Capítulo 04

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Yo soy...

Estaba durmiendo tan plácidamente, cuando una alarma llegó a mis oídos, gruñi internamente al sentir como el día estaba perfecto para dormir, un ligero frío.

No quería levantarme, esperaría a la siguiente alarma así que lo ignore, pero dejó de sonar antes de lo previsto. 

No le di importancia a eso y seguí con mi sueño tan placentero, cuando sentí algo removerse a mi lado, otra vez no le di importancia seguro y era producto de mi imaginación. Pero a los segundos alguien me empezó acariciar el cabello.

—Mmm, mamá, unos minutos más. —murmure apartándome de esa mano. Me sentía cansada.

—¿Eh? —escuché una voz varonil en un tono algo grave, pero podía reconocer esa voz… 

¡¿No puede ser?! ¡¿Esto es un sueño?!

—Amor, ya despierta. —volví a decir esa voz ronca.

Espera…. ¿Amor? —pensé levantándome de golpe, casi chocando su cabeza contra la mía.

Allí fue cuando lo vi, sus espectaculares ojos cobalto mirándome fijamente y con amor.

Este sueño… solo falta que Mitsuhiko entre por la puerta de golpe, sacándome de aquí. —pensé viendo fijamente la puerta esperando esa entrada espectacular, grande fue mi sorpresa a que no ocurría nada.

Miré al chico de ojos zafiros que me miraba con una mueca divertida, antes de acercarse rápidamente y chocar nuestras frentes. Mis nervios se disiparon al verlo tan cerca.

—Estas mucho mejor, linda. —me dijo con una gran sonrisa encantadora.

Linda... linda... Me llamo ¡¿LINDA?!

Estaba demasiado cerca de mí, no podía creerlo... Conan-kun me iba a besar, esto... ¿Esto es un sueño demasiado realista y diferente a los usuales?

Retrocedí inevitablemente sólo para caer estrepitosamente de la cama, él me miraba entre sorprendido y preocupado.

—¿Estás bien, cariño? —me preguntó.

Trague en seco antes de responder, ¿por qué era tan dulce? ¿Por qué los apodos cariñosos? ¿Y qué pasa con este sueño?

—Mmm, yo... yo bueno… —tartamudee sin querer.

—¿Todavía no te encuentras bien? —me preguntó preocupado con el ceño fruncido. —Le pediré a Agasa que prepare algo para nosotros, puedes descansar hoy. —me dijo tomando mi mano y levantándome del piso.

Porque extrañamente estoy muy impactada para moverme de esta extraña posición.

—¿Qué? No, no lo necesito yo... no. —traté de negar un descanso, por alguna razón sentía que "descansar" estaba demás. Aunque en realidad sentía un poco de pesadez.

—¿Quieres ir a clase? —me preguntó.

—¡Cl-Claro que sí! —afirmé aunque no supiera que estaba pasando debía ir a clases.

—Bien, pero si te sientes mal, me dices enseguida, ¿ok? —me pidió con una expresión tan dulce que simplemente no podía negarme.

—S-Si, gracias. —le respondí tímidamente.

Él siguió mirándome raro, pero aun así se marchó de la habitación, miré el lugar pero... no se me hacía nada familiar, cuando mis ojos se posaron en el reloj. En realidad no era tarde, me sobraba tiempo.

Cuando él salió de allí con una sonrisa encantadora.

—Date un baño, seguro te relaja. Por eso te dije que te detuvieras anoche pero no me escuchaste. —me dijo en una especie de reproche antes de marcharse por la otra puerta.

¡¿Quién eres!?Donde viven las historias. Descúbrelo ahora