II.IV

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Mingyu regresó a su casa y WonWoo caminó por cinco minutos más después de bajar del tren. Tenía en sus manos una pequeña bolsa con un panquesito que Mingyu le compró como un consuelo por no tener al oso panda, estaba bien, WonWoo estaba demasiado grande como para negarle un peluche a un niño. Suspiró sintiendo sus mejillas rojas, Mingyu le había dicho un par de palabras vergonzosas antes de dejarlo ir, halagos que WonWoo nunca había recibido antes.

"¿Sólo por dejar que un niño tuviera un peluche?" Le preguntó.

"No, solo porque quiero"
Respondió Mingyu sin detener sus palabras.

Llevo una mano a su rostro sintiéndose aún apenado. Una persona tan cariñosa y especial debería de estar con alguien que le regresará todo eso, pero WonWoo solo pudo decir un "está bien" e irse, como un malagradecido, ni siquiera le dió las gracias por el panquesito. Se detuvo en medio de una calle que cruzaba con un callejón, solo para controlar su sonrojo antes de  llegar a casa. Cuando era pequeño le era más interesante ir por las calles estrechas, ahora eran una molestia porque siempre olían a basura.

Escuchó un par de cosas caerse cerca del callejón y giró la cabeza con curiosidad. Había una chica ahí, su cabello negro y lacio caía en su espalda y la falda era la misma que la escuela en la que iba, sus calcetas altas y sus zapatos también eran parte del uniforme, era extraño porque ese día no tenían clases. ¿Una chica con clases extracurriculares? Quizás de algún club, no debía ser importante, o eso pensó hasta que reconoció la silueta.

—¿Suyen? —La llamó intentando acercarse con cuidado, si no era ella lo menos que quería era sorprender a una chica en un callejón, seguramente no sería agradable. —Suyen.

El cuerpo de la chica comenzó a temblar de forma extraña, tan exagerado que parecía convulsionar de pie, su cabello oscuro meneandose de un lado a otro al igual que su falda, ella parecía estar a punto de colapsar. Si fuera un poco más valiente se hubiera acercado, pero no, una de sus piernas retrocedió como si quisiera correr y se detuvo ahí.  La chica no se detuvo en ningún momento, y su temblar era tan agresivo que ahora estaba soltando extrañas arcadas.

Suyen se detuvo de un momento a otro y cayó de rodillas contra el suelo. Pudo haberse lastimado, pero WonWoo no se acercó.

Pasaron varios segundos de silencio.

—¿WonWoo? —La voz de Suyen sonó cansada y rasposa. Ella giró un poco, su cabello despeinado y su rostro se veía como si no hubiera dormido en meses.

—¿Estás bien? —Le preguntó.

—Yo...

La chica giró para vomitar en ese momento, una mezcla de bilis y saliva sin color con extraños hilos rojos. Se preocupó tanto que sacó su celular para llamar a emergencias. Se acercó por fin tocando su espalda. Cuando le respondieron Suyen emitió un sonido extraño.

—¿Cuál es su emergencia? — Escuchó del otro lado de la línea. —¿Hola?

—Mi... Mi amiga... —Su voz tembló, y cuando la mano de Suyen se posó sobre la suya juró que algo se había movido bajo la piel palida de la chica. Ella se giró para mirarlo y le sonrió.

—Estoy bien, WonWoo.

La llamada se cortó.

PARÁSITO -Meanie-Donde viven las historias. Descúbrelo ahora