Capítulo 27: Marca de nacimiento

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El temible nocturno contempló la marca de nacimiento en forma de cruz que Antonella traía en su pie desnudo. Miró a la chica sintiéndose confundido, con la mente nublada y débil

—¿Cómo te llamas? ¿Quién eres, haz venido para castigarme?— preguntó desesperado.

—¿No me ibas a matar? ¡Hazlo ya!— dijo con sus pocas fuerzas pero él volvió a dudar.

—¡¡¡ANTONELLA!!!— Beatriz salió de su escondite en lágrimas al ver a su hija sangrando en el suelo, la abrazó desesperada. Antonella le pidió que se fuera, jamás se perdonaría si su madre moría por su culpa —¡No me pidas que me valla porque no lo haré!. Ya te perdí una vez y no puedo volver a perderte. Soy tu madre y haria lo que fuera por ti— la abrazó con más fuerza y el enemigo las contempló mas que confundido.

—¿Antonella? ¿Su madre?— ¿que era este dolor de cabeza, qe eran todos estos recuerdos? Bajó el arma y se sentó en el suelo mentalmente destrozado. La chica por otro lado estaba en las últimas

—¡SE ESTÁ MURIENDO! ¡POR FAVOR, AYUDENME!— sentía como su hija dejaba de respirar con cada latido de su corazón. Miró furiosa al asesino —Eres realmente un ser terrible. No tienes setimientos ¡haz matado prácticamente a una niña! ¡A mi hija! No mereces vivir— tomó el arma de su primogénita y apuntó al pirata —¡TE MATARÉ!— aquellas palabras dieron en le pecho del temible nocturno, se encontró en la nostálgica sensación del dejá vú.

—¿Beatriz?— tragó en seco al ver a la mujer que casi no podia recordar a tiempo. La dama bajó el arma al darse cuenta de esos ojos inolvidables, a aquellos a los que si nuca pudo olvidar.

—¿Dante?— calló de rodillas al reconocer a su marido, a la persona que había dado por muerto todo estos años —¿Cómo es que estás vivo?— preguntó hasta que Antonella tocío por las heridas y volvió a recibir la atención de su madre —¡Hija por favor resiste!—  todo el mundo estaba confundido por lo que dejaron ir a Nicolás y a Natanael. Se reunieron con la moribunda.

—¡No Antonella, por favor resiste, no me hagas esto!—  Nicolás por primer vez estaba llorando, acompañado por su padre y su suegra. En cambio el pirata seguía sin comprender hasta que todo un montón de recuerdos regresaron a su aturdida mente. Él era Dante de Gorka ¿como pudo haberlo olvidado?. La mujer enfrenté de él era su antiguo esposa, la que había perdido en esa batalla atroz hace ya tantos años y ella, la chica ¿podía ser? No tenía un año de edad pero después de tanto tiempo era obvio que tenía que crecer. Y por los rasgos no podía se otra que su pequeña Antonella.....El había matado a su hija —¡TODO ES TU CULPA MALDITO!— tomó a Dante de la chaqueta, llenando su rostro de golpes

—¡No lo hagas Nicolás!— le pidió Beatríz al verle sacar una pistola. Se interpuso entre los dos —Él es Dante de Gorka, el padre de Antonella. Estoy segura de ellos así que por favor baja esa arma, no cometas una locura— pero no parecía creerle —Se que te preguntarás porque si es su padre le ha hacho esto. Yo tampoco lo sé, podemos descubrirlo si lo dejamos a hablar. Él no le haría daño a su hija, debe estar confundido.

—¡No me importa, eso no le devolverá la vida a mi Antonella!

—Ella no esta muerta. Pero lo estará si no nos damos prisa— dijo Natanael mientras permanecía al lado de la chica inconsciente —Baja esa arma Nicolás, no resolverás nada matándole. Solo miralo, esta destrozado por lo que hizo. No esta seguro ni de quien es pero si reconoce a su esposa y a su hija.

—¿Ella esta viva, no mate a mi hija?— Dante se arrastró hasta donde estaba Antonella, duduso de tocarla y hacerle mas daño. Pero Beatríz posó sus manos sobre las de él, directo a donde estaba la hemorragia para contenerla. Luego sacó el medallón que su hija traía en el cuello —Si, es ella, es mi hija. Cuanto a crecido, no pude ver su niñez ¿ella fue feliz?

—Tuvo la mejor infancia de todas, soy testigo de ello. La crié— le contó Natanael mientras a sangre fría sacaba la bala —Solo que no los tuvo a ustedes a su lado para saber desde un principio que su sueño de ser pirata ya estaba cumplido. Se lo que pasó y porque Antonella los perdió tan pronto, pero ahora es momento de arreglarlo, de que se conozcan y sean una familia.

—Cuando sepa que eres su padre estoy seguro de que te perdonara— dijo Nicolás ya recuperado de su crisis —No conozco a alguien tan entregada y absurda como ella. Lamento haber intentado matarte pero haría lo que fuera por Antonella, también lamento haberle quitado tu apellido.

—Y ya esta casada— comentó Dante sonriendo, ya cuando Natanael había terminando de curar la herida —Tranquilo muchacho, ella tuvo todo el derecho de continuar con su vida y yo no pienso arrebatarsela de ninguna forma— llamó a Natanael —Gracias por haber cuidado tan bien de mi hija cuando yo no estuve ahí para ella. Gracias por haber tomado mi lugar como padre y ejercerlo de la mejor manera posible.

—De nada— y así, entre los cuatro, se encargaron de cuidar muy bien de la herida hasta que a la mañana siguiente Antonella fue despertando poco a poco. Su cuerpo estaba completamente vendado y al lado de su cama lo acompañaba su esposo.

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