27 - EL VESTIDO

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...Numerosas semanas después...

Los cuatro hombres habían salido en la búsqueda de las dos mujeres y los bebés.

Thomas tenía la habilidad de rastrear las energías residuales de otros seres poderosos y aunque no podía percibir la de Alice o la de Trinity, los niños recién nacidos dejaban una marca característica llevándolos así por varios lugares, al parecer las chicas habían estado moviéndose de un lado al otro para no ser encontradas luego del parto.

Una noche, el ser más joven del balance se concentró sentado en el patio de una casa-hotel antigua donde seguramente las escapadas habían pasado unos días antes y cerrando sus ojos sintió las auras de los recién nacidos más fuerte de lo que hasta ese entonces había distinguido.

Luego de casi una hora, abrió sus ojos respirando hondamente y sintiendo una terrible pesadez en su cuerpo, estaba seguro que ya sabía hacia dónde dirigirse.

Los otros tres estaban al otro lado del jardín bebiendo unas cervezas luego de la cena y hablando sobre las posibilidades que tendrían que enfrentar en un futuro cercano.

El chico se incorporó y caminó lentamente hasta donde estaba el resto del grupo, Dante al verlo en ese estado, lo ayudó a sentarse en una de las bancas de madera.

-¿Y bien?- preguntó ansioso Max -¿Pudiste descubrir hacia dónde debemos ir?-

-Deja que se recupere un poco- le contestó el ángel sintiendo pena por el menor del grupo.

-Junten sus cosas, sé dónde están- respondió susurrando Tom después de suspirar medio tirado sobre el duro asiento.

El demonio pareció disparado por un resorte iluminándose su rostro como si le hubieran contado los secretos del universo.

-¡Entonces vamos!- exclamó ansioso.

-Un momento Max, debemos esperar aunque sea un par de horas para que Tom se sienta mejor- respondió Dante preocupado.

-¡Si esperamos puede que las perdamos otra vez!- refutó el ser inferior con suma inquietud.

-Maxwell- agregó Alex con firmeza -¿Acaso no te das cuenta de su cansancio? ¿No ves que él está así por ayudarnos? Ya es tarde, ellas no se moverían a estas horas con la posibilidad de que los niños se enfermen por el aire nocturno, asique esperaremos un poco y los encontraremos a más tardar mañana temprano, podemos salir antes del amanecer- concluyó mirándolo fijamente dándole a entender al otro que no tenía otra opción.

El demonio resopló molesto, cosa que se le había vuelto un hábito en el correr de los últimos meses, y se fue hacia el interior del lugar sin decir nada más; no sabía si lo que sentía era furia, frustración o una enorme mezcla de ambos sentimientos.

...Al mismo tiempo...

Los gemelos dormían plácidamente en unos enormes sillones que le servían de cuna, las mujeres tomaban un té sintiendo un terrible agotamiento físico y emocional.

-Tiny este lugar es hermoso, apartado de todo y muy tranquilo- comentaba la anticuaria mirando hacia afuera a través de un gran ventanal -No entiendo por qué no vinimos antes hacia aquí-

-No quería venir a este sitio...- murmuró la chica con la mirada baja y triste.

-¿Por qué?- indagó curiosa.

La recién convertida en madre se notaba bastante más delgada, con la piel amarillenta y la mirada apagada.

Suspiró profundamente sin contestar la simple pregunta, en esos momentos no tenía las energías suficientes como para explicar nada.

La mayor entendió que la otra debería tener una buena razón, pero conociéndola no quiso continuar indagando para no perturbarla más de lo que ya estaba.

-Quería hablarte de algo Aly...- comentó la joven.

-¿Qué ocurre?- extrañada.

-Soy una persona egoísta- bajando la mirada y colocando su atención en un punto fijo del cerámico dibujado –Desde que tengo memoria, todos a mí alrededor han vivido sólo para cuidarme y de cierta forma "servirme"-

-No elegiste la vida que tienes, es más, ni siquiera elegimos nacer... asique no quiero que pienses de esa forma- contestó segura y tranquila la mayor.

-Puede que tengas razón, pero eso no quita que continúan los demás viviendo según mis decisiones- suspirando.

-No sé a dónde quieres llegar...-

-Por ahora... aún te necesito para ayudarme con mis hijos ya que me siento todavía demasiado débil... y continúo con mi ingratitud...- con vergüenza.

La anticuaria la escuchaba con atención, pero raramente, no podía leer su mente y descubrir que era en verdad lo que la otra estaba pensando.

-Cuando me sienta un poco mejor quiero que vuelvas a casa- subiendo la mirada y observando directo a los ojos de la otra.

-Ya hemos hablado de esto Triny, no voy a dejarte sola con los niños cuando más me necesitan- con firmeza.

-Agradezco infinitamente tu ayuda... pero ya fue suficiente de arrastrarte conmigo- con seguridad y melancolía –No es justo para ti que pospongas tu vida por mí, ¿Sabes lo angustiado que debe estar Dante gracias a que por segunda vez estás lejos de su vida?-

-Por eso no tienes que preocuparte, él sabe que como seres del balance y además por la promesa que nuestra familia hizo, parte de nuestro deber es protegerte... eso sin contar que te amo como si fueras mi verdadera hermana- contestó Alice con serenidad –Cuando te sientas mejor veremos cómo continuamos-

Las mujeres se abrazaron por largo rato, suspirando y mostrándose de esa manera el profundo y sincero cariño que ambas se tenían.

...El día siguiente al amanecer...

-Triny, es demasiado temprano- refunfuñaba la dueña de la tienda mientras se refregaba los ojos con sus dedos sentada en la cama.

-Aly no estoy tranquila en este lugar, quiero irme lo más pronto posible- contestó la chica con cierto ruego en su mirada –Además... me siento rara, no sé cómo explicarlo pero...-

-Está bien, desayunemos primero y luego de juntar nuestras cosas nos iremos- terminó dándose por vencida -¡Ah! Me olvidaba de decirte, utilicé tu vestido blanco y sin quererlo lo manché- comentó antes levantarse y dirigirse al baño -Te dejé uno mío para que uses hoy, no hemos lavado nuestra ropa asique deberás ponerte ese-

Cuando la joven miró sobre su valija se encontraba el vestido que debería utilizar y su respiración pareció cortarse.

-No... no puede ser... no usaré esto- murmuró sosteniendo la prenda entre sus manos.

...Un poco más tarde en el mismo lugar...

-¿Por qué aún no te has vestido?- preguntó algo sorprendida la mayor -¿No eras tú la que quería salir temprano?-

-Perdona Aly pero no usaré ese vestido, no lo haré de ninguna manera- contestó firme -Estaré con mi ropa sucia si es necesario pero no me pondré eso y mucho menos en este lugar-

INFIERNO CELESTIALDonde viven las historias. Descúbrelo ahora