Capítulo 15

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Narra Mephisto

Jamás me imaginé que TN__ se trajera a Rin, ya que esto podía ser difícil pero haría el intento para que todo saliera como yo lo había planeado.

– Qué chico tan molesto... ~ – susurré.

– ¿Qué hago aquí y por qué sacó a Rin? – me preguntó TN__.

– Primero toma asiento, querida criatura – ella se sentó adelante de mi escritorio mientras le ponía en su bícep un torniquete – ¿recuerdas los requisitos que yo necesitaba de ti para que te quedaras? – la apreté un poco.

– No recuerdo todos pero uno era de enviarle un tubito de mi sangre – ella observó el torniquete con rareza pero le quitó importancia – hasta mi padre le extrañó que usted lo pidiera. ¿Por qué me pidió algo así?

– Es confidencial – puse mi sombrero sobre el escritorio – el caso es que ese tubo tuyo se... perdió – me quité el saco y me remangué las mangas de la camisa.

– ¿Cómo de que se perdió?

– Pues...

[ Flashback ]

– Hermano – Amaimon me observaba con sumo aburrimiento – en estos días has estado trabajando demasiado duro.

– Por el momento estoy condenado pero luego podré hacer lo que me plazca.

– ¿Y esa carta? ¿Para quién es?

– Esta carta se lo darás a Paimon.

– ¿¡Paimon!? – recuperé su interés – Oye, si crees que te va hacer un favor, estás desperdiciando tu tiempo.

– No lo hago.

– Sabes muy bien que sólo obedece a Lucifer y a nadie más que no sea él.

– Paimon me debe un favor.

– ¿¡Un favor!? ¡Nunca creí que un demonio como él te pidiera ayuda! ¿¡Sabes el chisme que se llevaría en el infierno!? – se empezó a emocionar – ¿¡O sabes los problemas que podría tener con Lucifer!? ¡Sería divertido verlo en rodillas!

– Le prometí que no se lo diría a nadie, Amaimon – puse la carta en el sobre – Sé un buen chico y trae ese cofre – le señalé el objeto.

– ¿Al menos puedo saber lo que le vas a pedir? – fue por ella mientras yo escribía atrás del sobre.

– Sólo te daré dos pistas de lo que se trata – acabé de hacer la firma – Rin Okumura y el único familiar que todos odiamos.

– ¿Hablas de ese demonio dulcero? – Amaimon trataba de abrir el pequeño cofre – No se abre.

– Te mostraré lo que hay si me la das – me la dio. Yo saqué una llave y la inserté – Es esto... – saqué el pequeño tubo de sangre.

– ¿Y esa sangre?

– Es de una chica que estudia para ser exorcista.

– ¿Por qué tienes un tubo de sangre de ella?

– ¿Recuerdas las pistas que te dije? – se quedó pensando un buen rato hasta que entendió – Vaya, lo captaste rápido.

– ¿¡Puedo verlo de cerca!? – se lo entregué – ¡Increíble! ¡Hasta se nota el veneno! – abrió un poco la tapa.

– No la huelas, ¿sabes qué? Mejor ya dame el tu- – de un abrir y cerrar de ojos, Amaimon se lo tragó – ¡¡Imbécil!! ¿¡Por qué te lo tomaste!? – me aventé hacia él y le quité el tubo.

Atrévete a creerlo (Rin x Lectora)  Donde viven las historias. Descúbrelo ahora