Día 31. Eclipse

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Chat Noir la llevó en volandas hasta lo más alto de la Torre Eiffel. Ella podría haber ido sola, pero le gustaba demasiado acurrucarse en sus brazos al estilo princesa, y a él le gustaba que lo hiciera.

Hacía treinta años que no se veía un eclipse en París. Según los expertos el próximo tardaría bastante en llegar, así que todos estaban emocionados con aquel evento. Sus amigos habían quedado en otro lugar, pero ellos dos habían preferido estar a solas para no condicionar a los kwamis a quedarse encerrados.

Se sentaron sobre en la superficie y esperaron, aunque había algo que ella necesitaba hacer primero. Reunió valor antes de lanzarse.

– ¿Puedes quedarte con el traje un momento? –le pidió, bajando la mirada con algo de vergüenza–. Todavía quedan diez minutos para que comience.

–Claro, de todas formas Plagg siempre se deja sobornar con un poco de queso –bromeó–. No sufrirá mucho.

Tikki se quedó a un lado, comiéndose las galletas que Marinette le había preparado y tratando de fingir que no los escuchaba.

Bien, era el momento. Respiró hondo una vez más.

– ¿Querías decirme algo? –la instó Chat, comenzando a preocuparse.

–Quería darte las gracias por estar en mi vida, Chat.

– ¿Estás intentando romper conmigo?

Lo miró confundida. Y asustada.

– ¿Qué? ¡No! ¡Claro que no! Intento ser romántica.

–Ah... En ese caso, continúa.

–No, ahora no me sale. –Se cruzó de brazos y centró la mirada en el cielo–. Eres experto en arruinar el romanticismo. O más bien, mis momentos.

– ¿Por favor? –suplicó él–. Es que tus momentos románticos suelen ir acompañados de malas noticias, solo salen a la luz cuando estoy a punto de morir o estamos en una misión de vida o muerte.

Eso era más ofensivo todavía, ella era muy romántica. Quizá no lo demostraba tanto como debía durante las misiones porque lo primordial era concentrarse, pero lo era el resto del tiempo.

Sacudió la cabeza para concentrarse, si no hablaba rápido perdería el valor.

–Está bien. Te agradezco que estés en mi vida porque eres más que un novio o un compañero de equipo, siento que eres mi alma gemela. ¿Sabes cuál es la sensación de sentir que conectas tanto con alguien que parece cosa del destino? Pues es lo que siento cuando estoy contigo –terminó.

Él se mantuvo mirándola en silencio con un ligero rubor en las mejillas. Marinette se preguntaba si al menos la había escuchado. ¿Se acababa de quedar en shock?

–Es lo más bonito que me has dicho nunca –habló por fin–. Sabes que yo siento lo mismo por ti, ¿verdad? Desde el principio.

–Sí, pero tú eres capaz de decirlo más a menudo –refunfuñó–. Lo haces ver tan fácil...

Quizá él tenía razón, no era demasiado romántica. Dar regalos era su mayor muestra de afecto, pero se sentía insuficiente no poder decirlo en palabras.

Dándose cuenta de sus nervios, Chat cambió su expresión y decidió arreglarlo.

–Porque me gusta decírtelo, me gusta gritar mis sentimientos. Me enamoré de ti aún cuando creía que no tenía ninguna posibilidad, no me voy a enfadar ahora solo porque te cueste más expresarlo. Además, me das dulces. –Se encogió de hombros, sonriente–. Cada vez que me como uno es como si escuchara tus te amo. No me hace falta nada más.

–Es genial saber que solo estás conmigo por la comida. Y yo que pensaba que me querías... –Fingió sentirse enfadada, aunque en realidad estaba complacida. Se aseguraría de añadirle corazones a los próximos macarons–. Debería dejar de darte, así me aseguraría de tus sentimientos.

–Como tú quieras, pero te arriesgas a que Plagg se convierta en un grano en el culo vengativo.

Comenzó a reír.

– ¡Pero nunca le haría eso a Plagg! No soy tan cruel, solo te los quitaría a ti. Quizá debería castigarte sin besos o sin abrazos hasta...

–El eclipse está a punto de comenzar, milady –dijo para cambiar de tema antes de que siguiera privándolo de cosas esenciales en su vida–. Será mejor centrarnos en lo importante, que es el aquí y el ahora –sentenció.

–Creía que tú eras el bromista de la relación. ¿Y ahora no te gustan mis bromas?

–No son graciosas –se excusó–. Son crueles. Pero te quiero de todas formas.

Marinette volvió a reír. Le dio un beso en la mejilla y se acomodó con la cabeza apoyada en su hombro. Él la rodeó con los brazos y la atrajo más contra sí antes de deshacer la transformación y liberar a Plagg. Al mismo tiempo Tikki se colocó en las rodillas de Marinette.

Los cuatro se mantuvieron en silencio a partir de ese momento, concentrados en el espectáculo que el cielo les ofrecía. Aunque de vez en cuando, los ojos de Adrien y Marinette se desviaban hasta acabar fijos en los del otro, siendo ese el verdadero motivo de su felicidad.

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Y fin❤️

Perdonadme, se me olvidó la existencia de este reto hasta que una vocecilla en mi interior me dijo "pero tú... no tenias algo marichat pendiente?" y fue una revelación más dramática que la que tendremos en la serie, pero ya lo tenéis completo 😂😂😂😂😂😂 De verdad que lo siento, pero tenéis que saber que tengo memoria de pez. Y lo peor de todo es que el capítulo estaba escrito, soy un desastre.

Muchas gracias por haber leído, comentado o disfrutado este reto. Ha sido un placer centrarme más en marichat porque era un ship que tenía algo desplazado (vaya igual que los guionistas, le tendré que mandar el currículum a Thomas), pero ya era hora de ponerme. Nos vemos con otros retos u otras historias, muchas gracias!

Reto Marichat mayo Donde viven las historias. Descúbrelo ahora