XXIII. Verdades

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En medio del salón estaban los dos ahora con solo una parte de sus prendas puestas pensando en la manera en la que se desharían del desastre que habían hecho y sobretodo, en la manera de poder salir de ahí sin levantar sospechas ya que los dos estaban bastante cubiertos de pintura. Para su fortuna, era Domingo y eran pocos los estudiantes que permanecían en la Universidad.

Xiao Zhan salió del sitio por medio de la puerta que conectaba con el área de parqueaderos y el otro salió como era de esperarse por la puerta principal.

Había sido un detalle tonto y el hecho de esconderse causaba cierta sensación de peligro, pero después de meditarlo bastante durante el camino...

Xiao Zhan pensó que tal vez sería bueno si un día no tuvieran que esconderse.

Cuando el castaño regresó a la habitación, por supuesto sus padres ya se habían marchado después de haber esperado por varias largas horas y de nuevo su mente fue inundada por esos pensamientos que lo habían estado embargando durante todo el día.

¿Que pretendía su padre?

¿Pretendía que como si nada se alejará de su novio sólo porque el le decía?

¿Le iba a poner entre la espada y la pared?

No tenía ni idea de lo que podía esperar y por esa y otras muchas razones no quería escuchar lo que su padre tenía para decir y más aún quería acallar su mente para detener todos los pensamientos.

Iba a escribirle a Zhan para que salieran a comer o ordenaran algo como habían quedado, pero alguien tocó a su puerta... Pensó que era el... Su novio.

Rápidamente, al sólo haberse bañado y quitado la pintura de su piel después de mucho restregar, aplicó un poco de colonia, se organizó el cabello y acomodó su camisa de nuevo...

¿Qué carajos?

¿Cómo mierda se seguía poniendo nervioso y ansioso de esa manera por su novio?

El mismo se había sorprendido haciendo esas cosas que hacen los idiotas enamorados cada vez.

Al abrir la puerta se llevó una sorpresa...

— Mamá, ¿Qué haces aquí? - El sólo verla hizo que su cabeza doliera.

— Tenemos que hablar. Nos dejaste esperando todo el día. - 

— Ahora no, tengo una cita. 

— ¿Con quién? ¿Con ese tipo? — Yibo apretó los dientes al escuchar aquel tono despectivo.

— Ese tipo, tiene nombre. -

— En todo caso, me vas a escuchar. — Sin mirarla refutó  con su cara de disgusto y se sentó derrotado cerca del escritorio.

— Lo que sea que me puedan decir, no me hará cambiar de opinión.

— Necesito que hables con tu padre. No entiendo porque lo tienes que desafiar cada vez.

Yibo no podía creer. Ahora resultaba que el era el responsable de todo... Al parecer.

Se burló de manera sarcástica. — No creo que el y yo tengamos temas para hablar... Menos si lo que quiere es que deje a mi...

Su madre interrumpió. — ¿Qué es lo que tienes con ese chico?. A ti nunca te gustaron los hombres. Desde que tenías cinco le coqueteabas a las niñas. ¿Es esto sólo para desafiar a tu papá otra vez?

— No, mamá ... No... 

Que jodida mierda... ¿Por qué carajos no podían entender?

— Se exasperó un poco. — No todo el mundo gira al rededor de ustedes. La gente también tiene su propia vida... — Se pusó de pie ya que perdió toda la paciencia que tenía y empezó a caminar de un lado a otro antes de continuar. 

CAPITANES /Versátil/ [FINALIZADA]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora