Capítulo 13

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 | INFIERNO |

Los documentos caen de mi escritorio, mientras paso las manos por mi rostro una y otra vez, mi paciencia ha llegado a su límite

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Los documentos caen de mi escritorio, mientras paso las manos por mi rostro una y otra vez, mi paciencia ha llegado a su límite. Más de tres meses de investigación exhaustiva y es como si no hubiera hecho nada, solo con las pocas pistas que se lograron recolectar de las escenas del crimen.

¡Maldita sea con Kadarja! No me la he hecho fácil, esta semana no ha hecho más que reclamarme porque no le he dado avances, y por si fuera poco, acaba de llegar una fotografía anónima del condenado bloque de piedra donde se encontró el cadáver de Meyer con una inscripción muy clara tallada en el material, que no sé como diablos llego ahí si revise el área mil veces y nunca hallé nada útil.

Seguro no dudara en matarme una vez que vea la nueva evidencia; pero me importa muy poco, porque ahora está más que claro que el asesino es el mismo, es el psicópata que asesinó a sangre fría a Berberi.

Era su marca E Imja, tal parece que se divierte dejando pistas sin sentido. No ha vuelto a atacar, pero no dudo de que lo haga a propósito, esto no llegó de la nada, él lo envió.

Una risa sarcástica es liberada por mi boca ¿Está buscando atención? ¿Aburrido de que un incompetente Teniente no sea capaz de seguirle el juego?

Revuelvo mi cabello tratando de pensar, algo no debe estar bien ¿Por qué esperar tanto tiempo? Hubiera podido perfectamente enviarlo antes o asesinar a otra persona, después de todo las muertes de Berberi y Meyer no llevan mucho tiempo entre sí, sólo unas pocas semanas.

Apoyo las manos sobre mi escrito encorvando ligeramente mi espalda.

¿Qué estoy dejando escapar?

De pronto una idea llega a mi mente y abro mis ojos con sorpresa, ¿cómo pude olvidarlo? Necesito mi libreta con urgencia, allí tengo anotado todo lo relacionado con los casos, hasta lo más irrelevante o lo que ha simple vista no tiene nada que ver.

Rápidamente recojo todos los documentos que arroje al suelo en el ataque de desesperación, buscando el cuadernillo de pasta dura, hasta que logró hallarlo cerca de la otra esquina de la estancia. Rebusco entre las hojas con fechas y cortas frases con datos relevantes, hasta que casi por la mitad encuentro la fecha del accidente de los médicos, accidente que atendí por casualidad.

Sombra, secuestro, accidente provocado...

Son las palabras que más llaman mi atención y me hacen recordarlo. Ese hecho fue investigado, los frenos fueron cortados y según la declaración del pelirrojo que iba conduciendo, alguien se atravesó en su camino, por lo que intentó frenar y no pudo, haciendo que chocaran contra la barrera que da al río para evitar atropellar a dicha persona. Seguramente era la misma que intentó secuestrar a alguna de las doctoras, entre esas... Mendez.

Su apellido abandona mis labios sin darme cuenta, haciendo que sonría como estúpido ante el recuerdo de sus rasgos finos, del tenerla en mis brazos cuando la saque de ese auto, de su miedo al sentirse perseguida por quien sea que, más tarde nos vigilaba dentro del mismo bosque donde se encontró la primera víctima. El primer cuerpo, que me alertó aún más del peligro que ella podría estar corriendo y del que he estado ignorando por estar concentrado pensando en mi psiquiatra como si fuera un maldito adolescente.

Enigma De SangreDonde viven las historias. Descúbrelo ahora