Capítulo 23

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| ZIEL |

Mis ojos recorrían la pantalla mientras leía atentamente el historial clínico de mis próximos pacientes

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Mis ojos recorrían la pantalla mientras leía atentamente el historial clínico de mis próximos pacientes. Mañana tendría que regresar al trabajo, ya que había expirado mi licencia médica y me encontraba completamente recuperada; así que ya no tendría excusas para no volver. Azriel no estaba muy de acuerdo con ello, pero tampoco podría hacer mucho, ya que pocas veces lo había visto desde lo sucedido en casa de Ivanov.

Azriel intentó convencerme de que me quedara en su apartamento por unos días, alegando que era el lugar más seguro para mí. Sin embargo, no lo permití, porque no quería ser una carga para nadie y no podía dejar abandonados a mis compañeros. Amber seguía en delicado estado de salud, sus padres acababan de llegar, y como había predicho Sara, armaron un escándalo ante el gobierno y la policía exigiendo que se encontrara lo más pronto posible al responsable y que su hija regresara a su país una vez estuviera mejor.

Continué deslizando la pantalla por algunos minutos hasta que me quité las gafas y toqué el puente de mi nariz con cansancio. Aún estaba el misterio por resolver; la cabeza del animal fue retirada el mismo día y las notas amenazantes fueron llevadas a grafología forense para analizar si la caligrafía coincidía entre ambas. No había ocurrido nada extraordinario desde entonces, lo cual agradecía, pero no evitaba que me sintiera insegura a cada hora del día, estando alerta de todo a mi alrededor. Me había vuelto mucho más paranoica y desconfiada.

Suspiré levantándome de la silla y fui en busca de algo de cafeína para mi sistema. Cuando pasé por la sala, George estaba tranquilo recostado sobre el sofá leyendo un libro, como si no hubiera nada más que lo perturbara. Estaba tan ajeno en su mundo que ni notó mi presencia al pasar frente a él.

Preparé rápidamente todo y regresé a mi escritorio. Debía terminar mi trabajo antes de volver al hospital. Sara necesitaba descansar junto a Pablo, quien se negaba a alejarse de su novia. Era una suerte que les hubieran dado permiso para estar con ella durante estos días; supongo que no querían armar más escándalos.

Me concentré en la lectura mientras bebía el amargo café. Los casos de los pacientes variaban entre depresión, trastornos bipolares y algunos con algún tipo de demencia leve y avanzada. En su mayoría eran personas adultas y uno que otro joven. Aunque cada vez iban en aumento, las enfermedades mentales no son cosas exclusivas de adultos; incluso desde la infancia pueden ir apareciendo rastros anormales que perturban su crecimiento. Sin duda, no deberían ser impedimento para su desarrollo si se saben sobrellevar a lo largo de la vida.

La taza fue quedando vacía, y con ello también se fueron terminando los historiales hasta el punto en que no tuve nada más que leer. Apagué mi computadora y procedí a coger algún abrigo junto con mi bolso. No quería molestar a George, así que iría por mi cuenta. Bajé hasta la primera planta pensando en despedirme de él, pero no lo hallé por ningún lado; quizás estaba en su cuarto o en algún otro lugar de la casa.

Enigma De SangreDonde viven las historias. Descúbrelo ahora