Entre las rosas

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Sasha y Eren se dirigían hacía la puerta del gran salón cuando observaron que un sirviente entraba y ayudaba a Porco a caminar correctamente, en cuanto llegaron el joven de forma grosera se soltó y se apresuró a salir de ahí cuidadoso de que nadie se percatara de su penoso estado. Al verlo en esas condiciones inmediatamente supieron que algo había sucedido, era obvio sobre todo para Eren que ese joven había estado con Mikasa y para haberlo agredido seguramente habría hecho algo que la molestara demasiado, el ojiverde se llenó de rabia sólo de imaginar todas las posibilidades, quiso enfrentarlo pero Sasha lo detuvo diciéndole que no estaban completamente seguros de lo que sospechaban y que sería mejor preguntarle al sirviente.

-Hey Bernard.- como era de esperarse Sasha conocía a todos los que trabajaban en el castillo.
-¿Qué pasa Sasha?
-Ese chico con el que llegaste ¿estaba con la Princesa?
-Ah… sí, lo encontré noqueado en el suelo y la Princesa parecía estar diciéndole algo.- el joven sirviente miró a Eren y su cara de querer matar a alguien lo hizo sentirse nervioso. -Ella dijo que había tropezado pero sus golpes no son de ese tipo.
-¿Y Mikasa dónde está?
-La Princesa se quedó en los jardines, al parecer necesitaba un respiro.
-Gracias Bernard.
El castaño comenzó a moverse para ir en busca de Porco. -Voy a matarlo, lo conozco y sé la clase de cosas que es capaz de hacer.- dijo entre dientes antes de que Sasha lo tomará del brazo para detenerlo una vez más.
-Basta Eren, si haces algo ahora no sólo tú te meterás en problemas, también a ella.-le costó unos minutos pero al ver que él entendía lo soltó. -Bien, conozco a Mikasa y estoy casi segura de saber dónde está así que vamos. 

Ambos salieron del lugar y caminaron hasta una parte alejada en los jardines, ahí parecía cambiar no sólo el ambiente sino la fachada, las plantas se veían más vivas y frescas, en cierto punto se toparon con algunos arbustos que formaban una pared era como si estuvieran protegiendo algo.
-¿Qué es esto?.- preguntó el ojiverde.
-Una maravilla, dentro de estos arbustos que funcionan como murallas hay una rosaleda, es hermoso y significativo para la familia real.- la castaña hizo una pequeña pausa. -Y también es el lugar favorito de Mikasa.
La respuesta de Sasha lo había dejado con algunas dudas, sin embargo en ese momento prefería guardarselas y apresurarse, necesitaba saber cómo estaba la Princesa.
-Ya veo, vamos.
-Ve tú Eren, creo que será mejor que hablen sólo ustedes dos.- algo le decía que debía ser así.

Aunque le parecía un poco extraño no se demoraría más discutiendo con ella, camino hasta la entrada y cuando lo miro quedó sorprendido, había bellas rosas blancas y rojas casi por todos lados intercaladas entre sí, era como ver la representación de la pureza influenciada por la pasión o al menos así se sentía. El lugar era hermoso pero nada que pudiera compararse con la joven de cabellos negros y vestido claro que se encontraba ahí, sentada en una fuente justo en el centro de ese rosedal.

Ella giró su cabeza para mirarlo. -¿Qué haces aquí Eren?.- su voz era más seria y fría que nunca.
-Quise saber cómo estás y si pasa algo.
-Estoy bien, y ahora mismo prefiero no hablar con nadie.
El castaño se acercó un poco más y con cuidado. -Bien, pero este es un lugar hermoso, al menos déjame quedarme un rato.
-No sé si sea correcto podrían estar buscándote, trajiste compañía ¿No es cierto?.- él la miró unos segundos lleno de confusión. -Ya sabes la joven hermana de Ymir.- continúo la Princesa.
-Oh hablas de Mina, claro ella siempre está conmigo en esta clase de eventos…- una chispa en su mente se encendió antes de terminar. -¿Acaso te molesta?
-Claro que no, no hay ningún motivo para molestarme además dije que preferiría no hablar.- esa pregunta la hizo sentir nerviosa pero aún se mantenía seria.
-Está bien Mikasa pero fuiste tú quien cuestionó, yo sólo respondí.- su comentario que a primera vista parecía inocente tenía cierto toque de burla lo que hizo que la molestia de la pelinegra resurgiera.
-Tienes razón, yo no preguntaré nada más pero te pido que tú tampoco lo hagas.
El ojiverde sólo asintió y ella se giró para dejar de mirarlo nuevamente, sumergiéndose en un silencio agotador que Eren tendría que soportar si quería saber qué ocurría pues aunque parecía tranquilo las ganas de matar a Porco sin una razón confirmada todavía prevalecían en él.

Doragon no ai - ドラゴンの愛 (EreMika Hiatus) Donde viven las historias. Descúbrelo ahora