Arma de dos filos

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Eren se encontraba en la habitación de Armin, se la había cedido unos momentos para que el castaño pudiera darse una ducha y cambiarse la ropa, también le había prestado un atuendo y ya estaba terminando de vestirse cuando el rubio entró.

-Eren vamos al salón de reuniones, ahí están todos mientras mi padre y Hange atienden a la visita en su sala privada.
-¿La visita? No seas irrespetuoso Armin recuerda que es tu tía.- se burló el ojiverde.
-No te hagas el gracioso, no la he visto desde que soy un niño ni siquiera la recuerdo bien.- el rubio dudo un poco. -Bueno, ahora que lo pienso las pocas imágenes que tengo de ella son de ¿una niña?.
-¿Tiene una hija?.
-No idiota, me refiero a que no es mucho mayor que nosotros, creo que Mikasa te quitó mucho oxígeno y ahora repercute en tu cerebro.
-Que agresivo, a veces tu cara hace que olvide lo grosero e hiriente que puedes llegar a ser.
Armin le dió una mirada de reproche en respuesta y Eren soltó una carcajada, después de todo así era su amistad cuando nadie que los reprendiera por su "conducta y vocabulario inapropiados" estaba cerca.

-Bueno eso no importa, mi padre quiere que conozcan a… mi tía.
-Bien, no quisiera hacerlos esperar por mi culpa, por cierto ¿Dónde está Mikasa?.
Armin no pudo evitar una sonrisa pícara dibujada en su rostro al recordar lo que pasó en el combate. -Hange le dió una habitación para que tomara un baño y se relajara... por cierto, me gustaría hablar contigo de ella más tarde.
Eren elevó los hombros. -Como quieras.
Salieron de la habitación para dirigirse a dónde el rubio dijo anteriormente.

Mikasa ya usaba el vestido que traía puesto a su llegada, estaba lista para salir de nuevo pero no podía ni quería se sentía demasiado apenada, a pesar de su poca interacción con el mundo fuera de sus tierras o siquiera de su castillo había tenido muchas experiencias de todo tipo pero ninguna tan vergonzosa y comprometedora como la de ese día, y peor aún con uno de los  Príncipes de Paradise. Se encontraba mirando por la ventana de la habitación hacía los jardines cuando alguien llamó a la puerta, pensando que sería Sasha dio autorización para que entrara. 

-Hola princesa.- definitivamente esa voz no era la de su amiga así que se giró para ver.
-¿Ah? Ymir ¿Necesitas algo?.
-Sólo vine a ver cómo estabas, ya sabes después de lo que pasó.- como siempre Ymir era imprudente y burlona.
-Estoy bien.- la respuesta de Mikasa fue cortante.
La pecosa sonrió y al mismo tiempo resopló. -Eres demasiado interesante Ackerman, a veces hasta parece que tu forma de ser es con el propósito de hacerte ver más misteriosa y que la gente tenga curiosidad por ti, dime ¿Lo es?.- mientras hablaba se iba acercando más a la pelinegra.  
-Si yo quisiera causar intriga no necesitaría una fachada y tampoco estaría aquí, me bastaría con pararme en mi Reino aparentando perfección y viéndome bonita.- Mikasa la observó retante y con una leve sonrisa en los labios.

Todo lo que estaba haciendo Ymir tenía una razón y esa respuesta la había complacido pero aún no terminaba su prueba.

-Inteligente, bella y fuerte, definitivamente eres una combinación peligrosa pero alguna debilidad o defecto debes tener como todos ¿No?.- la pecosa ya estaba demasiado cerca, quería acorralarla pero no importaba lo que hiciera Mikasa no se movió ni un milímetro aunque en el fondo quisiera hacerlo por lo nerviosa que la estaba poniendo, la joven cambiante a dragón era muy hermosa y además de eso se podía sentir la concupiscencia en ella, era una mujer que fácilmente podría poner a sus pies a cualquiera e incluso hacía dudar de su sexualidad a algunas chicas, Annie se lo advirtió a la princesa.

No lo había notado pero es muy parecida a Eren, no puedo fiarme de ella. Pensó la pelinegra antes de contestar. -No creo que vinieras sólo a preguntar eso ¿Qué es lo que verdaderamente quieres?.
Ymir era sólo un par de centímetros más alta así que se inclinó a su altura quedando más cerca, si es que eso se podía. -Quizá sólo quería verte, a solas y conocerte más.
-¿Para interrogarme o intimidarme?, ¿De qué te serviría eso?.
-Así que jamás te das cuenta cuando alguien coquetea contigo ¿Eh?.
Mikasa se sorprendió al escuchar eso y más aún cuando la chica acercó su cara y rozó sus narices, sus labios estaban a casi nada de tocarse. La princesa sintió un temblor por todo el cuerpo pero se serenó y pensó inmediatamente.
-Vaya ¿Qué sigue?, ¿Vas a besarme? Por mi no hay problema hazlo pero dudo mucho que Historia lo tome igual de bien que yo.

Doragon no ai - ドラゴンの愛 (EreMika Hiatus) Donde viven las historias. Descúbrelo ahora