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Cuándo Doyoung te vio por primera vez, quedó encantado con tus preciosos y verdosos ojos. Tu cabello lacio largo oscuro, tu baja pero tierna estatura y esos cacheres regordetes que tanto le apetecía apretar.
No sabía tu nombre, ni tus gustos, no sabía si hablabas el mismo idioma que el o si simplemente lo querías a él, pero aun así, Doyoung te imaginó a su lado para toda la eternidad.
No conocía ese sentimiento que tanto escuchaba hablar, no sabia si alguna vez lo conoceria o llegaría a él. Pero ahora, algo dentro de él era extraño.
Estaba pasando un mal momento cuándo te conoció, por alguna razón, supo que de alguna forma, serías quién lo ayudara a pararse de nuevo.
Su corazón estaba roto, pero con suerte gracias a ti, volvería a sanarse pronto.
No había un segundo que no pensara en ti. Ahora entendía a su hermano que le decía, que el amor era tan lindo cuándo encontrara a quién supiera amarlo y apoyarlo. Ahora entendía a sus padres, esas miradas y sonrisas cómplices que compartieron alrededor de tantos años.
Varios meses despues de conocerse, Doyoung podía afirmar que estaba perdidamente enamorado de ti. Ambos se llenaban de recuerdos y memorias que vivían juntos, risas, gritos, llantos, alegría, felicidad.
Realmente odiaba tener que esconderte, odiaba que se encontraran en lugares privados, lejos de todos. Odiaba vivir con miedo a ser descubierto, por su empresa o por sus fans. Odiaba no poder llevarte a cenar a su restaurante favorito, caminar en el parque tomados de las manos, ir al cine a ver un estreno o simplemente caminar en la orilla del mar junto a ti.
Quería entregarte el mundo entero, pero no podía. Ni siquiera podía verte lo suficiente. Le frustaba viajar tan lejos durante meses, cada noche era una tortura para él, no tenerte en sus brazos, tampoco besarte durante la mañana, ni mucho menos escuchar tus risas en la madrugada.
Aún así, ambos seguían adelante, viéndose unas pocas horas a la semana, si sus trabajos se lo permitian, o hablando por videollamada cuándo estuvieran desocupados.
En tan poco tiempo, te habías convertido en tu todo.
Pero ahora ya nada era igual.
Accidentalmente su manager los vio juntos una tarde en los dormitorios.
Doyoung se vio obligado a cortar lazos contigo, obligado por su empresa.
Ya no había días felices, para ninguno de ustedes dos. Tus notas de la universidad habían bajado, ya no podías concentrarte en tu trabajo, solo querías hablar con Doyoung, saber como estaba, si estaba comiendo o descansando. Pero no había nada que pudieras hacer. Por su bien, no contestabas sus llamadas o mensajes, tampoco sus cartas o correos. Ambos estaban tan lastimados pero no podías volver a él, no querías que su carrera se viera afectada por tu culpa.
El desempeño de Doyoung ya no era el mismo, los miembros notaban su mala energía, su mal humor y sus pocas ganas. Intentaban hablar con él, pero Doyoung no los escuchaba. Solo quería verte, quería saber sobre ti.
Le pedía a los miembros que intentaran llegar a ti, pero ellos seguían negandose. Estaba enojado con Taeyong, porque el había recomendado que se tomaran un descanso, que las cosas se arreglarían con el tiempo pero Doyoung no querer escuchar nada de eso. No podía encontrar una justa razón por la cuál sus amigos, ahora, querían separarte de él.
—Doyoung-ah~ intento llamar el menor de todos, él giró su rostro contra la ventanilla de la van. —¿Estaras enojado para siempre?
—Hasta que T/N vuelva, no les hablaré, a ninguno de ustedes—dijo firme, el manager fruncio su ceño.
Todos suspiraron. —¿¡No lo entiendes, cierto!?—cuestionó Johnny harto de la situación. —¡Ella sufrirá tambien si se queda!
Doyoung chasqueo su lengua. —¡Jamas dejaría que la lastimaran!
—¿En serio, Doyoung?—Preguntó irónico Taeyong. —Sabes que ahi fuera hay miles de personas que quieren lastimarnos, ¿sabes lo que pasaría si se enteraran de su identidad? ¿Acaso no pensaste en eso?
—¡No pueden elegir por ella, ni yo, ni ustedes, ni la empresa, ni nadie!—chilló desconcertado. —¡Ella quería quedarse y ustedes la alejaron!
—¡Eso no es cierto, deja de ser malditamente egoísta, Doyoung!—le contestó Mark.
Él nombrado golpeó con su puño el asiento delantero, chillando.
Sintió las lágrimas correr por sus ojos, mientras escuchaba a sus compañefos bufar. Doyoung largó un suspiro, tratando de calmarse, pero aún asi, las lágrimas salían.
—N-no pude ni siquiera d-despedirme—susurró cabizbaja.
—Estarás bien, hyung—le acarició la espalda, Haechan.
—¡No quiero estar bien, no me importa esta bien!—volvió a chillar. —¡Quiero verla, quiero que T/n este bien!
—Lo estará, Doyoung. Ella lo entiende, si realmente te ama, sabe que nada de esto podrá separarlos—aconsejó el japones.
—T/n te ama, Doyoung, siempre pondrá tu bien sobre el de ella—concordó su otro amigo.
—¿Entonces porque me dejó?—sollozo Doyoung escuchando su corazón palpitar con fuerza, mientras sus lágrimas corrían por sus mejillas.
El dolor que pensó que no volvería a sufrir, estaba otra vez presente y temia que esta vez nada lo detendría.
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