Día 9. Cuidándote

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Odiaba profundamente sus muelas del juicio. ¿Por qué existían? ¿Para darle dolor de cabeza y no permitirle ser una buena Ladybug? Durante el último ataque le había costado más de la cuenta centrarse, incluso había preocupado a Chat. Le había dicho que estaba en sus días del mes, afortunadamente la creyó.

Durante su revisión el dentista dijo que todavía no podían sacarla, pero Marinette estaba tentada a sacársela ella misma si el dolor no cesaba.

—No puedo más, Tikki —se quejó—. ¿Crees que los dentistas me harán más caso si voy como Ladybug?

— ¡Ni se te ocurra! Esa muela todavía no está lista para salir. Podrían tocarte el nervio y afectarte el cerebro.

Se estremeció. Tikki se había tomado muy a conciencia las advertencias del dentista, y no paraba de recordárselas cada vez que sugería una nueva estrategia para regresar.

—Solo era una broma —se excusó—. Tampoco creo que sea buena idea pedirle a Chat que toque un poco mi diente con ese poder suyo...

—¡Marinette! —volvió a regañar Tikki—. Será mejor que duermas, tus ideas suicidas tienen que parar.

—Solo era otra broma...

— ¡Gracias al maestro que te toqué yo y no Plagg! ¡Qué desastre causaríais juntos!

Marinette no pudo evitar reír. Plagg le hubiera llevado la corriente en aquello, estaba segura. Pero amaba a Tikki y no la cambiaría por otro kwami.

—Sabes que te quiero mucho, Tikki —suspiró. Se ajustó mejor el paño con hielo contra la boca—. Voy a intentar dormir.

Cerró los ojos y se dispuso a hacerlo, pero su móvil comenzó a sonar antes de que lo lograra. Era una petición de videollamada de Alya. Suponía que estaban preocupados por no haberla visto esa mañana en el colegio, ella no había ayudado no respondiendo sus mensajes.

Respondió, podía hablar con ellos cinco minutos. Aunque al final se alargó unos veinte, todas sus amigas querían asegurarse de que estuviera bien. Aprovechó para pedir los deberes de ese día, que afortunadamente no eran demasiados. Una lectura y varios ejercicios de matemáticas. Después les agradeció la preocupación y se despidió de ellas.

Cuando consiguió dormir algo a su cerebro le pareció divertido hacerla soñar con un diente maligno que quería acabar con la humanidad. Pensó, casi divertida, que aquella podía ser una idea para Hawk Moth.

Cuando despertó se encontró que alguien había cambiado su paño por un paquete de guisantes congelados, seguramente su madre. Se lo agradecería después, no tenía ganas de moverse.

— ¿Estás mejor, Marinette? —preguntó Tikki.

—Más o menos.

—Deberías saber que ha venido Chat Noir a verte, parecía preocupado. Tu madre lo ha pillado viéndote dormir, y ahora están tomando galletas juntos.

—Es tan tierno... Espera, ¿Qué?

Su dolor de muelas pasó a un segundo plano, Chat pasando el rato con sus padres era más preocupante. A saber de qué estarían hablando.

Ignorando el malestar al dejar el paquete de guisantes bajó de la cama. Se colocó algo decente de ropa y se arregló el pelo, no podía bajar a verlo en esas pintas.

Lo encontró en el salón, viendo un álbum de fotos en compañía de su madre. Típico, tenía que humillarla enseñándole eso a Chat Noir. Por si su día no era lo bastante malo.

Seguía siendo una imagen distópica.

—Chat... ¿Qué haces aquí?

Ambas personas se giraron a mirarla.

Reto Marichat mayo Donde viven las historias. Descúbrelo ahora