Día 18. Magia

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-Y aquí tenemos una preciosa flor para una bella princesa -dijo Chat con tono enigmático mientras hacía aparecer una rosa de su cabello.

Marinette la tomó con cuidado entre sus dedos y la olisqueó. Seguía estando fresca y ofrecía un aroma agradable.

No le sorprendía que Chat supiera hacer trucos de magia, él ya había demostrado en más de una ocasión tener ases bajo la manga. Le gustaba cuando le sacaba monedas de las orejas o flores del pelo.

-Algún día descubriré cómo haces todos esos trucos.

-Estoy seguro, pero nunca sabrás hacerlos tan bien como yo.

-No subestimes mis habilidades mágicas -insistió Marinette, fingiendo indignación-. Podría ser mejor maga que tú... Si me apasionara este mundo. Pero prefiero dejártelo a ti, no me gustaría humillarte.

-La princesita está sacando su furia, me gusta eso.

Cómo respuesta le pegó un empujón juguetón en el hombro.

-Enséñame más -pidió Marinette.

-Bueno... Hay un truco más, pero no sé si podría gustarte -Se mostró dubitativo-. Necesitaría tu permiso para hacerlo.

- ¡Claro, lo tienes!

¿Qué de malo podría tener un simple truco de magia? Pensó eso hasta que vio a Chat aproximándose con calma hacia ella. Sintió como se descontrolaba el ritmo de su corazón, pero no se apartó cuando sus labios rozaron los suyos.

¿Cuántas veces había soñado con aquel momento? Innumerables. Pero no se comparaba a sus fantasías. Sus labios pidieron permiso para colarse entre los suyos y ella lo concedió. Le rodeó el cuello con los brazos y profundizó un poco más aquel juego, logrando un jadeo de sorpresa por su parte.

Se separaron a los pocos segundos mirándose sorprendidos el uno al otro.

Chat fue el primero en recuperar la compostura. Abrió su mano y mostró el amuleto de la suerte que Adrien le había regalado en su cumpleaños y que siempre reposaba en la muñeca de Marinette.

-Y aquí está -dijo Chat, orgulloso-. Este truco consiste en... distraer a la persona y robarle algo... -explicó, habiéndose aclarado la voz-. Una pulsera sirve, o unos pendientes...

Por un momento había sentido que de verdad quería besarla, pero solo había resultado una fantasía. Chat era un gran mago, incluso había jugado con sus ilusiones sin saberlo.

- ¡Claro! ¡Es un truco bueno! -exclamó Marinette-. No es como si quisieras besarme. Ni yo a ti, eso habría sido una locura, somos amigos -rio nerviosa-. Muy buen truco, si... Te has ganado el título a mejor mago de esta habitación.

Chat pareció entristrecerse por unos segundos, pero después su ánimo volvió a ser el de siempre.

-Soy el mejor mago de todo París -presumió-. Y el mejor besador, apuesto a que esta noche soñarás conmigo.

Marinette rodó los ojos.

-Ese truco me va a salir caro —suspiró.

Más tarde continuaron bromeando como si nada hubiera pasado, aunque los dos sabían que el truco de magia había significado más de lo que estaban dispuestos a admitir.

Reto Marichat mayo Donde viven las historias. Descúbrelo ahora