Capítulo 13

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Sospechas

Conan

En mi camino a mi clase escuché un fuerte grito que me hizo saltar. 

—¡ERES UN IMBÉCIL! —escuché ese tipo de gritos cuando Kaito o Hattori hacían algo, pero había un problema, pero la voz no correspondía a la usual.

Me acerqué solo para ver a una hermosa joven de cabello color ciruela y ojos rojos, su rostro teñido de rojo no se si por la rabia o la vergüenza, ella pisoteada el piso furiosa, se veía indignada mientras apretaba sus puños al igual que su mandíbula.

—¿Por qué siento que acabo de ver a Toyama-san? —me pregunté a mi mismo extrañado.

En ese mismo instante paso una chica de cabello negro y ojos azules, normalmente muy alegre siguiendo a Akako. En mi rápida revisión capte el pantalón que usaba debajo de la falda del uniforme.

¿Sera? —pensé aún más confundido.

Seguí mi camino tratando de despejar mi mente, llegar a la siguiente clase o encontrar a Ai lo que pasará primero.

El timbre de la siguiente clase sonó por lo que opté por entrar a la clase pero un empujón me descolocó, había terminado en el suelo sin más.

Mire con molestia a la causante de todo, grande fue mi sorpresa al no encontrar a Suzuki si no más bien a Nakamori-chan mirándome sobre su hombro, con una clara burla dirigida hacia a mi.

—Oh, ¿pero si tienes modales? —rió divertida antes de entrar a la clase.

Que mier... —mis pensamientos fueron cortados al escuchar una dulce y tranquila voz... proveniente de ¿Toyama-san?

—Disculpa es solo que llegamos tarde. —se disculpó mientras ayudaba a levantarme.

—Amm, ¿okey? —solté sin comprender si era una pregunta o una afirmación, Este día es el más loco de toda mi existencia y mira que he trabajado en casos muy extraños.

La joven solo me regaló una dulce sonrisa antes de entrar a la clase. 

Si, definitivamente extraño. —pensé antes de entrar a clase, no sabía si era peor o no, pero allí estaba el mago de pacotilla mirando a los lados como todo un maniático paranoico.

Normalmente sería normal si no fuera porque el paranoico es Kaito, usualmente la gente a su alrededor es la que suele comportarse de esa forma, eso sólo crea más conflictos en mi mente sobre si me acerco o no.

Solte un suspiró decidiendo acercarme a ver que le pasaba a mi estúpido amigo. Kaito me miró como si fuera el sospechoso de algún asesinato a sangre fría, dio un suspiró de alivio antes de volver a mirar a los lados como el paranoico que realmente a sido toda su vida.

—¿Qué te sucede? —le pregunté extrañado, sentándome a su lado al verlo aunque sea un poco más relajado.

—Aoko me gritó. —me respondió dolido aún en alerta a pesar de darme su atención.

—¿Y desde cuando eso es nuevo? —pregunté sin ninguna mala intención, por que vamos Nakamori-chan siempre le grita a este mago.

—¡No! Es enserio, ¡me gritó horrible y me dijo un montón de cosas feas, incluso llegó a maldecirme! —me explicó con el ceño fruncido en serio que le había dolido.

—¿Estamos hablando de Nakamori-chan? —pregunté confundido con sus palabras.

—¡Si! —afirmó desesperado.

—¿Y por qué estás tan paranoico? —pregunté porque por más que le duela lo de Nakamori-chan no tiene sentido su nivel de alerta.

—Creo que Akako está molesto conmigo. —me dijo.

Un estremecimiento pasó por mi columna vertebral, si Akako se molestaba en serio con alguien y Kaito no podía intervenir, pobre de esa persona, es más mi sentido pésame.

Su día iba ser horrible, incluso más que eso, y siendo en este caso Kaito quien sabe lo que le pueda ocurrir.

—¿Po-Por qué lo dices? —pregunté nervioso, sin querer mi voz tembló.

—Cuando trate de hablar con ella me dio cachetada, luego pensé que se le pasaría y volví a hablar con ella, casi me dio un golpe en mis partecitas. —me volvió a explicar, creo que llorará.

Mire completamente estupefacto al mago a mi lado por el relato que me daba, no era para nada una broma por la mirada de terror que me daba el joven. 

Este día definitivamente es el más extraño de mi vida.

—Haremos una reunión. —dije decidido.

—¿Eh?

—Avísale a los chicos, algo extraño está sucediendo. —comenté firme. —Pero antes de eso, necesito que hagan una pequeña investigación de esas chicas. —volví a decir viendo al mago asentir antes de tomar su teléfono y enviar un mensaje aún tenso.

Sentía pena por él, al verlo tan estresado, y sinceramente cualquiera estaría igual al saber que está en medio del foco de maldad de Akako.

A la hora del receso cada uno de nosotros seguimos a las chicas pero al parecer así como yo las terminamos perdiendo.

Sentía la mente hecha un caos, Ran-san me estaba evitando y sentía un extraño deja vu con eso.

Recordaba la semana en la que Ai y yo empezábamos a salir y también me evitaba, todo por la vergüenza, pero… eso es imposible, ¿no? 

Además Ai se comportaba extraño debería sentirse cansada además de que en todo el día no le ha dicho "Idiota" o "estúpido detective". Contrario a eso siempre la veía nerviosa, incómoda y se veía bastante enérgica.

Suspire agotado frotando mi nuca molestó, de verdad estaba frustrado y por más que quería revolver el cabello de Ai, por ella misma estaba en esta situación.

Esta esposa mía debería confiar más en mí, de todos modos la ayudaría en cualquier cosa que se metiera. —pensé revolviendo mi cabello, por estar tan metido en mis pensamientos termine chocando con alguien, que terminó tirando todas sus libretas.

Arregle mis lentes chuecos por el golpe apreciando a la joven de coleta y ojos turquesas mirándome sorprendida.

—¿Qué te ocurre? —me preguntó Ran-san con una dulce sonrisa y una mirada que transmitía paz.

Ella bajó su mirada a sus libretas sin siquiera esperar una respuesta de parte mía y empezando a recogerlas. Me quedé en shock con su expresión clavada en mi mente.

¿Ai…? —pensé extrañado al reconocer esa mirada de calma, que siempre utilizaba cuando me frustraba.

—¿Acaso no ayudas a una linda chica a levantar sus cosas? —me despertó del extraño trance en el que estaba, al verla dirigirme una mirada de burla.

Sentí las mejillas arder, acaba de sentir otro deja vu sobre la primera vez que nos conocimos.

 —E-Eh, ¡Si! —solté nervioso antes de agacharme y ayudarla. —Eso es todo, supongo. —volví a hablar una vez termine de ayudarla.

Ran-san me dio una sonrisa de lado, la diversión se veía en su mirada, tenía un extraño remolino de emociones avergonzado, nervioso e incómodo.

—Mmm supongo que si, nos vemos en nuestra próxima clase juntos. —me dijo con una dulce sonrisa, acercándose a mí invadiendo por completo mi espacio personal. 

Tocó ligeramente mi pecho con el dedo índice mirándome detenidamente a los ojos, una mirada sexy que recordaba perfectamente de ayer, eso solo lograba ponerme más nervioso.

Ella sólo pasó a mi lado mostrando una sonrisa de superioridad, volviendo a reírse entre dientes.

¡¿Por qué sigo teniendo deja vús?! —pensé consternado, recordando que a Ai le encanta ponerme nervioso.

—Veamos cuanto tiempo demoras antes de que te des cuenta. —logre escuchar su murmullo.

¡¿Quién eres!?Donde viven las historias. Descúbrelo ahora