26.- Inicio

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-Endereza más tu espalda.

Anne hizo lo que le dije y volvió as hacer el mismo movimiento que le habia indicado, esta vez con una mejor postura.

-Bien, aprendes rápido.

-Soy una prodigio, lo sé.-Levantó la barbilla con orgullo.

-Si, si. Continua niña prodigio, aun tienes mucho por aprender.

Ha pasado una semana desde que empecé a entrenar a Anee. Después de dejar la casa principal fuimos al sitio que nos había indicado Dafne y, justo como ella me había dicho, apenas les mostré el anillo me dejaron pasar. Pero pude notar que lo hicieron a regañadientes.

Estoy segura que aun dudan de mi inocencia sobre el asesinato de Destiny y Dimitri. Sin embargo, eso ya no es algo que me preocupe.

De camino hacía el campo de entrenamiento no puedo evitar recordar a Darren apenas veo el muro. Como si necesitase más cosas de las cuales pensar. Curiosamente aquella necesidad de encontrarlo y rescatarlo había desaparecido. Aun tenía curiosidad sobre si él realmente se encontraba ahí, pero ahora ya no era una prioridad.

Ahora que lo pienso, puede que haya dejado de ser una prioridad hace tiempo.

-Levantala un poco más.

Intentó levantar la espada que había escogido para ella pero sus brazos temblaron notablemente antes de bajarla por completo.

-La espada es muy pesada. ¿Porqué no puedo usar una daga o algo más ligero?

-Una daga es un arma de pelea de muy corto alcance. Tienes que estar muy cerca para poder atacar.

-Pero con una espada también.

-Si, pero al ser mas larga hay más distancia entre ambos y puedes escapar más facilmente del enemigo.

-¡Pero no quiero escapar, quiero pelear como tu!

La fulminé con la mirada y me crucé de brazos en un gesto autoritario.

-Sabes que solo te enseño a pelear para que puedas defenderte en caso de emergencia, no para que pelees en la guerra.

-Pero...-Intentó refutar pero la interrumpí.

-No pienso discutir sobre esto Anne.

Frunció el ceño y sus mejillas se tornaron rojas antes de explotar.

-¡Quiero pelear! Ya perdí a mis padres, no quiero perderte tambien.

El enfado se instaló en mi y estuve a punto de gritarle de igual manera hasta que vi las lagrimas correr por sus mejillas. El brillo en sus ojos debido a ellas y a la tristeza destrozaron mis muros y el enojo se disipó de inmediato.

Solté un suspiro derrotada.

-Entonces entiendes como me siento.-Mis palabras parecieron desencajarla.-Ellos también eran mis padres Anne, y tu eres mi hermana. Incluso si no compartimos sangre lo eres, y no quiero perderte a ti también.

Me acerqué a ella tocando su hombro y asegurandome de que me mirase directo a los ojos.

-Es por ustedes que aprendí a pelear, es por ti que quiero hacer frente en la guerra. Por favor, no dejes que mis esfuerzos sean en vano.

Mas lagrimas escurrieron durante el largo silencio que tuvo lugar luego de mis profundas palabras. Finalmente asintió con la cabeza sin decir nada.

Sonreí complacida por que haya entendido mi punto de vista.

-Gracias por entender.-Nos fundimos en un calido abrazo fraternal.-Creo que ya fue suficiente por hoy, volvamos.

Secó sus lagrimas una vez que nos separamos y me dedicó una mueca que planeaba ser una sonrisa.

Él no es un alfa (PAUSADA)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora