IX. Sexo

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- Ni siquiera necesita ayuda Dil, deja que camine sólo.

El pelinegro perseguía a Yibo y a su amiga, con el propósito de cuidar a la mujer de las garras del castaño según el. Se instinto le traicionó de nuevo como muchas otras veces sucedidas durante los últimos días pero esta vez se sorprendió a sí mismo...

¿Por qué estaba comparando el trasero de un hombre con el de su amiga?. Lo peor era que no era cualquier hombre sino aquel que se le había vuelto la piedra en el zapato casi en todo.

- Ya dejalo. Volvamos a la fiesta. - Tomó el brazo de Dilraba con enojo para separarla del castaño.

- Mira Zhan, esto lo causaste tu. Si el necesita ayuda yo no se la voy a negar. - La mujer pudo ver como el castaño le dio una linda sonrisa. Era una pena no haber tenido la oportunidad antes con el, pero ahora no era el momento. Yibo podía ser muy guapo, pero ella quería mucho a su novio y esta era una forma de disculpa por lo que creyó firmemente había sido causado por Xiao Zhan y seguramente pudo terminar peor.

- ¿Por qué no te largas?. Aquí nadie te necesita. - Yibo presionó para que Zhan se fuera y el pelinegro tragó entero... Por supuesto no dejaría a su amiga sola.

Los dos llegaron a la puerta de la habitación y la chica le pidió las llaves, por lo que no perdió oportunidad de coquetear... Cada vez el humor del otro era peor.

¿De verdad creía que se podía sobrepasar con su amiga delante de el?

Podía joder con cualquier chica... Con Dil no, por lo que ahí permanecía detrás de ellos a regaña dientes con sus mejillas calientes por el alcohol ingerido durante la fiesta.

El pelinegro arqueó una ceja ya que se había dado cuenta que entre más apoyo le daba su amiga al castaño, más pesado se le hacía y más aprovechaba.

- ¿Puedes ayudarme con las llaves?. Están en mis bolsillos pero creo que me duelen los brazos. - El castaño sonrió y la chica le correspondió sabiendo que era un descarado. Esa era un invitación indirecta a manosearlo.

- ¿Donde están?

- Tal vez en el bolsillo de adelante.

Antes de que realizara cualquier movimiento el pelinegro, cuyo rostro estaba rojo por el enojo, empezó a buscar las llaves.

- ¿Qué dijiste?. Que me comí toda tu historia de que no te puedes mover.

Zhan fue brusco por lo que su amiga trató de detenerlo, mientras que el castaño casi se queda sin respiración al empezar a sentir como las manos del otro hombre manoseaban su trasero buscando las llaves que ni siquiera necesitaba porque había dejado sin seguro. Quiso decir algo pero se tensó inmensamente...

- ¿Donde están tus putas llaves? - Zhan no pudo ignorar la firmeza de los glúteos del castaño y por eso removió sus manos y desistió.



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CAPITANES /Versátil/ [FINALIZADA]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora