Capítulo 02

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Preocupaciones 

Un nuevo y emocionante día en la preparatoria Teitan comenzaba, los alumnos empezaban a entrar a sus salones tranquilamente, pero la tranquilidad no podía durar para siempre.

—Nee-san, pero hoy… —la voz de un joven de cabello negro con dos mechones saliendo a los lados de su rostro, ojos azules que los obstruia unos grandes y redondos lentes, Eisuke Hondou. —Si, lo sé y te entiendo es solo que…

—¡¡Eisuke!! —lo llamó una joven karateca de cabello castaño oscuro largo y ojos turquesas, Ran Mouri. Haciendo saltar al pobre chico que casi estrella su celular contra el piso. —La clase… está por empezar. —le respondió apenada al ver su reacción.

—Ahh, si. —respondió intranquilo. —Nee-san, no te preocupes yo lo hago pero dame un poco más de tiempo, es complicado. —comentó el torpe joven antes de colgar.

—¿Está todo bien? —preguntó preocupada Ran.

—Si… —dudo el chico entre decirle todo de una buena vez o simplemente esperar a por lo menos terminar el trabajo. —No es nada. —le respondió con una sonrisa nerviosa, necesitaba terminar por lo menos el trabajo.

—Claro. —comentó Mouri, no muy convencida, antes de empezar el camino hacia su clase.

El timbre del fin de clases sonó, había sido un día remotamente normal, si "normal" significa las inusuales bromas de Kaito y Hattori al pobre Hakuba. Claro que hay un par de excepciones como: Aoko.

—¿Te encuentras bien? —preguntó Kaito Kuroba, sentándose al lado de su amiga que estaba mirando en un punto fijo delante de ella, a pesar de ya llevaba un par de minutos de haber tocado el timbre.

—Ehh, ¿qué? —habló confundida, apenas notaba lo que ocurría a su alrededor.

—Aoko, ¿qué te pasa? —volvió a preguntar el mago con el ceño fruncido.

—Kaito… —lo llamó en un susurró, antes de bajar la mirada. —...ru ...de… ro. —murmuró entre sin dientes, sin lograr entenderse nada.

—¿Que? Aoko, no te entiendo. —dijo el mago confundido.

—Saguru… me… ro… —volvió a decir en un murmullo inaudible, con las mejillas rosas.

—¿Que Hakuba que? —preguntó de nuevo.

—¡Que…! Saguru… se me declaró. —logró decir nerviosa.

—¡¿Que?! —exclamó estupefacto. —¡¡Por fin, ha demorado mucho tiempo!! 

—¿Eh? —soltó confundida Aoko, su rostro encendiendose en un rojo carmesí.

—Ahora solo tienes que decirle que también le gustas y listo. —habló el mago con una gran sonrisa, avergonzado aún más a su amiga.

—¿Q-Que…? —murmuró con los nervios de punto.

—Bueno, con esto me despido. —habló haciendo una reverencia exagerada, antes de tirar una bomba de humo.

—¡¡Bakaito!! —escuchó el gritó de furia.

Mientras que a unos metros aparecía el mago en medio de varios chicos y una hermosa joven de ojos rojos.

—¡¡Ah!! —gritaron los chicos en medios de la bomba de humo, corriendo lejos de allí, extrañamente se veían completamente blancos.

—¡Hola, mi preciosa bruja! —saludo a Akako con una reverencia.

—¿Eso fueron celos? —preguntó curiosa la joven, sin darle importancia a que había salido de la nada, señalando el camino por el corrieron los chicos.

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