Capítulo 14

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| SABOR AGRIDULCE |

En la lejanía llega la voz de un infante, mis oídos captan ese tierno y delicado sonido como si fueran recuerdos, como si pudiera imaginar su contextura, sus pequeñas manos rozando mi rostro con dulce inocencia, mientras proclama el nombre de su m...

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En la lejanía llega la voz de un infante, mis oídos captan ese tierno y delicado sonido como si fueran recuerdos, como si pudiera imaginar su contextura, sus pequeñas manos rozando mi rostro con dulce inocencia, mientras proclama el nombre de su madre en medio de su desesperación.

Entre mi inconsciencia, también resuenan gritos ahogados y una lucha por mover mi cuerpo inerte de su lugar, para sacarlo de esta fantasía, devolverle lo que se le ha perdido, lo que le han robado. Hasta el momento en el que mi mente vuelve a apagarse otra vez por completo, dejándome en total oscuridad a manos de mi verdugo, mi subconsciente.

Navego por ese mar sin salida, sin esperanza, sin sueños, esperando que el veneno abandone mi sangre, que mi espíritu sea limpiado de todo rastro de maldad.

Se sienten años, esas horas o quizás minutos de involuntariedad, hasta el instante preciso en el que vuelvo a luchar por abrir mis ojos, por recuperar la estabilidad psíquica sin rendirme esta vez. Logrando el anhelado propósito con la vista abierta de par en par tratando de asimilar la presente situación, que no deja mucho que desear al no poder reconocer ni recordar nada.

Lo primero que me recibe es un gran y alto techo de madera junto con blancas paredes que dan a una mediana ventana cubierta por una fina tela clara justo a todo el frente de dónde me encuentro recostada. Una cama de dos plazas en medio de la habitación, algo que me extraña totalmente.

¿Qué hago aquí? ¿Qué sucedió?

Intento recordar, pero mi cabeza duele como si me hubiera golpeado fuertemente; así que, solo me tomo unos segundos para tratar de levantarme y es ahí, cuando me doy cuenta de otro detalle. Mis costillas crujen y presionan contra mi pecho de manera tortuosa, haciéndome difícil la tarea de respirar con normalidad, aún cuando sostengo mi caja torácica entre mi mano derecha para regular el proceso de mis pulmones a uno más lento y suave.

Permanezco sentada hasta que me siento capaz de levantarme por completo. Necesito averiguar dónde estoy, qué ocurrió conmigo, mi cuerpo se encuentra pesado y mareado con una sensación ajena de cuando te quedas sin energías y con los músculos abarrotados por la actividad a la que estuvieron sometidos. Aunque claramente esta situación es completamente diferente, me asusta bastante, porque mi mente solo me lleva al preciso momento en el que me despedí de aquella intrigante paciente. Mi memoria está fallando, algo va mal conmigo, jamás había presenciado un episodio como este y es realmente frustrante e inquietante. Sin embargo, por lo pronto camino con cuidado hacia la puerta y la abro sin problemas en total silencio, pues estoy descalza y fuera no se escucha ningún otro ruido. Lo que me hace creer que soy la única en el lugar.

Traspaso el umbral dando directamente con un amplio espacio, una sala de estar bien acomodada, todo en colores claros y madera. Algo que le da un ambiente diferente, rústico como... una cabaña.

Enigma De SangreDonde viven las historias. Descúbrelo ahora