoco podía dormir porque me salía la adrenalina por las orejas.

Rosé soltó una risita. —Bueno, yo acabo de apagar una vela... pero me parece que no es lo mismo.

—Estás en el segundo trimestre del embarazo, ¿verdad?

—Estoy en la semana diecinueve, sí.

—¿No es ahora cuando se supone que deberías estar llena de energía? ¿Dispuesta a limpiar como una loca o algo así?

—Sí, la teoría del nido y todo eso. - dijo Rosé fastidiada

—Exactamente. Jennie me ha dicho que durante ese mes Jisoo la sacaba de quicio. Por lo visto, ordenó todos los armarios de la casa y le obligó a pintar todo lo que no se moviera.

—Ah, ahora entiendo el mensaje que me dejó la semana pasada. Quería que abriésemos las cajas en las que guardamos las cosas de nuestra madre adoptiva.

—Entonces, seguramente a ti te pasará lo mismo. Por eso no puedes dormir.

—Ya, claro. Pero el problema es que yo no tengo que hacer ningún nido. Tengo una casa que podría pintar y reorganizar pero ¿para qué? El niño es de mi hermana.

Lo había dicho casi como si lo lamentara...

—¿Te lo estás pensando?

—¿Qué, lo de quedarme con el niño? No, en absoluto —contestó Rosé—. ¿Tú no habrás pensado...?

—No, por favor —contestó Lisa. Aunque no era cierto del todo. Lo había pensado. Pero, ¿qué podría ofrecerle a un niño una mujer como ella que no pudieran ofrecerle Jisoo y Jennie? —Seguro que tú no quieres...

—Definitivamente —contestó Rosé.

—Muy bien.

—Jisoo y Jennie insisten en que deberíamos considerarlo, pero yo ya he tomado una decisión.

No era asunto suyo, pero Lisa no pudo evitar pensar en voz alta —Yo sé por qué ni siquiera he considerado el asunto. Mi padre tuvo que criarme solo y no le resultó fácil, pero tú... ¿por qué no quieres pensarlo?

Rosé se encogió de hombros. —Algunas mujeres tienen instinto maternal, otras no.

—¿Y tú crees que no lo tienes?

—¿No te parece evidente? - dijo con sarcasmo

—¿Por qué dices eso?

Rosé hizo un gesto con la mano. —De todas formas, estar todo el día sentada en un Juzgado no es precisamente un trabajo lleno de energía. Supongo que me vendría bien reorganizar un poco la casa...

Lisa soltó una risita.

—¿Qué?

—¿Qué vas a reorganizar? ¿Vas a colocar los DVD por orden alfabético? ¿O quizá por géneros? ¿Piensas agrupar las velas sobre la chimenea por colores? - se burlo Lisa

—¿Por qué dices eso?

—Rosie, por favor, esta casa es el paradigma del orden y la limpieza.

—Sí, bueno... ¿qué hacías tú antes para relajarte, cuando eras bombera? Además de beber y darte baños de espuma, claro.

—Los bomberos no se dan baños de espuma.

—Pues qué pena. Se perdéis uno de los grandes placeres de la vida.

Madre de Alquiler - ChaelisaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora