2.- La chica del cabello metálico

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Cuando terminamos de arreglar todo en mi casa, papa se quedo poniendo una nueva puerta mientras que yo acompañaba a Eli a su casa. Sus padres y sus hermanos mayores deben de estar preocupados por ella. Cuando llegamos notamos que su casa simplemente habia sufrido de algunos arañazos, tal parece que no lograron entrar. Tocamos la puerta y sus padres abrieron de inmediato, dejandonos ver a un hombre de cabellos rubios y una mujer castaña, ambos igual de altos que mi amiga.

-¡Eli!- grito su madre abrazandola con lagrimas en los ojos- Me alegra tanto que estes bien hija.

-Nos tenias muy preocupados.-dijo su padre sumandose al abrazo

-¡¿Eli?!- dijeron dos voces desde adentro de la casa- ¡ELI!

Sus dos hermanos corrieron hacia la entrada y la abrazaron tal como habían hecho sus padres, o tal vez un poco mas fuerte y brusco.

-¡sueltenme! Me asfixian- comenzó a sacudirse dentro del abrazo hasta que logro safarse de los dos neandertales- Estoy bien. Estaba con Kirsten y como su casa era la que nos quedaba mas cerca nos quedamos ahi.

-Kirsten, nuestro pequeño angelito- dijo el chico de cabellos castaños; Drew, el hermano mas grande de los tres.

-siempre tan dulce y amable- dijo el rubio; Tobias, el hermano de en medio, mientras me tomaba de ambas manos.

Ambos habian apartado a su hermana para ponerse frente a mi. Cerca, muy cerca de mi. Les dedique una sonrisa nerviosa, aqui vamos de nuevo con estos chicos.

-Si, si. Ya dejen de coqueterle a mi amiga ineptos.- dijo Eli pellizcando con una mano la oreja de Drew y con la otra la de Tobias, logrando que éste me soltara y ambos comenzaran a quejarse- A ella no le interesan, entiendan.

- nunca digas nunca- dijo Tobias, probocando que Eli apretara mas su oreja.

Comence a reirme de la muy típica escena. Sus hermanos siempre trataban de coquetear conmigo por lo cual Eli siempre tenia que mantenerlos a raya. Me despedi de todos ellos y recibi un agradecimiento de parte de los señores McDeal por haber mantenido a salvo a su hija. Papá me pido de favor que fuese por un poco de madera ya que la necesitaba para reparar ciertas cosas en casa. No me queje en lo absoluto, solia recolectar madera con mi padre cuando era niña y me gusta mucho ir al bosque. Mis padres no me impiden ir al bosque ya que saben que por el dia los lobos no atacan. Pero de todas formas siempre llevo un cuchillo de plata debajo de mi ropa, solo por si acaso.

Antes de salir de casa me asegure de meter a los bolcillos de mi chaqueta algunos bocadillos, en especial algo de carne seca. No hace frio ni nada por el estilo, la uso solo para disimular que traigo comida encima. Claro, la gente se me quedo mirando como tipo "¿que le pasa a esta chica?" Pero prefiero que piensen que estoy loca a que sospechen de mi por traer cargando tanta comida.

Me encamine a un lugar un poco profundo en el bosque, ya que sabia que ahí se encontraba la mejor y mas resistente madera para construir. No tenia que recolectar troncos, los daños no eran muy graves, solo debia llevar unas ramas un poco grandes. Por suerte. No podria cargar los troncos de aqui al pueblo. Estoy segura de que ni siquiera podria arrastrar uno. Sin mencionar que mi recien vendada pierna me molestaria durante todo el recorrido y me haria la accion mas que imposible.

Antes de comenzar a recolectar me desvie un poco del camino y me dirigí a una cueva cercana que nadie a excepcion de mi sabia que existia. A las afueras de ésta me llego un delicioso aroma a lluvia, menta y flores silvestres, es una extraña y exquisista mezcla pero no le tome mucha importancia ya que al estar en medio de tantos arboles y plantas de todo tipo es obvio que habra muchos olores por aqui; algunos mejores que otros. Me adentre en la cueva y divise la pequeña bolita de pelos que se acurrucaba en una esquina.

Él no es un alfa (PAUSADA)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora