Capítulo 12

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|LÁGRIMAS DESESPERADAS |

El tiempo no ha dado tregua en detenerse, han pasado días y noches en los que la vida transcurre con cierta normalidad, aún cuando su cercanía y la mía irrumpen el espacio deteniendo segundos con solo miradas o frases que condenan un destino trazado

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El tiempo no ha dado tregua en detenerse, han pasado días y noches en los que la vida transcurre con cierta normalidad, aún cuando su cercanía y la mía irrumpen el espacio deteniendo segundos con solo miradas o frases que condenan un destino trazado.

Un teniente e investigador criminal siendo amigo de una psiquiatra, parece irreal que ahora nos tratemos con tanta naturalidad, incluso mis compañeros empezaron a sospechar que algo pasaba al ver que Azriel me invitaba cada cierto tiempo a dar paseos por la naturaleza que ambos adorabamos, o sus visitas rutinarias en medio de la investigación que lo llevaban al hospital y luego a mí por un simple café entre sonrisas discretas e inocentes palabras coquetas. Nos hemos convertido en algo que no puedo definir con certeza, solo podía decir que quema mi pecho cada vez que escucho su nombre o cuando se acerca con su típica expresión de seriedad, que me permite ser engreída por conocer la maravilla de su risa y sus ojos oscuros brillantes llenos de emociones.

Se me hace imposible no sentir algo con cada palabra que sale de su boca, porque solo aumenta el deseo de probarla, de saborear su suavidad. Lo que me dificulta las cosas, se convirtió en mi debilidad, en mis sueños y anhelos, él está haciendo que remueva sentimientos que hace mucho dejé reprimidos. Eso me asusta y a la vez me atrae, me llena de una vaga ilusión por creer que su corazón se aferra al mío con la misma intensidad.

Me sorprende la capacidad que tiene el ser humano de obsesionarse con otro en unos cuantos meses, por esa pequeña atracción que crece lenta y silenciosamente al aprender a conocerse entre ambos, generando una exploción de feniletilamina que obliga a segregar dopamina por el estado natural de euforia cuando sentimos esa conexión con alguien más. Algo que ni yo siendo psiquiatra he podido evitar, nadie escapa de las garras del amor y lo prefiero así, es el único sentimiento que involucra miles a la vez y hace que por él luchemos incansablemente.

Solo espero poder salir victoriosa de esta batalla a la que me enfrento, de no tener que asumir las consecuencias de un mal amor...

El desesperante clima caluroso nuevamente abandonó la ciudad, dándome un gran respiro, siempre amé el frío y la lluvia al caer; por lo que, fueron muy difíciles los tres meses de temperaturas altas que me hicieron transpirar más de lo necesario, manteniendo mis mejillas sonrojadas. Sin embargo, ya podía respirar tranquila, sintiendo el leve roce del sol junto al gélido ambiente de humedad.

La ciudad también parecía estar mejor, lo brutales casos de asesinato no se habían vuelto a presentar, algo que sin dudas calmaba a cierto Teniente, aún cuando no había tenido mucha suerte en encontrar a los culpables, lo que alimentaba su malhumor. Para él la justicia era algo sagrado, algo que debía hacer por sí mismo de la manera correcta, para evitar que aquel mal se siguiera propagando como plaga.

Hoy Azriel no se había aparecido por las instalaciones, últimamente estaba más enfrascado en su trabajo, en hallar definitivamente un responsable, por quien cada vez estaba más presionado. No sabía mucho del caso, pero por lo poco que me había comentado, el homicida era bastante escurridizo, dejó perfectamente todo calculado sin rastro aparente.

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