Reina de Piratas

Capítulo 20: El caliope

—¡¡RINDETE!! ¡No me hagas matarte!— Antonia traía furia en los ojos, estaba cansada de verse siempre amenazada por estos Piratas salidos de la nada.

—¡JAMÁS! No renunciaré al título que me llevó hasta aquí 

—¡Hazlo ahora, rindete!. ¿Acaso importa más ese título que tu propia vida?— Ximena no retrocedía pero aprovechó para tomar su espada y dañar la pierna de Antonia . Se quejó del dolor y no tuvo otro remedio que atacar, atravesando el abdomen de la chica pero sin llegar al final —¡RINDETE, HAZLO!—  Ximena miró en ese momento los ojos de Antonia y  sintió que había regresado al pasado ¿podía ser posible? Lo era, no había otra forma, definitivamente era el karma. Se enfureció por lo obvio y volvió a intentar atacar pero Antonia fue más rápido y terminó atravesando con la espada el cuerpo de Ximena Kay. —No me dejaste otra opción— la sangre se esparcía en la arena.

—Ganaste. Ahora eres la única mujer entre los cuatro temibles— tocío antes de seguir hablando —Voy a morir...por la mano de la misma  persona a la que le arrebate el título...—  Antonia quedó confundida a estas últimas palabras pero ya era demasiado tarde para hacer preguntas. Ximena Kay había muerto por sus manos. Toda la tripulación que estaba bajo el mando de la muerta Kay se arrodillaron ante su nueva capitana. Soltaron a Nicolás.

—Antonia ¿estás bien?— abrazó a Antonia viendo el cuerpo de la joven pirata cubierto en sangre. La rubia comenzó a llorar por lo que había hecho. Se había convertido en una asesina, se había convertido en una verdadea pirata —Tranquila Antonia, todo está bien— después de que Antonia se tranquilizara unos de los piratas se le acercó.

—A vencido a Ximena Kay y ahora nos debemos a usted capitana— se quitó el sombrero e hizo una reverencia a la chica —Su barco la espera— Antonia dió un vistazo a Nicolás y este asintió

—Felicidades, ahora eres una de los cuatro temible  y la capitana de un barco con su propia tripulación— ella sonrió apenas, no estaba feliz de lo que había sucedido. El cuerpo de Ximena fue arrojado al mar y los dos jóvenes acompañados de toda una tripulación llegaron hasta donde se había quedado Natanael y los demás. Nadie llegó a preguntar al respecto, de Khalil se adelantó diciendo que se trataba de una larga historia.

—Dime pequeña ¿ya sabes cómo vas a llamar a tu nuevo barco?— ella descansaba la cabeza en las piernas del anciano. Le había tocado a él el papel de consolarla. Ya haga era una costumbre. —Ese barco tuvo un cambio de capitán así que si quieres es necesario el cambio de nombre—  Antonia meditó unos segundos, recordando una de esa viejas historias que escuchó de niña.

—Se llamará...el Caliópe...

Caliópe
Un antiguo joven de nombre Caliópe pasaba sus días en tierra queriendo y soñando llegar al fin del mar, el que se veía cuando el sol dejaba de iluminar el cielo. Nadie sabía que había allá ya que se consideraba imposible llegar.Un día el joven, que no creía en nada de eso, amarró varios troncos que encontró e hiso una balsa para poder flotar en el océano. Se sentía dichoso saber que estaba a punto de cumplir su sueño hasta que descubrió que al otro lado de lo que decía que era el fin del mar no había nada más que la misma marea, más y más agua que no terimaba. Aun así continuó con la esperanza de recorrer todo el océano en busca de ese límite hasta que la desilusión lo golpeó con fuerza. Se enfureció viendo su sueño como un total fracaso y se arrojó al mar para terminar con su vida. Se dice que muchas personas quisieron saber que había descubierto el joven y comenzaron a construir barcos para perseguir lo mismo. Y al llegar no se desilucionaron igual que Caliópe al ver que no había nada, en vez de eso aprendieron a vivir en el mar hasta convertirse en lo que hoy llamamos piratas.

—Es una historia muy triste abuelo— decía una niña de cinco años que había escuchado atentamente la historia.

—Lo sé Antonia pero mira el lado bueno, si no fuera por Caliópe hoy los piratas no existirían y yo se que te gustan los piratas— la tomó en sus brazos para cargarla.

—Tienes razón, me gustan muuucho los piratas... ¿entonces fue así como las personas descubrieron como vivir en el mar?—  preguntaba con esa voz y curiosidad de niña.

—Exacto, pero ahora es momento de ir a dormir— la acurrucó en la cama, en el cuarto del convento donde ella vivía. —Mañana será un nuevo día, habrá tiempo para más historias— la tapó con la cobija y ella se quedó dormida.