Capítulo N°16: La primera discusión

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Todos estos días he estado alerta, cuando supe que ella estaba cerca estuve atenta a cada movimiento de la casa, porque sabía que ella estaría rondando.

Hace unos días dejé mi ventana sin seguro a propósito, para ver qué sucedía, pero nada pasó, días después hice lo mismo, pero solo encontré una pequeña abertura entre el espacio del marco y la ventana, aunque fácilmente podría haber sido el viento, así que no estaba segura si realmente era ella, pero el tercer día fue la vencida, dejaron la ventana abierta.

Estaba cada vez más cerca, lo que ella no sabe, es que yo estoy preparada.

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Estoy en mi casa en día sábado, ya he hecho mis quehaceres y he ayudado en la casa. Mis padres andan por todos lados arreglando sus cosas, la semana que viene vuelven al trabajo, pero irán cada día y volverán, ya que no irán tiempo completo, si no que medio día, incluso puede que quizá vayan menos y solo se preocupen de firmar el papeleo y ya.

Han decidido volver a casa, pero me parece raro, ya ha pasado más de un mes desde que mi hermano se fue y me viene un recuerdo: "Queremos que estudies aquí en el pueblo, porque es seguro".  Dijeron mis padres. ¿A qué se habrán referido? ¿Habrán pensado ellos también que alguna vez ella me haría algo? ¿O qué volvería a por mi?

Me encuentro en el sofá, sumida en mis pensamientos cuando siento la puerta tocar.

—Bexley, abre por favor —escucho que dice mi madre.

Voy hasta la puerta y un cachorrito ocupa mi vista.

—¡Hola pequeño travieso! —Saludo al cachorrito que acompaña a Scott.

—Lo acordado es deuda —dice Scott— y hemos cumplido —agrega con una gran sonrisa.

—¡Hola Scotty! Pasa —le digo, que entra con el cachorro en sus brazos.

—¿Puedo? —Pregunta haciendo el gesto de dejar al cachorro en el suelo, yo asiento y él deja al pequeño cachorrito sobre el suelo.

—¿Decidiste un nombre ya? —¿Pueden creer que Scott aún no le tiene un nombre? Simplemente le dice "perro".

—Aún no, ¿Cuál podría ser?

Hago una mueca de lado con los labios y miro al cachorro. —Realmente no sé qué nombre. He buscado, pero ninguno me convence.

—¿Has buscado? —pregunta Scott y me mira con ternura.

—Sí, pero no me convencen. —Vuelvo a hacer una mueca con los labios.

Me acerco al cachorro para hacerle cariño y este me mira como si su mundo dependiera de mi. Que increíble como un cachorro te adora con su mirada, cuando apenas le conoces, pareciera ser que solo necesita de tu atención y cariño para ser feliz. Eso me hace pensar que tiene cierta similitud con la vida de las personas.

—¿Qué nombre vamos a ponerte cachorrito? —le digo, en tanto le hago cariño. El cachorrito me sigue observando y mueve su pequeña colita una y otra vez, pareciera que va a salirsele de tan rápido que la mueve.

.

¡Eso es! ¡Colita!

—¡Colita! —gritó en voz alta.

—¿Qué? —Dice Scott. No sabe de qué estoy hablando.

—¡Colita! —Vuelvo a repetir con los ojos abiertos en grande de emoción.— ¡Su nombre puede ser Colita!

—¿Colita? —Scott piensa el nombre y me mira con un tanto de disgusto.

—¡Siiií! —Exclamo yo—  tan solo mira su colita —miro al cachorro que nos observa como si entendiera que hablamos de él y mueve su colita aún más frenéticamente.

Nada es lo que pareceDonde viven las historias. Descúbrelo ahora