Día 19. Pesadilla

390 38 3
                                    

Despertó sobresaltado y en medio de un grito. En una ocasión normal ese día habría sido el cumpleaños de su madre, pero ella ya no estaba. Se encontraba solo y con la compañía de sus pesadillas.

— ¿Estás bien, chico? —preguntó Plagg, preocupado—. Estabas gritando en sueños. Llamabas a tu madre.

Se sintió mucho más tranquilo al verse nuevamente en su habitación con su kwami al lado. Todo estaba como siempre, no había peligro. Pero si dolor en su interior.

Aunque Plagg lograba mitigar un poco la sensación de soledad, resultaba insuficiente en ese momento.

—Lo siento, ha sido una pesadilla —Bajó la mirada y suspiró—. Siempre sueño con ella el día de su cumpleaños, pero no es nada bueno. Siento que me pide ayuda, pero nunca entiendo qué quiere decirme y vuelvo a perderla, siempre la pierdo. Estoy muy cansado, Plagg. La extraño demasiado, todo cambió cuando se fue.

Se guardó para sí mismo que ese sueño había incluido algo nuevo, la presencia de Marinette. Ella no hacía nada, solo observaba, pero era suficiente para ponerlo nervioso.

Permitió que unas cuantas lágrimas comenzaran a caer por su rostro. Se las limpió y mantuvo la cabeza baja.

—Lo siento, Adrien —dijo Plagg, cuidando sus palabras para no herirlo—. La mente humana es compleja. Mi teoría es que intentas decirte algo a ti mismo, pero no lo sabrás hasta que despejes tu mente. Creo que podrías necesitar la ayuda de un intérprete de sueños.

Dicho eso, Plagg aprovechó la desvelada nocturna para ir en busca de su queso.

Adrien se quedó pensativo. Plagg tenía razón, quizá necesitaba ayuda de un profesional. Pero no de un experto en análisis de sueños o como se llamarán, más bien de un psicólogo.

No era la primera vez que se lo planteaba, pero en su momento su padre se había negado a que acudiera a uno. Dijo que era mejor tenerlo controlado en casa sin extraños que intentaran indagar en su mente. Pero Adrien comenzaba a no estar seguro de ello.

Cómo había dicho Plagg, su mente parecía querer decirle algo que no comprendía, y no era capaz de pensarlo ni en ese momento ni en ningún otro.

—Tienes razón, Plagg —asintió—. No creo que pueda pensarlo ahora. Vamos a dormir, mañana tenemos que estar descansados.

—Buenas noches otra vez, Adrien.

Se quedó dormido al cabo de unos minutos. Volvió a soñar con su madre, pero esta vez no una pesadilla. Soñó que lo visitaba por la noche y le acariciaba el cabello como cuando era un niño. Soñó que nunca se había marchado de su lado.

🐞🐞🐞🐞🐞🐞🐞🐞

Mañana: 20. Neko Cafe.

Reto Marichat mayo Donde viven las historias. Descúbrelo ahora