Capítulo 08

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Extraño

Dormía plácidamente en la suave cama, era tan relajante que quería quedarme allí durante horas. Sin embargo, como el despertador es un envidioso tuvo que despertar en ese preciso momento.

—Hmp. —me quejé buscando su celular para apagarlo. Como no lo encontré me levanté al escuchar ese molesto sonido.

Busqué mi teléfono aún en trance, el reloj que sonaba y que me empezaba a fastidiar fue lo que llamó mi atención antes de apagarlo.

¿Desde cuándo tengo reloj despertador? —pensé extrañada.

Mire al espacio aún sin estar completamente despierta por unos minutos, hasta darme cuenta de los colores que me rodeaban en la habitación, la mayoría eran colores pasteles, incluso el cubrelecho.

Me levanté aún más confundida mirando mi pijama rosa, Qué rayos… ¿qué extraño? No habré caído en una dimensión desconocida donde todo es al revés, ¿verdad?

Por que es ilógico, ayer me acosté en mi cama, en mi habitación y estaba completamente normal, y de repente aparezco en una extraña habitación que no es mía. 

—¡¡Ayumi, baja a desayunar o se te hará tarde!! —escuché un fuerte grito.

Espera, espera… ¿Ayumi? ¿De Ayumi-chan? ¿De esa Ayumi-chan? —me pregunté confundida buscando en la habitación un espejo. Una vez lo localice me miré.

Esto debe ser una maldita broma. —pensé viendo justamente a Ayumi Yoshida frente al espejo. —Okey, ¿y ahora qué? —pensé dando un suspiro de resignación.

De alguna forma me las arregle para prepararme para ir a la escuela, debido a los gritos de reproche a la que supongo y es la madre de Ayumi, sobre las llegadas tarde a la escuela.

—Por fin bajas. —habló la madre de Ayumi sirviendo lo que es mi comida. —¿Y ese short? —me preguntó nada más verme.

—Emm, lo necesitaré hoy. —le respondí.

—Ya, pero creo que deberías pasarte un peine por el cabello. —me dijo con una sonrisa divertida.

Lo había olvidado por completo, mi cabello es lo suficientemente suave como para desenredarlo solo con los dedos por lo que usualmente no lo peino. —pensé empezando a comer, aunque sabía que al final tendría que hacerlo.

Al final logré llegar a la escuela con la respiración agitada debido a la corrida que pegué, justo cuando sonaba el timbre de clases.

Di un suspiro antes de revisar los cuadernos del bolso, seguramente encontraría el horario, por suerte fue así.

Llegue a la clase y me tire en el pupitre, ¿Y ahora qué? Espero que no tenga ninguna tarea pendiente.

¿Ahora qué hago? —pensé caminando por los pasillos, justo acababa de sonar el primer timbre tenía un par minutos. —¡Oh, no! Genta-kun. —murmuré para mí misma corriendo lejos del chico.

Me detuve para comprobar que no me seguía. —Estoy tonta, Genta-kun no me iba a perseguir, soy Ayumi-chan en estos momentos… eso me recuerda… ¡¿no será que lo que pasó en casa de Akako me metió en todo esto?! Si es es el caso, necesito hablar con Akako. —pensé decidida empezando a caminar.

Me detuve sorprendida al ver a Conan-kun y Ai-kun hablando. No sería extraño si no fuera por la obvia preocupación que mostraba Conan-kun y el rojo carmesí en las mejillas de la joven.

Era normal ver a esos dos juntos trabajando o discutiendo por quién sabe qué, pero ver a Conan-kun tan alterado tratando de hablar con una Ai-kun nerviosa e incómoda era irreal. En algún momento nuestras miradas se cruzaron.

—¡¡Quédate allí!! —me gritó ansiosa, antes de alejarse rápidamente de Conan-kun.

A este se le notaba la molestia y desesperación que sentía, me miró reparándome por alguna extraña razón y luego se marchó.

Unos segundos después apareció Ai-kun a mi lado.

—¡¿Dime quien eres?! —me preguntó de golpe, tomándome de la camisa del uniforme.

—¿Eh? S-Soy Sera. —me presenté al verla tan alterada, era extraño ver esa expresión en el rostro de Ai-kun.

—Sera-kun… disculpa, es solo que esto es extraño, siento como si estuviera en un largo sueño que no ve el fin. —me explicó retrocediendo unos pasos.

—No te preocupes, yo también sentí como si fuera caigo en una dimensión desconocida. —le respondí entre risas.

—Soy Ayumi. —se presentó, una vez estuvo calmada.

—Bien, Ayumi-chan, ¿qué hacemos ahora? —le pregunté no tenía ni idea como solucionar esto.

—¿Eh? ¿No lo sabes? Debemos ir en el descanso a la sala de Ai-chan. —me dijo extrañada.

El timbre interrumpió nuestra conversación, tendríamos que ir a clase, di un suspiro antes de ir en camino a "mi" clase.

Una vez terminó la clase me levanté dispuesta a hablar con alguna de las chicas  haber si entendían que pasaba, aunque esperaba encontrarse con Akako que seguramente sabía más que todas.

—Hey, Ayumi-chan. —"me" llamó Tsubaraya-kun tomando mi brazo.

—He, Tsubaraya-kun, ¿qué hay? —lo saludé sin darme cuenta tal como yo lo haría.

—Ehh, ¿Ayumi-chan? —me dijo confundido.

—¡Ah! No, ¿Qué tal, Mitsuhiko-kun? —volví a saludar al entender mi error.

—Ehh, bien. —me respondió aún extrañado, antes de sacudir su cabeza. —Ayumi-chan, hay algo… que te tengo que decir. —me preguntó nervioso.

¿Eh? Espera no será que… él...

—A-Ayumi-chan… tú-tú… me-me...

Carajo. —pensé al ver al chico completamente rojo frente a mi. Busqué desesperadamente algo que me sacara de la situación, la cancha aún lado llamó mi atención.

—¡Ah! Déjenme jugar también. —exclamé corriendo a la cancha y jugar un partido de básquetbol, dejando al pobre chico con la palabra en la boca.

Perdon Tsubaraya-kun, no es mi intención hacer esto, pero definitivamente creo que debería decírselo a la Ayumi-chan original. —pensé pasando el balón en la cancha mientras miraba al joven de pie mirándome completamente confundido.

¡¿Quién eres!?Donde viven las historias. Descúbrelo ahora