Día 24. Maullidos

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Por si alguien no sigue el orden de publicación: a partir del capítulo 21 tenéis que leer en orden, excluyendo el 22 y el 23 que son independientes. Para este también recomiendo leer antes el 15.

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Fijó la vista en el cuadro de la pared de enfrente mientras la psicóloga apuntaba algo en su libreta. Odiaba esa libreta, quería saber qué había, pero la señora Rosales era demasiado reservada.

—Y bien, Adrien. ¿Cómo ha ido tu semana?

—Intenté acercar a esa chica a mi vida normal, y no me aceptó. Fue mi culpa, cometí un error y la asusté. Ni siquiera lo entiendo bien, pero ahora estamos bastante distanciados.

—No te martirices, Adrien. Si no te aceptó, ella tiene su parte de responsabilidad.

— ¡Fue mi culpa! —insistió—. Yo lo arruiné todo. Siempre lo arruino todo.

La psicóloga dejó caer la libreta y apoyó los brazos encima de la mesa con los dedos entrelazados.

—Adrien, ya habíamos hablado de esto. Estas sesiones no son para que cargues con la responsabilidad de las acciones de otros.

—Lo sé, pero este ha sido un gran error —Y todavía ni había podido hablarlo con Ladybug, lo que lo complicaría todo más—. Quiero volver a hablar con ella, pero me da demasiado miedo su rechazo. Ni siquiera puedo mirarla a la cara.

—Es lógico tener miedo, dada la situación. Te recomiendo darle un poco de tiempo, puede que necesite despejar su mente antes de hablar contigo. Si érais tan amigos como me has dicho, es posible que ella lo esté pasando igual de mal que tú.

A decir verdad, la última semana había visto a Marinette demasiado nerviosa y triste. Le partía el corazón verla así, pero era ella la que había decidido distanciarse. No quería presionarla ni obligarla a volver a ser amigos, no quería empeorarlo todo.

— ¿Qué tal el otro asunto? —Le cambió de tema en vista de que en ese no iba a sacar más—. ¿Has hablado con tu padre acerca de dejar el modelaje?

Le respondió con una mueca sarcástica, eso era todavía más imposible que hablar con Marinette.

—No he sido capaz —dijo secamente.

Ella asintió en silencio. Volvió a anotar algo en su libreta y lo observó con algo de duda.

—Veo que hoy no tienes ganas de hablar —No recibió respuesta—. Está bien, vamos a hacer un juego. Dime qué animal te representa.

—Los gatos.

—Nos facilita el trabajo. ¿Sabes qué sonido hacen los gatos? Maullan. Maullan de manera diferente según cual sea su emoción. Te voy a hacer preguntas y tú vas a maullar dejando salir lo que sientes por dentro.

—Creía que su trabajo era ayudarme a superar mis traumas.

—Exactamente, pero no puedo hacerlo si no dejas salir lo que llevas dentro. Lo único que necesito es conocerte, Adrien.

Le seguía pareciendo una pérdida de tiempo, pero asintió. De otra forma no lo dejaría tranquilo.

Agradecía que Plagg se hubiera quedado fuera escondido en su mochila y no lo viera haciendo aquello.

—Empezamos. ¿Qué sientes con respecto a la situación con tu padre?

Se mantuvo unos segundos en silencio hasta que finalmente lo dejó salir. Estaba acostumbrado a maullar como Chat Noir, pero era más complicado hacerlo sin el traje. Ni siquiera hizo falta que la psicóloga hablara para que él mismo se diera cuenta de su sonido lastimero.

Reto Marichat mayo Donde viven las historias. Descúbrelo ahora