Capítulo Nº6: Cine

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Ay chiquis, me hubiese encantado darles en el gusto, pero aquí las cosas no son así. Este chico no podía salirse con la suya.

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Estaba esperando que comenzara la clase cuando lo vi entrar, ¿era broma? Y era peor, se sentó a mi lado, pero no habló.

Llegó el profesor y dio comienzo a la clase.

Yo me encontraba atenta a lo que decía el profesor y tomaba apuntes cada cuanto, de reojo podía observar que Eithan hacía lo mismo.

Había pasado ya por lo menos más de una hora de clases, cuando sentí el brazo de Eithan rozar el mío, solo lo observé atenta, no dije nada y él tampoco. Sentí que se removió en su asiento y se acercó más hacia mi, hasta quedar brazo con brazo pegados. No me aparté, sólo lo miré y le sonreí, él me miró y me devolvió una sonrisa de medio lado.

Por qué diablos estoy dejando que se me acerque.

Terminó la clase así, tranquila. Por primera vez, estando cerca de Eithan, nada extraño había pasado, no habían discusiones ni acciones raras.

Cuando me estaba parando de mi asiento, tomó suavemente mi brazo, miré hacia él y habló —¿tienes un momento? —asentí.

Salimos del salón y caminamos por los pasillos llenos, todos los estudiantes salían de sus salones en dirección al casino de la preparatoria.

Eithan habló —Yo... quería disculparme por lo sucedido el sábado por la noche. Lamento que me hayas tenido que golpear y no lo lamento por mi, ni porque claramente dolió —rodó los ojos con gracia— si no porque siento que fue grosero de mi parte.

—Tranquilo, fui yo la que terminó de acercarse.

—Sí, pero fui yo el que comenzó a acercarse —hizo una mueca de medio lado y apareció una sonrisa traviesa en su rostro— aunque la verdad, no me hubiese molestado besarte.

Aquí vamos. Este chico no podía ir sin ser coqueto.

Reí —ya veo, has vuelto a ser tú.

—¿Vuelto a ser yo?

—Ya estabas siendo demasiado amable para ser verdad.

Eithan rió y agregó —oye, hoy estaré solo al almuerzo, ¿quieres quedarte conmigo?

—¿Me estás pidiendo que me quede contigo porque estarás solo?

—Te estoy pidiendo que te quedes conmigo —me mira a los ojos– al almuerzo.

Hago una mueca —lo siento, pero debo reunirme con mis amigos. De hecho, ya debo irme —y muevo mi mano indicando en dirección al casino.

—Está bien —dice él— nos vemos luego —y comienza a darse la vuelta.

—Adiós —respondo yo y observo por un segundo mientras se marcha.

Este chico es tan impredecible con respecto a sus acciones y palabras.

Me dirijo hacia el casino. Al llegar, veo a mis amigos en el lugar de siempre, se están riendo de algo.

Me acerco a los mostradores con alimentos, tomo algo para comer y camino hacia el círculo que han formado mis amigos alrededor de la mesa. A lo lejos, unas cuantas mesas más allá, puedo ver a Eithan sentado solo, le sonrío, pero él no me devuelve la sonrisa. Que intrigante que es.

Llego a mi lugar y me siento.

—¿Qué hay chicos? —saludo.

—¡Hola! —responde al unísono el grupo.

Nada es lo que pareceDonde viven las historias. Descúbrelo ahora