INFIERNO CELESTIAL

5 - VIDA... ¿NORMAL?

...Un par de semanas después...

Trinity se había inscripto en la universidad y estaba comenzando a estudiar teología y mitología, algo que sentía no sólo le encantaba saber y aprender, sino también le sería muy útil a lo largo de su vida y eso le provocaba tener el ánimo un poco más suelto y alegre.

Cuando tenía tiempo libre, continuaba ayudando a Alice en la tienda de antigüedades y ésta extendía la labor de su hermano y madre en enseñarle a controlar sus habilidades.

La chica terminó con sus clases del día y al salir del edificio respiró hondo; el sentir sus pulmones llenos de la brisa fresca del otoño le otorgaba un poco de calma.

Era agotador estar todo el día adentro asique decidió caminar un poco antes de volver a casa disfrutando del paisaje que ya mostraba los hermosos tonos rojizos, anaranjados y amarillentos en la vegetación.

Pasó por un turístico lugar de comercios y la calle parecía infestada de gente, por lo que tenía que avanzar lentamente para no chocar con nadie.

Sin quererlo, en su mente comenzó a escuchar los pensamientos de las personas que pasaban cerca de ella:

"No debo olvidar ir a la tintorería o se enojará de nuevo"

"Este vestido es demasiado costoso..."

"¡¿Cómo se atrevió a estar con otra mujer?! ¡Voy a matarlo!"

"Esa chica sí que tiene lindas piernas"

Tomó su cabeza con ambas manos cubriéndose los oídos cómo si de esa forma pudiera dejar de escuchar, pero sus torpes intentos eran por demás inútiles.

-Contrólate- murmuraba para sí misma.

Se quedó parada en medio de la vereda, cerró sus ojos y se concentró en su respiración haciendo una especie de meditación corta.

Luego de unos momentos se tranquilizó enfocándose y logrando dejar de oír los pensamientos ajenos, entonces emprendió su recorrido otra vez.

"No estoy acostumbrada a tantas personas, es eso solamente..." pensaba y continuaba avanzando entre la gente con sus pasos bastante más acelerados ya sin ánimo del paseo sino queriendo llegar a su destino.

Unas cuadras más adelante, sintió que sus ojos le quemaban, los frotó y miró al frente frunciendo el ceño.

Comenzó a ver a su alrededor y le ocurrió algo que nunca antes le había pasado.
Podía ver con toda claridad los verdaderos rostros de absolutamente todos a su alrededor.

La mayoría eran seres humanos, aunque el aura alrededor de ellos le indicaba que tipo de personas eran dependiendo el color más brillante o más oscuro.

Varios eran por obviedad seres inferiores con sus caras enrojecidas, sus ojos totalmente negros y la oscuridad que rodeaba sus cuerpos.

Otros muchos eran lo contrario, lo decían las caras limpias, los ojos claros, la luz blanca amarillenta que los envolvía y las sonrisas que mostraban.

Triny sintió que perdía sus fuerzas; ver y sentir todo al mismo tiempo era demoledor física, emocional y mentalmente.

Logró llegar a la calle y movió su brazo tratando de que un taxi parara, pero ningún vehículo parecía prestarle atención.

El mundo parecía girar velozmente y cayó de rodillas, ya no podía sostenerse en pie y las ganas de soltar todo lo que había ingerido ese día hacían que se sintiera aún peor.

Un hombre joven se acercó y la ayudó a levantarse al tomarla por los hombros.

No sabía ni adonde estaba... desorientada y con un terrible dolor de cabeza que la hacía creer que iba a estallar.