A pesar de su determinación de olvidar el asunto, Rosé seguía pensando en la conversación con su hermana al día siguiente, mientras intentaba terminar un informe. Eran más de las seis y casi todo el mundo había salido del Juzgado, pero ni siquiera el silencio le permitía concentrarse.
¿Cómo no iba a pensar la oferta de Jisoo de quedarse con el niño? Rosé se llevó una mano al abdomen, pensativa.
Su hijo.
Se le hizo un nudo en la garganta y, por una vez, no intentó contener esa emoción. ¿Qué pasaría si se quedaba con el niño?
Inexplicablemente, no le parecía tan horrible. Era como si quedarse con su hijo hubiera sido lo que, inconsciente, deseaba hacer, aunque la lógica le decía que eso sería una irresponsabilidad.
Pero amaba a aquel bebé que crecía dentro de ella. Aunque aún no sabían si era niño o niña, el instinto le decía que iba a ser una niña. Y había seguido a pies juntillas los consejos de su ginecólogo para asegurarse de que nacía sana. Sí, aquella iba a ser la niña más sana del mundo. Y, si estaba en sus manos, tendría siempre lo mejor.
Eso incluía la mejor familia. Rosé sabía, sin la menor duda, que Jisoo sería mucho mejor madre que ella. Algunas mujeres, como su hermana, estaban más capacitadas para ser madres que otras. Y estaba segura de que ella era de las segundas.
De repente, enfadada consigo misma por darle tantas vueltas al asunto, guardó los papeles en el maletín y salió del despacho. Pero el rápido paseo hasta el aparcamiento no alivió su irritación.
Y cuando se encontró con Lisa apoyada en su auto, la irritación se convirtió en enfado.
No sabía qué era, pero había algo en Lalisa Manoban que la sacaba de quicio. No era sólo la seguridad en sí misma, un rasgo del que había aprendido a desconfiar mucho tiempo atrás. Quizá era su mirada sensual, que parecía desnudar a una mujer y hacerle el amor al mismo tiempo, quizá la testosterona que parecía emanar por todos sus poros.
Era demasiado todo. Demasiado machita, demasiado encantadora, demasiado guapa. Y demasiado engreída.
—¿Qué haces aquí?
Lisa llevaba unos vaqueros gastados que se ajustaban a sus muslos. Su única defensa contra el inusual frío de aquel día de mayo, una camisa de franela sobre un top crot.
Muy típico. Probablemente, pensaba que era demasiado bella como para ponerse una chaqueta. O a lo mejor sabía lo guapa que estaba con esa camisa de leñador y no quería estropear el efecto.
—He venido a verte.
—Ya me lo imaginaba. ¿Siempre esperas a las mujeres medio escondidas en un aparcamiento? Cualquiera podría pensar que eres una acosadora.
Lisa sonrió, irónica.
—Tú siempre fingiendo que no tienes sentido del humor.
—No me gusta bromear sobre estas cosas.
—No, claro que no —dijo, poniéndose seria—. Es que cuando llegué ya habían cerrado el Juzgado.
—El guardia suele irse a las cinco y media.
—Ya me lo imaginaba. Pero esta es mi única tarde libre en toda la semana y tenemos que hablar.
—¿Por qué?
—No me mires con esa cara. Sólo quiero hablar de la situación.
—Pues habla.
—¿Quieres que hablemos en el aparcamiento? Aquí cerca hay un restaurante.
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Madre de Alquiler - Chaelisa
FanficRESUBIDO ____________________________________________ Era la madre de su hijo, era su esposa... pero era algo mucho más complicado que eso. Lisa se había casado con Rosé, pero sólo para salvar su carrera profesional de mentiras inventadas por motivo...