Día 26. "Es por tu bien"

375 52 8
                                    

Se miraron en silencio unos segundos hasta que Chat apartó la mirada. Aquello era demasiado difícil para aumentar el sufrimiento.

— ¿Y bien? —comenzó él—. Tú querías hablar conmigo. Leí tu carta.

— ¿Por qué no te quitas el traje?

—Siempre te has sentido más cómoda con Chat Noir que con Adrien —Se encogió de hombros—. Quiero ponértelo fácil.

La realidad era que con el traje podía controlar mejor las lágrimas y huir si la cosa se ponía fea.

—Quiero disculparme, creo que no he sido muy justa contigo y te debo una explicación.

Él asintió con calma. Se acomodó mejor en la barandilla y esperó a que comenzara a explicarse. Le podía conceder aquello, y necesitaba una explicación con urgencia.

—Todo esto, alejarme de ti y romper nuestra amistad, es por tu bien. No sabes las consecuencias que podríamos provocar.

—Y supongo que tú sí. Tú lo sabes todo.

No podía creerse aquello, tenía que ser una broma. ¿Marinette de verdad quería darle una explicación o solo ponerle excusas peores que las de su padre?

—Chat...

—No, escúchame tú ahora. Estoy cansado de que todo el mundo intente controlar mi vida, que penséis que soy tan frágil que me voy a romper por un rechazo. Me da igual si es por mí bien o no. ¡Por una vez quiero que sea mi elección! —Era consciente de que había alzado la voz más de lo que debía. Respiró hondo para calmarse—. Lo siento, no quería gritarte. Pero no veo como puede ser por mí bien perder a alguien a quien quiero.

Fue suficiente para que Marinette se derrumbara. Se dejó caer contra la pared y apoyó la cabeza en sus rodillas mientras comenzaba a llorar.

—Llevo demasiado cargando con esto, no quiero atraerte conmigo.

Incapaz de verla así se agachó junto a ella y la abrazó. Seguía enfadado, pero su sufrimiento era casi más doloroso que su mentira.

—Marinette, puedes contarme lo que te preocupa. Éramos amigos, dijimos que estaríamos siempre para el otro. No voy a romper mi promesa, estoy aquí.

Ella alzó un poco la mirada y se limpió la cara antes de responder.

—Soy Ladybug.

Bueno, había esperado algo peor. Era una gran noticia, resolvía uno de los dilemas de su corazón, pero eso debía pensarlo cuando estuviera calmado.

No había nadie mejor que Marinette para ser Ladybug, así que no era un problema, ni tampoco conocer sus identidades. Se guardarían mutuamente el secreto.

Ahora bien, esa revelación no explicaba el resto de sus dudas.

—Eso no es un problema para mí, siempre he querido que lo fueras. Ahora que lo pienso, me despistaste más de una vez —Se sentía estúpido por haberse dejado engañar, pero ella era demasiado inteligente—. No tengo ningún problema con eso.

—Ese no es el problema, Chat. El problema es que nuestro amor ya destruyó el mundo una vez, y temo estar condenándote a repetirlo.

Eso era más preocupante. Se apartó un poco del abrazo y le dio espacio para que se sintiera cómoda.

—Cometí un error, tú descubriste mi identidad, creo, no tengo todos los datos. Bunnix vino por mí, me dijo que había ocurrido algo y que tenía que arreglarlo cuanto antes. Entonces me llevó al futuro... Tú estabas allí, eras blanco, completamente blanco, y el mundo ya no existía. Me dijiste "nuestro amor destruyó el mundo, Marinette", y todavía lo tengo guardado dentro —Salió de sus pensamientos y lo observó con la cara descompuesta—. Estabas completamente solo, me pediste ayuda y pude arreglarlo, pero no sé si podré una vez más —sollozó—. No quería cargarte con esto. Fue la peor experiencia que he vivido como Ladybug.

—Y pensaste que era mejor mentirme.

—Creía que era serías más feliz sin saberlo. Más libre.

Se quedó en silencio, pensando en su suerte y en su desgracia. Amar a Marinette/Ladybug parecía estar llevándolo directo a su propia condena. Pero saber el caos no lo atormentaba, más bien lo hacía entender todo lo que Marinette había guardado hasta ese momento. Pese a todo, le daba paz saber la verdad.

—Si quieres irte, lo entenderé —dijo ella.

—No, solo me estoy preguntando cómo le voy a explicar a mi psicóloga que ahora tengo miedo de destruir el mundo.

— ¡Tómatelo en serio por una vez!

— ¡Lo estoy haciendo! Me preocupa la situación, y me molesta que hayas cargado con esto tú sola. Pero no quiero tener miedo de lo que pueda pasar sin siquiera haber vivido. Has dicho que cometiste un error y te descubrí sin querer, quizá es que así no tenían que suceder las cosas. Quizá es ahora cuando estamos yendo por el camino correcto.

Marinette negó con la cabeza.

—Eso no lo puedes saber.

—Tampoco tú —sentenció él—. ¿Quién tiene la razón, entonces? Podríamos llamar a Bunnix, seguro que lo sabe. O vivir la vida como nos toque y no molestarla.

—Podríamos causar un desastre global —argumentó Marinette.

—Hemos expuesto nuestra vida por el mundo muchas veces, podemos permitirnos ser egoístas ahora. Pero no te voy a obligar a nada, Marinette. Es tu decisión estar o no conmigo.

Viendo que no respondía nada hizo ademán de levantarse, pero entonces sintió su abrazo impidiéndole moverse de allí. Sus labios llegaron segundos después pidiendo permiso para colarse entre los suyos. Le estaba dando una oportunidad, y no era tan rencoroso como para rechazarla.

La abrazó contra su cuerpo sin dejar de besarla.

—No te muevas ni un centímetro de mi lado —ordenó Marinette, apartándose un poco.

— ¿Por tu bien o por el mío? —bromeó, demasiado feliz como para no hacerlo.

—Por el de los dos.

—Me gusta como suena eso. Podremos con esto, te lo prometo.

Reto Marichat mayo Donde viven las historias. Descúbrelo ahora