23 - DESICIONES

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...En algún lugar desconocido al atardecer...

Las dos mujeres estaban sentadas una frente a la otra en sillones de hierro finamente forjados en un jardín rodeado de todo tipo de flores silvestres, el clima era primaveral y el té servido sobre la mesa del mismo material comenzaba a enfriarse.

-Tía, lo lamento- dijo la chica apenada mientras bajaba la mirada -Sé que esto no es justo para ti, debiste dejarme ir sola y quedarte con Dante-

-¿Estás loca? ¿Cómo podría dejarte sola en un momento así?- un poco molesta y maternal al mismo tiempo -Lo más duro lo estás viviendo tú y yo estoy aquí no como un ser del balance que tiene la obligación de cuidarte, sino como una hermana mayor que se preocupa por ti- mirándola con ternura.

-Gracias...pero, estoy segura de que piensas que tomé la decisión equivocada al no decirles nada y huir...-luego de un suspiro continuó -Te ruego que trates de entenderme, de ahora en adelante, para poder protegerlos a ellos y a mis bebés, debo alejarme aunque mi corazón se haga añicos- con las saladas gotas que comenzaban a salir lentamente –Tenías razón cuando me dijiste que debía hacerme responsable porque ya no soy una niña...-

Alice se levantó de su asiento y se colocó al lado de la que había dejado de ser una estudiante universitaria, la abrazó y acarició su cabello tratando de calmar su angustia.

-Lo sé, ya no te preocupes más...encontraremos la manera de que todo termine bien- susurró con un nudo en la garganta y los ojos vidriosos la dueña de la tienda -Todo mejorará...-

...Mientras tanto en la gran casona...

Los tres se acercaron caminando lentamente, porque aunque estaban ansiosos sentían una intensa aura en el ambiente, por lo que mantenían su guardia alta mirando hacia todos lados.

-¿Perdiste la razón? ¿Cómo te presentas aquí acompañado por seres de arriba y abajo? ¿Acaso no sabes las reglas?- se escuchó una voz profunda que provenía desde la puerta principal.

-Ya deberías saber la situación y no extrañarte por eso- contestó Dante aproximándose aún más.

Los otros dos se quedaron unos pasos atrás, era claro que no eran bienvenidos y no tenían deseos de tener problemas con un ser del balance que notoriamente era increíblemente poderoso.

-Sólo deseamos saber si Trinity y Alice se encuentran aquí, por favor- dijo Alex casi a modo de ruego.

El joven que estaba cuidando el lugar los observó a ambos detenidamente y volvió a mirar al dueño del restaurante.

-¿Crees que esas dos serían tan tontas como para venir aquí siendo éste el primer lugar donde las buscarían?- le preguntó luego de suspirar.

-Lo sé, pero también sé el alcance de tus habilidades, asique te estoy pidiendo un enorme favor- contestó el chef-Ayúdanos a encontrarlas-

-¿Por qué debería hacerlo? Si no fuera por esos dos no tendríamos tantos problemas... mi familia y la tuya últimamente se la pasa en batallas para mantener algo de calma en el caos que crearon- colocando sus manos en los bolsillos de su pantalón y mirando al ser superior y al inferior de forma despectiva.

-Ya estoy perdiendo la poca paciencia que tengo- exaltado Max -¡Ya dinos si nos ayudarás o no!-

-Con esa actitud...mmm...no lo creo- sonriendo de lado.

El demonio en una milésima de segundo estaba frente a ese joven con los ojos ya rojos y emanando su oscura aura, cuando quiso tomarlo del cuello, el aura del color del arcoíris se lo impidió no sólo bloqueando su paso sino también lanzándolo hacia atrás y quedando éste sentado en el césped mientras que el chico que cuidaba la casa no movió ni un solo músculo.

INFIERNO CELESTIALDonde viven las historias. Descúbrelo ahora