Día 11. Admiración

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Antes de este capítulo hay que leer el 10, van unidos.

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Admiración era lo que se había dicho a sí mismo que sentía por Marinette. No era mentira, la admiraba casi tanto como a Ladybug, pero sus sentimientos sin duda eran más que eso.

Odiaba darle la razón a Plagg, que se lo llevaba advirtiendo un tiempo, pero tampoco podía negarse mucho más lo evidente. Estaba enamorado de Marinette. Esa chica a la que le encantaba cantar con él las canciones de La Bella y la Bestia y que lloraba cada vez que llegaba el final. No sabía cuándo había pasado ni cómo, el sentimiento había ido naciendo poco a poco en su interior.

La admiración seguía siendo fuerte. Marinette era increíble y no resultaba ninguna sorpresa, pero el amor era mayor. No podía decir que hubiera olvidado a Ladybug del todo, pero lo que le había dicho a Alya era verdad. Si tuviera que elegir, tenía clara su elección. Quizá en otra ocasión hubiera disfrutado mucho de aquellos rumores sobre su relación, pero las cosas habían cambiado.

A pesar de todo, no pensaba estropear las cosas con Marinette. No cometería los mismos errores otra vez. Además, le había costado que ella se sintiera cómoda en su presencia. Incluso con Adrien se sentía más cómoda ahora, ya no tartamudeaba tanto. Por mucho que le pareciera adorable, le gustaba la Marinette segura de sí misma.

Sabía que ella quería un amigo, no un novio, y él lo aceptaba. Aunque tuviera que contener las ganas de besarla en algún que otro momento. Así sería.

—No estás prestando atención a la película —se quejó Marinette—. Y no puedo emocionarme si no paras de mirarme.

—Vas a llorar de todas formas —bromeó Chat.

— ¿Me vas a decir qué te pasa? Hoy estás muy raro.

No podía ser del todo sincero, pero sí podía dar una verdad a medias. Algo que dijera sus sentimientos sin decirlos realmente. Él siempre había sido experto en aquellos juegos de palabras, no debía costarle tanto con Marinette.

—Me he dado cuenta de que te admiro mucho, eso es todo. Eres una chica increíble, más de lo que tú piensas, y mereces que te lo diga todos los días.

Ella lo miró confusa. Un ligero rubor cubrió su rostro.

—Yo también te admiro mucho a ti, Chat —dijo en un susurro—. Aunque ya lo sabes y no necesitas que nadie te lo diga, eres increíble.

—Te equivocas, a mí también me gusta recibir cumplidos de vez en cuando. Es algo cansado decírmelos siempre a mí mismo.

Marinette comenzó a reír.

—Déjame disfrutar de la película.

Se recostó contra él, entrelazó sus manos y volvió a prestar atención a la pantalla. Chat sonrió, quizá con el tiempo Marinette comenzaría a quererlo como algo más.

Reto Marichat mayo Donde viven las historias. Descúbrelo ahora