Capítulo Nº3: El reencuentro

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La noche anterior, cuando llegué a casa tuve que llamar a Cast y Besty para no arrancar las paredes con las manos.

Bueno bueno, quizá exagere un poco, pero enserio estaba molesta. —Pienso rodando los ojos.

—Chicas, Scott está con Kristen —dije, con la voz agitada y nerviosa.

—¡¿Kristen?! —dijeron ambas gritando— ¡¿Cómo Kristen?! —decía Cast— ¿Estás de broma? —respondió Besty.

—No debe saber que ustedes saben ahora, pero tenía que sacarlo —respondí con la voz aún agitada.

—¿Sacarlo?, ¿quieres decir que te importa? —decía Cast al otro lado del parlante.

¿Me importaba? ¿Me importaba lo que Scott hiciera con su vida amorosa?

Aparté esos pensamientos de mi mente. —¡Claro que me importa! Scott es mi amigo y Kristen me odia.

—Ay chica, yo creo que la razón es otra —suspiró Cast.

¿Otra? ¿otra razón? qué otra razón iba a tener para estar así. Claro que me incomodaba el nombre de Scott y Kristen en una sola frase, pero ya lo dije, él es mi amigo y ella me odia, ¿cómo podría no incomodarme?

—Gracias por la calma —declaré molesta y corté.

Di vueltas por la habitación e intenté calmarme. No podía estar así, probablemente Scott esté disfrutando de su fiesta ahora, con Kristen a su lado, felices.

Mientras daba vueltas me dejé caer sobre mi cama. Observé las paredes y el techo blanco por un buen rato, intentando pensar en cómo era que me había afectado tanto, pero sabía que era Kristen, esa era mi molestia.

Encima ahora me sentía culpable por haberle contestado así a Cast y Besty.
Que mal amiga era.

Finalmente, miré la hora, las 03:30 y suspiré; e hice lo que mejor podía hacer, me dormí...

Despierto al sentir que alguien me observa, tengo el cuello dormido, me he quedado dormida sobre la cama y en una mala postura.
La única luz que hay en la habitación es la luz de la luna, que se adentra por las cortinas. Me levanto para observar hacia las ventanas, nada.

Comienzo a caminar por el largo pasillo hacia las escaleras, pero no hay nada. Bajo hacia la primera planta, pero nada, todo está tranquilo. Quizá sólo lo he soñado.

Me acerco a asegurar bien los cerrojos y las ventanas. Subo a mi cuarto a ponerme la pijama y me vuelvo a acostar, al cabo de un rato, me encuentro durmiendo.

Me despierto nuevamente, esta vez por la alarma y otra vez con la sensación de que alguien me observa. Me acerco nuevamente a las ventanas, el sol me ciega, pero no hay nada, nadie, la casa de igual forma sigue vacía. Que raro, pienso.

Finalmente, parto a alistarme, una ducha, unos jeans claros, una blusa blanca y zapatillas. Tomo mi mochila para salir de la casa, subo al vehículo y me dirigo hacia la preparatoria.

He encontrado el estacionamiento perfecto al llegar, alzo la vista y ahí están. Cómo no, eran Kristen y Scott. No puede ser, pienso. ¡Qué tenía el universo en contra mío!

Scott saluda con la mano a lo lejos de forma nerviosa e incómoda, Kristen solo me mira con su sonrisa de superioridad. Qué más da, era la que siempre tenía en la cara.

Miro mi reloj, debo apresurarme o llegaré tarde. El salón de clases está lejos, en el tercer piso. Un largo camino a recorrer.

Mientras camino por los pasillos, casi al llegar al salón diviso de espaldas a alguien que se me hacía haber visto antes. Es físicamente alto y fornido. Alto y fornido, pienso. ¿Alto y fornido? Claroooo, el chico de la fiesta. El engreído, guapo y misterioso chico de la fiesta.

Nada es lo que pareceDonde viven las historias. Descúbrelo ahora