Capítulo 3

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  |  ENCUENTRO DEL DESTINO |

Pocos días habían pasado desde la llegada de aquella mujer y sus compañeros, quienes muy pronto iniciaron su trabajo en la clínica central de Berat, atendiendo los casos más irracionales y enigmáticos que se encubren entre la maravilla de su histo...

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Pocos días habían pasado desde la llegada de aquella mujer y sus compañeros, quienes muy pronto iniciaron su trabajo en la clínica central de Berat, atendiendo los casos más irracionales y enigmáticos que se encubren entre la maravilla de su historia y sus habitantes, a la vista de los muchos viajeros que se aventuraban en conocer la longeva ciudad.

Nuevamente el sol acompañaba la ciudad entre el valle de montañas, cada quien se disponía a realizar sus labores. En su consultorio ya se encontraba la psiquiatra, en compañía de su primer paciente del día.

—Dígame señor Berberí— dije leyendo su apellido del expediente clínico que tenía en mis manos – ¿ha tomado correctamente los medicamentos, que su médico le recetó para tratar su Alzheimer? —

—Sí doctora, mi esposa siempre está al tanto de ello – respondió con una pequeña sonrisa, el señor de pequeña estatura, ojos viejos y pequeñas arrugas por todo su rostro, que demostraban el pasar de sus setenta y cinco años de vida.

—Me parece muy bien Señor Berberí, según sus exámenes su enfermedad aún no está muy avanzada, por lo que muy seguro podrá seguir disfrutando de su vida normal por más tiempo – respondí con una sonrisa – siempre y cuando, claro, siga su tratamiento al pie de la letra – termine por advertirle.

— Por supuesto doctora, cuente con ello, aún tengo mucho por recordar y vivir con mis hijos y nietos.

— Muy bien señor Berberí, lo espero por acá dentro de un mes, para su próximo control, recuerde que, si siente o hace algo fuera de normal, no dude en acudir a mí, aquí está mi tarjeta y mi número – dije dándole mi tarjeta, que tomo rápidamente con sus manos ásperas – que tenga un buen día – me despedí cordialmente acompañándolo hasta la puerta de mi consultorio.

— Muchas gracias doctora, hasta luego – se despidió finalmente, mientras salía por la puerta y cerraba detrás de él.

Volví a mi asiento y miré en mi lista el siguiente paciente, un hombre de 50 años que presentaba un grave caso de esquizofrenia. Tanto así, que ya había estado internado por algunos meses en el hospital psiquiátrico de Tirana (ciudad capital de Albania).

Me preparé mentalmente para recibirlo; por lo general este tipo de pacientes era muy difícil de tratar y en ocasiones presentaba impulsos agresivos hacia las personas que se encontraban cerca.

Tú puedes, no es la primera vez que enfrentas uno

Con el ánimo propuesto dejé mi asiento para caminar hacia la puerta.

La abrí, mire el listado que tenía en manos y en voz alta exclame

– El señor Fatmir Osmani, favor pasar a mi consultorio.

Rápidamente se acercó un señor muy alto, de presencia imponente, vestido con un traje elegante, de rasgos felinos y afilados, cabellos canosos y ojos grises penetrantes.

Enigma De SangreDonde viven las historias. Descúbrelo ahora