Capítulo 20

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LA CARTA

—¿Qué se supone que diga? —caminé de un lado a otro un tanto nerviosa. Cosas así me sacaban de la poca estabilidad emocional que me quedaba.

—Ya te lo dije; dile que la semana pasada, días antes de mi muerte, me habías prestado un libro de español. Ella te dejará pasar a mi habitación y allí buscarás la carta.

—¿Y si no está en tu habitación? —quise saber, mirándolo.

—Puede que mi madre la tenga en un cajón cerca de su cama.

—Max, es muy arriesgado.

—Perdóname por hacerte pasar estas cosas; si tan solo pudiera hacerlo yo.

Fue entonces donde recordé el bolígrafo caído de Emma, quizás él sí podía buscar esa carta y entregármela. Pero no sería conveniente que vieran un papel flotando por el aire. Así que respiré profundo y me armé de valor. Podía con esto, solo tenía que hacerme la que no sabía nada, la que sólo iba por su libro de español.

—Está bien, estoy lista.

Caminamos hacia su casa, era grande y había un buzón en la entrada. Toqué el timbre y esperé a que alguien me abriera.

—Mi madre o Rosa tendrán que abrir. Mi padre no está así que solo están ellas dos.

Segundos después la puerta se abre, es la madre quien me atiende. Su cabello está corto, tiene algunas arrugas en su cara y ojeras también. Noté un pequeño hematoma cerca de su ojo derecho, casi desvaneciéndose. Entonces recordé lo que Max me había contado.

—¿Si? —me preguntó.

—Hola —carraspeé— soy Nisha, amiga de Max.

—Hola, nunca te había visto por aquí, pasa —me sonrió. Eso hice, pasé, Max venía detrás de mí.

—En realidad somos... digo, éramos compañeros de clases —le expliqué, sintiéndome un poco nerviosa— antes de que... pasara lo qué pasó le había prestado a Max mi libro de español para que estudiara un poco —mentí, era malísima mintiendo y siempre me equivocaba con las palabras.

—Tranquilízate, Nish, hasta yo puedo notar tu nerviosismo. —me dijo Max.

No sabía qué era lo que me ponía nerviosa, si estar aquí, mentir o estar con su madre y decirle mentiras sobre su hijo. Ella lo extrañaba, se notaba lo débil y vulnerable que se veía. Lo pude notar porque cada que digo el nombre de Max ella intenta no quebrarse frente a mi. Si tan solo supiera que su hijo está aquí conmigo justo ahora.

Mis manos empezaron a temblar un poco, pero como Max lo notó, él me tomó de las suyas. Eso me dio un poco de calma.

—Claro, no te preocupes... —creo que quería decir algo más pero no lo hizo, lo dudó— La habitación de Max está arriba, en la primera puerta de la derecha. Puedes entrar tranquila, estaré en la cocina —me dio una ultima sonrisa para después irse por una puerta: a la cocina.

Miré a Max un poco confundida.

—Ella está realmente mal, ¿cierto? —me dijo.

La misteriosa muerte de Max  ✔️Donde viven las historias. Descúbrelo ahora