Capítulo 06

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¿Tranquilidad?

Dormía pacíficamente sintiendo la comodidad de la blanda cama, me acomode varias veces sintiendo con plenitud el dulce y tranquilo sueño.

—Señorita, despierte. —sintió a alguien agitarla suavemente.

—Hmm. —soltó dando otra vuelta en la cama.

—Llegará tarde a clase, señorita. —volví a escuchar esa extraña voz.

Ahí caí en cuenta que cuando iba tarde normalmente había alguien que la tiraba de la cama o le arrebataba la sábana. Desperté de golpe extrañada, miré alrededor viendo un inmenso cuarto decorado con un aire antiguo.

—Por favor, sígame. —escuchó otra vez esa voz a mi lado.

Al repararlo era un hombre de joroba que caminaba lejos de mí. Aún confundida me levanté y lo seguí.

—Tengo instrucciones precisas, por lo que le indicare donde puede encontrar las cosas, si tiene una pregunta no dude en comentarla. —hablo ese pequeño hombre, minion, humpa lumpa o lo que sea. —Aquí está el baño, su uniforme está allí también. No sé preocupe la Señorita Akako preparó todo. —volvió a hablar antes de abrirme la puerta antes de irse.

¿Eh? ¿Akako-kun? —pensé entrando al baño. 

Un baño bastante lujoso, me acerqué al lavamanos, me fijé en el espejo y me quedé en shock.

…Esa soy yo… —pensé mientras tocaba mi rostro. —¡¡Oh, Por dios!! ¡¡Soy Akako-kun!!

Caminaba de forma nerviosa por los pasillos de la escuela, el pequeñín me trajo hasta la escuela y me dijo los horarios de Akako, todo es tan tranquilo que me pone de los nervios. Aunque una sensación de orgullo inundó mi pecho al ver como los hombres me saludaban y algunos terminaban chocando con la pared.

La emoción recorría mis venas al ser el centro de atención que las ganas de restregarselo a lo amigo de la infancia llegaban hasta a mi, pero... no lo haría, no todavía.

Mis pensamientos fueron cortados cuando una cortina de humo apareció frente a mí, en cuestión de segundos se disipó para dejar ver a un joven de cabellera alborotada y ojos violetas.

—Buenos días, mi preciosa bruja. —se presentó con una reverencia y su sonrisa irrompible. —Te ves linda con una coleta. —me dijo con una sonrisa brillante.

¿De dónde diablos salió ese chico? —pensé con la mano en el pecho, debido al ritmo acelerado de este.

—¿Akako? ¿Estás bien? —preguntó el estupido mago.

—¡Ho! Casi me da un ataque, imbécil. —gruñi en una especie de reproche, mientras seguía calmando mi corazón.

Kuroba-kun me dio una mirada aturdida, seguramente porque Akako-kun no es de las que reacciona de esa forma.

—¿Te pasa algo? —me preguntó con el ceño fruncido.

—No, ¿por qué lo preguntas? —respondí con una sonrisa, ya me había calmado por lo que me sentía mejor, olvidando por completo los acontecimientos de hace uno segundos atrás.

—Emm okey. —me respondió lentamente, creo que aún más confundido que antes. —Bueno, con todo lo que pasó ayer. —dijo riendo ligeramente. —Hay que recompensarlo hoy, así que… ¿te gustaría salir después de la escuela? ¡A donde tú quieras! —volvió a hablar con una gran sonrisa en su rostro.

—¿Eh? ¡Ah! Ammm y-yo… —balbucee sin saber exactamente qué decir, según el humpa lumpa, debía tratar de ser Akako mientras ella trataba de arreglar lo que sea que les haya pasado.

¡¿Quién eres!?Donde viven las historias. Descúbrelo ahora