| REVANI |
Bebo mi café dándome cuenta que ya está frío, no sé cuánto tiempo ha pasado desde que me senté a redactar el informe judicial de Fatmir Osmani, adjuntando todas las pruebas que lo inculpan hasta el momento. Sin embargo, lo único que puedo hacer es pedir una orden de captura por intento de homicidio y secuestro, no hay ningún argumento que verifique su conexión con los asesinatos cometidos hace ya varias semanas. Las marcas en los cadáveres y el frasco no son suficientes, aunque él esté diagnosticado con esquizofrenia y pueda estar relacionado.
Debo andar con cuidado, Fatmir es un hombre poderoso, si no son claras las acusaciones puede librarse fácilmente. Es lamentable como el poder y el dinero pueden significar la libertad o la perdición, según sea el bando en el que estés y sin importar en qué lugar del mundo te encuentres.
Muerdo mi labio mientras repaso las letras una y otra vez. No puede existir error alguno del que su abogado pueda aprovecharse para salirse con la suya. Este momento podría marcar el inicio de un descanso necesario para dos almas y dos familias. Aunque siento inquietud en mi interior, pues no me resultan evidentes las razones detrás de tales actos tan deplorables. Debe haber algo mucho más profundo en este caso. Si se tratara únicamente de una obsesión, primero habría atacado a sus compañeros.
¿Y qué papel cumplía Mikaela Meyer?
¿Será posible que Fatmir no haya actuado solo?
Miles de preguntas se formulan en mi mente tratando de conectar los cables sueltos que quedan por resolver, y eso quizás lo conseguiría si pudiera registrar su casa; pero sé que no me darán una orden de allanamiento fácilmente, antes debo demostrar que ese sujeto representa un peligro para la sociedad.
El ruido de la puerta siendo abierta me saca de mi ensoñación. Observo la hora y me doy cuenta que ya son casi las seis de la tarde, el tiempo se me ha pasado muy rápido desde que decidí hacer algo de trabajo mientras Amelia descansaba.
El pelirrojo es el primero en hacer acto de presencia seguido por los demás que me saludan y continúan con su camino, así como Sara que me pregunta por ella y sube a verla. El único que queda conmigo es el albanes, quien toma asiento en el sofá para revisar algo en su teléfono.
Guardo algunos documentos y la laptop en la mochila que saqué del auto. Tengo que pasar por mi apartamento y luego ir a la casa de Williams, así que me apresuro a despedirme de ella.
La encuentro sentada sobre su cama, respirando forzadamente con un gesto de dolor que trata de ocultar cuando me ve. Entre tanto, Sara sale apresurada de la habitación.
— ¿Qué sucede? — me acercó veloz hasta llegar a su lado.
Ella cierra los ojos un momento y me mira con una mueca.
— Se está pasando el efecto del analgésico — sisea con dificultad de respirar — Sara ha ido por agua — dice cuando ve mis intenciones de buscar su medicamento.
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Enigma De Sangre
RomansUna psiquiatra llevada por sus pasiones se adentra a un oscuro mundo lleno de secretos manchados de sangre y deseo, de dónde tratará de escapar a como dé lugar llevándose consigo varias sorpresas. Entre ellas, un hombre con una alma enardecida, que...