Capítulo 32

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PIJAMADA


Regresamos a casa, la tarde había sido especial, el hecho de que Max había hecho su primera acción buena y de corazón me llenaba de paz, él estaba cambiando, se estaba transformando en el hombre que siempre imaginé tener. No podía negar que me estaba enamorando de él, todo el tiempo que hemos convivido juntos ha hecho una unión fuerte, tan solo se puede ausentar un poco y ya lo extrañaba, sé que todo lo que sentía era una arma de doble filo, pero no podía restringir mis sentimientos, al menos estando conmigo tenía que valorar ese tiempo.

Emma venía en el asiento delantero con Dalton hablando de cosas que tenían en común, mientras que yo venía en el asiento trasero recostada al brazo de Max. El venía acariciandome el cabello y parte de mi rostro. Dalton era un poco cursi que todo el camino venía poniendo música romántica. En el fondo también me sentía feliz por Emma, verla sonreír, verla contenta. Eso no tenía precio y saber que en la universidad la tienen como rara, tan solo es una chica que ha tentado la mala suerte de convivir con una escoria de padre, pero ella hoy brillaba más que la luna.

Llegamos a mi casa, Dalton seguía hablando con Emma a una distancia muy cercana. Max y yo salimos del auto para esperar a Emma que terminara de hablar con Dalton. No pasaron muchos segundos cuando ellos dos comenzaron a besarse. Max me codeó lanzándome un beso al aire.

—Deberíamos de besarnos también, Nish, ¿no lo crees?—me decía Max levantando una ceja en forma coqueta.

Me tapé la boca con el puño y comencé a reír en silencio. En el fondo obvio quería besar a Max, pero parecería una loca frente a ellos.

Emma se despide de Dalton, al parecer la noche fue más de ellos.

—¡Emma! Que bien te ves, parece que la compañía de Dalton te ayuda.

—No puedo mentirte, Nish, toda mi vida la he pasado encerrada y marginada por mi padre, siempre quise tener un novio, pero él jamás me lo permitió y ahora que pasan estas cosas me emocionan tanto, además Dalton y yo somos casi iguales. Nuestros gustos musicales, de arte, en películas e incluso en comidas. Nada de esto hubiera sido posible sin ti, eres mi mejor amiga.

Nos dimos un cálido abrazo y a espaldas de Emma le hice seña a Max de aprobado con mi pulgar, después de todo en realidad el era quien se llevaba el mérito por haberme contado lo mal que la pasaba Emma y lo que podíamos hacer por ella.

—Vamos, entremos que ya pronto nos iremos a la casa de Jinni.


Estábamos frente a la casa de Jinni, estaban dos autos, uno parecía que era de Loren y había otro lujoso que supuse que era de Daphne. Me sentíria incómoda si en verdad era ella, Emma la había pasado bien como para que Daphne intentara hacer algo malo con ella. Esta vez no se lo permitiría.

Me preocupaba un poco qué dirían ellas de Emma porque también no se puso pijama y en sus brazos y piernas se le notaban las marcas, moretones que le causaba el maltrato de eso que se llamaba ser padre. Conmigo traía una bolsa negra, sería la bomba de la noche, pero que no podía mostrar todavía.

En eso salió Loren a la puerta para recibirnos.

—Pasen adelante chicas—nos hacía seña con sus manos que entráramos.

Cuando pasamos la puerta principal y la luz de la sala nos daba ella pudo notar inmediatamente los golpes de Emma. Se sorprendió y me quedó viendo.

—Tengo que explicarte algo Loren, sé por qué te quedaste así cuando viste a Emma.

—No te preocupes, Nish, ya mucho has ayudado, esta vez yo tengo que hacer las cosas. ¿En realidad quieres saber qué pasa con estas marcas en mi piel, Loren? Estando todas les platicaré un poco—sugería Emma.

La misteriosa muerte de Max  ✔️Donde viven las historias. Descúbrelo ahora