Después del cine, todos decidimos ir a compartir a un antro, para terminar la noche divirtiéndonos.
Nos dirigimos hacia el lugar, llegamos y todos pedimos a la barra nuestros tragos y los cogimos hasta la mesa que hemos escogido.
Conversamos animados y luego de un rato decidimos ir a bailar. Nos acercamos a la pista y comenzamos a movernos en grupo.
Antes, no asistía mucho a bares ni fiestas, nada de eso me gustaba, prefería quedarme encerrada en casa, de hecho, en este momento preferiría irme a casa, pero digamos que... no me hacía bien. Así que, aceptaba todas las salidas posibles, donde fuera. Además, siempre me encontraba sola, porque mis padres jamás estaban, así que, asistir a todos lados era lo mejor que podía hacer, sobre todo para... avanzar.
Y bueno, aquí estoy otra vez, en cada fiesta, en cada casa o antro. Intentando disfrutar, tanto como lo hacen mis amigos. Claro, considerando que los grados de alcohol en mi cuerpo no son los mismos que en los de ellos. Observo a mis amigos y si, estoy bastante por debajo.
Soy siempre la sobria, diablos.
De repente lo siento, alguien me está observando. Uno siente cuando le observan.
Comienzo a mirar entre las personas del antro y lo encuentro. Ahí está el maldito chico otra vez. Mirando con detención, como si fuera una delincuente, pero esta vez se encuentra solo.
Le devuelvo la mirada por unos segundos y él levanta hacia mí la cerveza que tiene en la mano, en forma de saludo y se la lleva a la boca, cuando siento la voz de Sam. —¿Estás bien Bexley? —y mira en dirección hacia donde estoy mirando yo. El chico que me observa nos mira de forma descarada y con mirada dura. —Estoy bien —respondo— No pasa nada.
—Eso espero —me responde Sam, devolviéndole la mirada dura al misterioso chico. Guapo y misterioso, por cierto. Eithan.
Ha pasado el rato y seguimos en la pista, la mayoría ya está sudado y bastante bebidos. Siento como Eithan se encuentra mirando a lo lejos, no ha quitado la mirada ni un segundo. Este chico es tan difícil de descifrar. Un momento te pega la mirada y al próximo segundo te ignora por completo.
Ya ha pasado por lo menos un mes desde que estuve en la fiesta y ocurrió el espectáculo con Eithan, y ya han sucedido tantas cosas entre medio, que realmente estoy confundida y no sé qué pensar. Es un vaivén de "me acerco, pero te alejo".
Decido ir al baño. Les aviso a mis amigos en la pista que iré al baño y les digo que no se preocupen, que puedo ir sola, todos dudan, pero terminan accediendo. Normalmente iría acompañada, jamás sola, pero quiero comprobar algo.
Me dirijo hacia el pasillo en donde se encuentra el baño y por el rabillo del ojo puedo observar como Eithan se para de su lugar cuando salgo de la pista y toma el mismo camino y va en la misma dirección: al pasillo. Lo sabía, me está siguiendo.
No podía ser solo coincidencia, así que, para salir de la duda y asegurarme totalmente, cuando estoy por entrar al baño, doblo hacia el pasillo que se encuentra hacia el lado y puedo observar como este hace lo mismo, no entra al baño, se dirige en mi dirección.
Sé que puedo engañarlo, conozco muy bien este lugar, las cenas benéficas de mamá siempre se hacían en este lugar. Así que, para no dejar duda alguna, entro por una puerta que pocos solemos conocer y Eithan queda siguiendo el camino del pasillo. La puerta a la que he entrado se esconde entre las paredes, esta te lleva por un pasillo que está en forma de U y el cual, te lleva hasta el mismo pasillo de afuera, pero hacia el comienzo de este, justo por donde entras. Jamás voy a comprender lo ilógico que es este pasillo en U, pero justo ahora, su existencia está jugando a mi favor.
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Nada es lo que parece
Ficção Adolescente"El infierno está vacío, todos los demonios están aquí".