Día 22. Noche de películas

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Este capítulo va suelto y antes del 21, así que no hay que leer nada para entender.

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- ¡No pienso ver ninguna película de zombies! -lo amenazó, sabiendo sus intenciones.

Lo conocía perfectamente, le gustaba ver películas de terror con ella para tener la excusa de abrazarla. ¡Era tan astuto y tan irritante!

-Has perdido la apuesta, así que tienes que obedecer -recordó Chat con una sonrisa maliciosa-. ¡Y yo digo que vamos a ver Guerra Mundial Z!

Habían apostado que Hawk Moth era incapaz de pasar más de dos semanas sin akumatizar. Marinette a favor y Chat en contra. Y por desgracia para ella, Hawk Moth parecía haberse tomado unas vacaciones. Al perder le había dado vía libre a Chat Noir para elegir la película que verían en esa sesión de cine.

No había esperado que la traicionara de aquella manera.

- ¿Por favor? -suplicó-. ¿No hay una alternativa?

Él se lo pensó por unos segundos antes de responder.

-Está bien. La alternativa es... Algo pasa con Ronaldo.

Romance cutre o zombies, menuda alternativa.

-Está bien, pon esa dichosa película de zombies, pero no esperes que me abrace a ti.

- ¿Eh? ¡Solo quiero ver películas de zombies porque me encantan tus caras! No necesito abrazarte para nada -se excusó.

-Genial, porque te quiero a más de un metro de distancia.

Marinette si necesitaba abrazarse a algo, por lo que tomó sus peluches de Ladybug y Chat Noir y los colocó a su lado en el sofá. Chat Noir se sentó en el suelo frente a ella. Se quedaron callados una vez que dio inicio la película.

Marinette se cubrió la cara antes de recibir el primer susto, que llegó a los pocos minutos de la película. Al liberar sus ojos se dio cuenta de que Chat la observaba con una sonrisa divertida.

-Ni siquiera han llegado los zombies -se burló.

Fue su turno de pegar un grito cuando volvió a girar el rostro a la pantalla y el primer zombie había comenzado a atacar. En menos de un segundo pegó un saltó para abrazarse a Marinette y los peluches.

-Solo es un zombie, Chat Noir, no es real -se burló ella-. ¿Tanto miedo te da?

-Hablaremos de esto después.

Ella rio por lo bajo.

-No debería dejar que me abraces -comentó Marinette, intentando mostrar dignidad.

- ¿Quieres que me aparte?

-No.

Le tendió el peluche de Ladybug.

-Toma, por si necesitas taparte los ojos.

-Ladybug siempre dispuesta a protegerme -bromeó.

-Cállate ya, estoy intentando disfrutar la película que tú has elegido.

-A tus órdenes.

Siguieron viendo la película en silencio, al menos los momentos en que no gritaban por los sustos y se reían del otro. Cuando por fin terminó, Marinette le dio al pause y se levantó del sofá para estirarse y bostezar.

-Bueno, no sido tan mala como esperaba.

-Sí, me ha gustado bastante -respondió él.

-Es más divertido todavía saber que te has asustado más que yo -rio. Perdió la sonrisa cuando él no le respondió la broma-. ¿Chat?

- ¿Qué? Me aterran los zombies desde que Ladybug y yo vivimos una especie de apocalipsis zombie besucón -confesó-. Casi besé a Chloe, eso es suficiente para dejar tocado a cualquiera.

Marinette sintió la tentación de estrangularlo.

- ¿Y por qué me has hecho ver esto? ¡Te vas a quedar sin pasteles durante un mes! ¿Sabes que voy a tener pesadillas?

-Porque me encantan las películas de miedo. Y no tengo a nadie con quien verlas. Aunque no lo creas, mi vida social es un poco... Limitada -explicó-. Y mi kwami no es el mejor compañero del mundo para disfrutar nada, se pasaría las dos horas hablando de por qué comen personas pudiendo comer queso.

Marinette se sintió un poco triste con la confesión. No había esperado que Chat fuera la clase de chico con dificultad para hacer amigos. Siempre tan valiente y seguro de sí mismo, había supuesto que era el popular del colegio.

Con un suspiro se dirigió a su escritorio y tomó un folio y un bolígrafo. Volvió a acercarse a Chat Noir y se sentó a su lado.

-Está bien. Si hacemos sesiones de cine cada dos semanas, podemos obligarnos a elegir una de terror cada cuatro. Una por mes. Lo soportaré siempre que te asustes más que yo.

-Eso será difícil -bromeó-. Pero gritaré mucho para que pienses que sí.

Marinette suspiró con cansancio.

-La próxima vez simplemente sé sincero conmigo. Somos amigos, ¿no? -Él asintió en silencio-. Vamos a organizar el calendario.

-Ese plan suena genial -sonrió.

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Subo el 23 a lo largo del día: Guerra de bromas.

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