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Todavía podías recordar el día que conociste a Taeil, tan detalladamente cómo si hubiese ocurrido hace tan solo días. Sonreiste recordando cuándo el empleado de su cafetería preferida, equivocadamente cambió sus cafés.
Te preguntaste cómo alguien tan dulce y amable podría tomar algo tan amargo y oscuro cómo el café.
Su primera cita, claro que tuvo que ser en The Lounge, también su segunda y tercera. Ahora no alcanzaban los dedos para contar las veces que se habían reunido allí. Dónde todo comenzó.
—Mmh—escuchaste un murmuro, giraste tu rostro para encontrarlo.
—Buenos días, bebé—le saludaste con una sonrisa. Taeil bostezo abriendo sus ojos.
Arrastraste tu mano sobre tu rostro, acariciando su costado y luego pasando por su cabello, peinandolo para atras.
Taeil se voltea para esconderse en tu pecho, abrazando tu cintura con sus brazos y acariciándola.
—Tenemos que levantarnos—susurraste besando su cabeza suavemente.
Él se negó, apretándose contra tu cuerpo.
—Yuta nos matará si nos quedamos un rato más—reiste.
—Yuta esta con Mark, nos agradecerá si tomamos un rato más la habitación—dijo divertido. Reiste con él.
—Pero tenemos que levantarnos antes de que se despierten todos—recordaste. —Les prometimos que haríamos el desayuno.
Taeil hizo una mueca. —Primero un beso.
Negaste riendo. —¿Que esperas, bebé?
Rápidamente, Taeil se soltó de tu cuerpo, para inclinarse hasta tu rostro, besando tus labios un tanto con desespero. Una de sus manos acaricia tu pierna a lo largo, pero la presiona un poco más duro en la parte de tus muslos. Tus dedos pinchan su firme espalda, mientras jadeos salen de tus labios cuándo Taeil presiona tu mano en tu desnuda intimidad.
—T-taeil—agarras su mano, quitándola.
Apesar de tu llamado, Taeil se deshace de tu agarre y vuelve a tocarte debajo de las sabanas. Puede sentir el calor de tu humedad brotar con cada toque, debido al roce de sus pechos desnudos. Aunque quieres detenerlo, cuándo sus dedos se habren paso por tu centro, ya no hay vuelta a atrás.
Ahora tus piernas se abren totalmente, dándole acceso suficiente para que Taeil inserte dos dígitos en lo profundo de tu cavidad. Mientras besas ferozmente sus labios y acaricias sus brazos, sientes la presión en tu vientre, llevándote a tu clímax. Un chillido cae en tus labios pero antes, es atrapado por los labios de Taeil, quién te besa duro y sucio para callar tu volumen.
Aún cuándo tu orgasmo termina, Taeil sigue golpeando sus dedos contra tus paredes, tu sensibilidad te hace jadear, ahora incorporándose sobre tu cuerpo, Taeil se acomoda entre tus piernas y ya listo, se hunde en tu hueco.
Ambos gimen por la sensación de sentirse tan profundamente, Taeil comienza a moverse, besando el hueco de tu cuello y mordiendo con la intención de marcarte. Una de tus manos va a tu boca y la presionas sobre tus labios, callando tus gemidos, ya que no quieren ser atrapada por los miembros.
La polla de Taeil se hunde dentro de ti infinita veces, golpeando tu punto especial, retorciendote bajo su toque. Agarras el rostro de Taeil, tomándolo entre tus manos, apoyando tu frente sobre la suya. Abres los ojos y miras sus profundos orbes.
Una sonrisa se escapa de tus labios cuándo Taeil frunce su rostro, mordiendo su labio, embistiendo con rapidez tu vagina. Tomas su nuca y estampas tus labios contra los de tu novio, callando sus fuertes gemidos, que debido al éxtasis de su casi orgasmo, comienzan a ser más fuertes.
Antes de lo esperado, Taeil se vacía en tu interior, llenándote de su espesa y caliente esencia. Minutos después, arqueas tu espalda cuándo su masculinidad golpea por última vez tu punto, haciéndote temblar completamente.
Sus pechos suben y bajan, Taeil se tira a tu lado, acariciando tu vientre, tratando de llamar tu atención.
—Te amo tanto, princesa—susurra en tu oído, besando dulcemente tu mejilla.
Sonríes volteado tu rostro hasta el suyo.
—También te amo, Taeil—le devuelves el gesto.
Sus manos acarician tu espalda, mientras se besan lentamente.
—¡Hyung!—alguien entra a la habitación a los golpes. Taeil te cubre con su cuerpo, rápidamente. —¡Noona!
Haechan insiste llegando a ustedes.
—¡No hay desayuno!—se queja cómo un niño.
Taeil bufa. —¡Haechan, sal de la habitación!
—Noona, prometiste prepararme el desayuno—insiste con un puchero.
—¡Haech~
—Esta bien, Haechanie, noona te preparará el desayuno ahora mismo—interrumpes a Taeil, para complacer a Haechan.
El pequeño festaja aplaudiendo y luego se gira para encaminarse hasta la puerta. Cuando pasa por ella, chasquea su lengua.
—Se que lo intentaron, pero la próxima vez deberían ser mas silencioso—dice antes de cerrar la puerta y salir chillando.
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