Día 21. Estanque

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*La palabra original el reto es Estambre, pero no sé qué es ni entendía bien lo que me decía Google, así que me he permitido cambiarla por Estanque.

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A menudo solía tener ganas de matar a Chat Noir, pero en ese momento superaba cualquier otra. ¡La había llevado de visita al jardín de la familia Agreste! ¿Es que estaba loco?

—Tenemos que irnos de aquí —insistió Marinette—. ¡Si nos ven vamos a pasar el mayor ridículo de nuestra vida! ¡Llamarán a la policía y Adrien me odiará para siempre!

—Te aseguro que están todos dormidos. El señor Agreste se va a dormir a las once de la noche, Nathalie a las doce, y el guardaespaldas una hora después de comprobar que Adrien ya lo ha hecho, lo que suele suceder a las doce y media.

Marinette entrecerró los ojos. Chat parecía conocer bien el horario de los Agreste, y eso la llevaba a una conclusión que no le gustaba.

— ¿Has estado vigilando a la familia para poder traerme a su jardín? —reprochó—. ¡Eso no es lo que debería hacer el héroe de París!

—No es para tanto —le restó importancia—. Te prometí un lugar hermoso para nuestra cita, y te aseguro que no te vas a arrepentir. Date la vuelta y observa.

Marinette obedeció. Seguía enfadada, pero no pudo evitar abrir los ojos con asombro. En medio de un césped increíblemente verde había un estanque de agua donde podía ver algunos peces de colores. Frente al mismo reposaba la estatua de una mujer hermosa. La reconoció como Emilie Agreste.

—Es precioso... Pero es un sitio muy personal.

—Tranquila, a Emilie le caigo bien. A veces vengo a verla y charlamos.

Se giró hacia él horrorizada.

—Es la madre de Adrien, no puedes hacer eso. En serio, Chat, no deberíamos estar aquí.

—Te prometo que no va a pasar nada, Emilie no nos va a delatar —bromeó—. Adrien sabe que vengo a veces, puedes preguntarle el lunes.

Seguía pareciéndole cruel estar ahí, pero la mirada de seguridad de Chat le dio valor.

—Emilie, perdónanos por venir a perturbar tu tranquilidad. Este gato no sabe lo que es el respeto —Él soltó una risita como respuesta—. Si te sirve, soy fan de tus películas, creo que eras una gran actriz. Y tienes un hijo muy dulce, espero que no se enfade con nosotros por estar aquí.

—No lo hará —insistió Chat, con una expresión mucho más solemne que antes—. ¿Sabes? Yo también creo que era una gran actriz. La mejor del mundo. Ven, siéntate conmigo.

Le indicó un banco para dos que había frente al estanque. Marinette asintió y se sentaron juntos.

—Esto me sigue resultando ofensivo. Pero está bien. Emilie, Adrien te extraña mucho, por eso siempre va con una foto tuya en su mochila —Chat la miró con una ceja arqueada—. ¿Qué? Una vez tuve que mirar dentro por fines prácticos, por favor no se lo cuentes.

—Mi boca está sellada para Adrien Agreste —prometió.

—La cuestión, Emilie, es que ojalá estuvieras aquí. Contigo el mundo sería mucho mejor, porque Adrien es como un sol y tú eras una estrella para él... Ya estoy divagando otra vez —se lamentó—. ¿Ves lo que me haces hacer?

—A mí me parece bonito lo que acabas de decir, seguro que a Emilie también —sonrió—. ¿Por qué no le cuentas alguna anécdota con Adrien? Yo le cuento mis aventuras con Ladybug.

Marinette hizo memoria para recordar alguna. Decidió contarle su viaje escolar a Nueva York, omitiendo el final triste en que Adrien se marchó y ella corrió detrás para caerse en mitad de la carretera gritándole que lo amaba. Chat tampoco necesitaba saber aquello.

Cuando volvió a mirarlo se dio cuenta de que estaba casi llorando.

—Oh, gatito —Sacó un pañuelo de su bolso para limpiarle las lágrimas—. ¿He dicho algo malo?

—Para nada, es que tus historias me parecen muy bonitas. Tienes algo, Marinette —sonrió.

—Tengo la sensación de que ya he escuchado eso antes —comentó—. Me encantaría seguir hablando con Emilie, pero ya hemos molestado demasiado.

— ¡Deja de decir eso! A mí madre no le molesta que yo sea feliz.

Bastó una milésima de segundo para que Marinette comenzara a hiperventilar y Chat se arrepintiera de lo que acababa de decir.

—No, no quería decir eso...

Pero ya era tarde, y ninguna excusa podía remediarlo.

—No me lo puedo creer —casi chilló Marinette—. No me lo puedo creer. Aunque esto explica muchas cosas. ¡Pero sigo sin poder creérmelo!

— ¿Te defrauda que sea yo? Bueno, sé que no te gusta Adrien y...

La expresión de Marinette se mostró dura cuando volvió a observarlo.

—Tengo que irme a casa, esto es peligroso. Tengo que pensarlo sola.

—Podemos sobrellevarlo —insistió él—. Confío en ti para guardar mi identidad.

Ella negó frenéticamente con la cabeza. Él se echó unos pasos para atrás, entristecido. Estaba claro que aquel descubrimiento no le gustaba, no había que ser un genio para saberlo. Ni tampoco para saber que acababa de arruinarlo todo. Tendría que hablar con Ladybug al respecto.

—No se trata de eso. Quiero irme a casa, Chat —dijo ella—. Por favor, necesito estar sola.

Asintió en silencio, comprendiendo. Después la tomó en brazos al estilo princesa y comenzaron a moverse lejos de aquel estanque.

Los dos contuvieron las ganas de llorar durante el trayecto. Cuando por fin llegaron a la terraza Marinette se bajó de su abrazo y se observaron en silencio.

—Siento mucho haberte defraudado, pero comprendo que no soy lo que esperabas —sonrió tristemente—. ¿Podremos seguir siendo amigos? Eres muy importante para mí y no quiero perderte.

La no respuesta de Marinette fue suficiente para que intuyera cual era. Asintió una última vez antes de marcharse con el corazón roto.

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No sé si esperabais una revelación aquí, pero ya está hecho 😂. A partir de este capítulo hay que leer en orden, menos el 22, 23 y 30 que cronológicamente van antes y no influyen mucho. Pondré una anotación en los capítulos que haya que leer tras este por si alguien no sigue el orden de publicación.

Reto Marichat mayo Donde viven las historias. Descúbrelo ahora